Mi abuela me pidió que la acompañara a ver un programa de televisión donde entrevistaban al diputado Iván Fuentes. Este diputado, representante de la Región XI, se hizo muy conocido cuando, en el año 2012, lideró una gran protesta ciudadana en Aysén.
Acompañar a mi abuela en este tipo de actividades, es siempre algo que hago con gusto. A su edad, es difícil saber cuánto tiempo más gozaré de ese privilegio.Mi abuela es una anciana con mucha experiencia. Ella no pretende ser la “jefa de la familia”, pero sí espera ayudarnos a tomar buenas decisiones con sus historias y sus reflexiones.
Iván Fuentes es un pescador con una historia de vida increíble. Es uno de 12 hermanos. A corta edad fue adoptado por una pareja de profesores y seguramente eso fue parte importante en su proceso de formación. Maneja un lenguaje simple, pero es capaz de exponer sus ideas con suma claridad y firmeza. Al escucharlo, rápidamente uno entiende el motivo por el cual se transformó en el líder y vocero del movimiento que mantuvo en jaque al gobierno del Presidente Piñera.
Al final de las protestas, o, mejor dicho, cuando se alcanzó el clímax de éstas, Fuentes no dudó en viajar a Santiago a reunirse con las autoridades, con el propósito de fijar un “punto final” al conflicto, pese a que muchos de quienes dirigían el movimiento pensaban que eran las autoridades nacionales las que tenían la obligación de visitar Aysén. En Santiago, con su simpleza y claridad, cautivó a la opinión pública y obligó al gobierno a plantear soluciones razonables.
Todo esto lo llevó, luego de un proceso de reflexión, a postularse a un escaño parlamentario, lo que logró con la más alta votación de la zona.
Mi abuela, según me confesó luego, ya había visto la entrevista. Ella quería que yo la acompañara y que reflexionáramos juntos. Ustedes ya saben que ella piensa que mi “formación” aún no ha terminado o, al menos, está incompleta. Yo, entretenido como estaba con la entrevista, no me percaté que mi abuela tenía una libreta con preguntas preparadas con antelación.
Terminamos de ver la entrevista y mi abuela me preguntó, ¿qué te pareció?
Abuela. Este diputado es un hallazgo. Contestó de manera simple y directa todas las preguntas; en varias que se podía esperar una evasiva, él respondía con argumentos sorprendentes. Creo que su condición de “sindicalista” le debe ayudar, ya que debe haber estado sometido, a lo largo de su vida, a cuestionamientos y preguntas siempre complejas.
Mi abuela tomó su libretita y me preguntó: ¿te fijaste que el periodista le preguntó cuánto ganaba un diputado? ¿Qué te pareció la respuesta? Por último, ¿tú le crees lo que dijo?
Recordé que el periodista le preguntó por su sueldo y el contestó sin vacilar que recibía 5 millones y medio de pesos, y que además había otros dineros que él no recibía pero que se usaban para pagar a su equipo, financiar sus oficinas y otros gastos.
Abuela. Me pareció una respuesta muy concreta: dijo cuánto ganaba, dijo que era parte de un grupo privilegiado, contó qué hacía con su dinero, contó cuánto trabajaba, habló de sus desvelos. Me pareció un hombre muy sincero y creo que hace tiempo no veía alguien que irradie tanta confianza.
Y, ¿qué te pareció lo que contó respecto a su hijo, que sufre una enfermedad degenerativa? ¿No te pareció que estaba sacando provecho de esa situación?
Abuela. Creo que a su emoción al tocar el tema se agregaba un dejo de vergüenza por llegar a ser “mal interpretado”. Las lágrimas que un par de veces le humedecieron sus ojos me emocionaron, y no tengo dudas de los sentimientos que los recuerdos de su hijo enfermo y también el de sus padres biológicos o adoptivos, le generaron durante la entrevista.
Querido nieto. ¿Recuerdas que hace años te dije que la confianza se construye paso a paso y lentamente?
Así es abuela. De hecho, escuché hace pocos días ese proverbio que nos enseñaste cuando pequeños: “la confianza crece a la misma velocidad a la que crece la palmera, y se pierde a la velocidad con que cae el coco”.
Entonces, ¿por qué confías en Iván Fuentes?
Abuela. Creo que la condición natural es confiar. Su actitud, su forma de hablar, su emoción, el no evitar las preguntas complicadas; la historia de su vida, la forma de referirse a sus seres queridos, todo aquello es lo que me hace confiar en este diputado Iván Fuentes.
Me dio un abrazo. Raro en ella estas muestras de afecto tan espontáneas. Más aún cuando está en esto de “reflexionar” sobre algún tema o concepto complejo.
Abuela, ¿quieres una taza de té?
Pensó unos segundos y me contestó: mira, prefiero una copa de vino tinto.Le serví una generosa porción y la TV empezó a transmitir el programa de noticias.
Apareció en la pantalla la senadora Ena von Baer. Ella es quien pidió dinero a Carlos Alberto Délano. Según recuerdo, el correo que envió al controlador del grupo Penta, es para pagar una “deuda de campaña” de más de 100 millones.
Mientras aparecen las imágenes, me viene a la mente el recuerdo de sus declaraciones previas diciendo que “nunca había pedido dinero a Délano”.
Ahora, la TV la muestra, de madrugada, entrando a la oficina de sus abogados. Luego, al terminar su declaración a los fiscales, dice a los periodistas que nunca recibió dineros y que en su campaña nunca usó dineros ilegales.
Nadie le pregunta si le parece correcto o adecuado haber pedido dinero para pagar una deuda de campaña ya siendo senadora electa.
Mi abuela bebe un sorbo de su copa de vino y me pregunta. ¿Qué te parece lo que declara? Dime querido nieto, ¿cómo habrá pagado su deuda de campaña? ¿Tú le crees lo que dice?
Me atoré con el té que estaba bebiendo y debí salir de la sala. Al regresar, mi abuela se había ido a dormir. Me temo que mañana tendré que contestarle.
Nota: No es un error, yo tomaba té y mi abuela vino tinto.