Atacama quedó bajo el barro, con cientos de casas destruidas, caminos cortados y miles de damnificados.La catástrofe –una vez más- dejó al descubierto lo indefensos y expuestos que estamos ante los diferentes fenómenos naturales.
De inmediato fundaciones, personajes de la televisión y hasta empresas comenzaron a organizar colectas para reunir agua y alimentos. Pero falta algo más: mano de obra, personas dispuestas a ayudar, a ensuciarse las manos desinteresadamente por levantar el norte.
Al igual que el 2014 cientos de voluntarios concurrieron a los cerros de Valparaíso, tras el gran incendio que afectó al puerto, hoy necesitábamos motivar y coordinar a decenas de jóvenes voluntarios hacia Atacama.
La Red de Voluntariado Juvenil de INJUV se hizo cargo de esta necesidad y a través de nuestra web se canalizó a todos los jóvenes que quisieron donar su tiempo y esfuerzo al norte de Chile.
Había que visitar la zona afectada para sentir en carne propia la necesidad de la gente de contar con un apoyo directo, en terreno, en el lugar. Es así, como nos trasladamos a Tierra Amarilla, instalando un centro de operaciones en el Estadio Eladio Rojas en conjunto con la ONEMI con la finalidad de ir en ayuda de los afectados en Copiapó, Los Loros y Antoco.
Desde aquel momento son más de 500 los voluntarios convocados por INJUV que han viajado a dicha zona a realizar diferentes labores, desde limpieza de calles hasta la habilitación de casas que fueron invadidas por el barro.
JóvenesXelNorte, la campaña promovida por nuestro servicio deja al descubierto que nuevamente es la juventud de nuestro país, la que con ímpetu y un gran espíritu solidario, concurre de forma desinteresada a cooperar cuando nuestros compatriotas lo necesitan.
Como organismo, sólo hemos sido un ente canalizador para que la acción de los voluntarios y el envío de ayuda se realice de forma organizada y productiva. El mérito es de aquellos que dejaron su hogar y sus quehaceres para colaborar y tratar de aminorar el difícil momento por el que están pasando nuestros compatriotas en el norte.
Cada vez que enfrentamos una catástrofe, son los jóvenes los que salen de la comodidad de sus casas, toman la pala y comienzan a levantar Chile, sin pensar en recompensas ni aplausos, trabajando por personas que no conocen, sólo buscando la satisfacción enorme que da el ayudar.