04 nov 2015

Cambia, todo cambia

“Cambia lo superficial, cambia también lo profundo, cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo”…

Seguramente la mayoría de nosotros conoce esta canción, pero para quien no, les cuento que la letra hace referencia a la serie de transformaciones de carácter ideológico, físico, emocional, etc. que ocurren durante el tiempo. Y claramente, en la vida hay una cosa a la que no le podemos  “hacer el quite” a los cambios.

Desde una perspectiva empresarial, podemos hacer una analogía entre los actos que se deben realizar al interior de todas las organizaciones, puesto que permanentemente debemos trabajar por lo que se ha denominado “el mejoramiento continuo”,  todos los días tenemos que enfocarnos en  hacer las cosas un poco mejor para aumentar la competitividad y para optimizar las relaciones, pero siempre esto, debe ir de la mano con un cambio sustancial.

Pero hay algo que me preocupa, cuando estas modificaciones entran en el área política o religiosa, pareciera ser que los integrantes no se sintieran cómodos con las nuevas propuestas o reglamentaciones, pues en vez de ser partícipes de las mismas, se ha generado un conflicto permanente entre los diferentes actores, obstaculizando así, un proceso y un avance de carácter social.

Hay una frase que dice que “los grandes cambios siempre vienen acompañados de una fuerte sacudida”. De acuerdo a ello- y considerando que los últimos períodos de nuestro país han estado marcados por discusiones relacionadas a las nuevas reformas-  podría decir que al parecer  la mayoría está acostumbrada sólo a “remezones” de carácter natural, puesto que la actitud adoptada por muchos, ante los cambios propuestos por el actual Gobierno no ha tenido muy buena aceptación.

La Reforma Tributaria –necesaria a mi parecer, pero no sé si la más adecuada – marcó el inicio de la serie de cambios que venían de la mano con la actual Administración.  Pese a que no estuvo exenta de polémicas su aprobación, se debe considerar que las mejoras que traerá consigo su implementación en el fortalecimiento de la educación y salud son aspectos que van de la mano con la construcción de una sociedad más equitativa.

Por otra parte, tenemos en curso una importante modificación en lo que respecta al mundo del trabajo, pues la reforma laboral trae consigo transformaciones de gran importancia, que marcarán un antes y un después entre la relación sindicatos  y empresarios.

Y para finalizar, está la iniciativa de una nueva Constitución, que toca aristas que van más allá del mundo al que pertenezco, ya que es un tema  que repercutirá sobre toda la ciudadanía.  Este sería un cambio “histórico”.

Pero bueno, así como nuestras vidas, la historia de nuestro país también ha estado sujeta a una serie de transformaciones de índole social, ideológica, política, religiosa, económica etc. Pero finalmente, estos cambios son  parte de una sociedad que quiere avanzar permanentemente.

Einstein decía, “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Por lo mismo, si nosotros queremos construir un país mejor,  partamos por abrirnos a las reformas y mejorar aspectos que buscan nuevas proyecciones.  Pasemos  “de cambio” y sigamos avanzando, pues de lo contrario la máquina se nos hará más pesada.

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  • Víctor Marcelo Vergara Verdugo

    Una vez leí una conferencia de Michael Dell donde decía que las empresas en su proceso de crecimiento pasaban por etapas. La primera era la etapa del acceso al conocimiento técnico o a las materias primas, luego venía la etapa del orden organizacional y, finalmente, la del desarrollo de las personas. Chile ha pasado de la etapa del conocimiento y la disposición de recursos naturales a la etapa del orden de su economía e instituciones no sin cierto trauma. Sin embargo, el temor, conservadurismo y hasta flojera mental les ha impedido a los grandes empresarios meter a Chile en el mundo del desarrollo de las personas. Se prefiere la comodidad de la mano de obra barata por sobre el riesgo de vender productos elaborados por personal altamente calificado. En vez de liderar las reformas, las torpedean para seguir viviendo en su oficina salitrera.