No es la primera vez que hablamos de la ética necesaria para que el país compatibilice su crecimiento económico con el desarrollo intelectual, emocional y de conductas y comportamientos éticos.
Los hechos conocidos en las últimas semanas acrecientan nuestra preocupación por la continuidad republicana y el buen funcionamiento de las Instituciones. No estoy mencionando términos de tristes presentimientos pero estoy precisando que lo sucedido es lo más grave que le ha pasado a Chile además de la reciente Dictadura, de las guerras y las catástrofes naturales, salvo un elemento muy preocupante.
Es la desaprensión de muchos chilenos que pasivamente creen que todo se va a arreglar con algunas leyes, decretos e investigaciones, que resolverán lo pasado y algunas medidas para prevenir el futuro. Todo en un tono menor, casi con miedo de nombrar personas y hechos y abordar el fondo del tema como una tertulia de club.-
Por desgracia no es así. Es el mayor ataque a la ética Republicana en nuestra vida independiente. Es destruir la base política y ética del Ejecutivo, del Legislativo y empresariado de un capitalismo, elevado en los últimos 50 años, a la categoría de religión.Tal vez la única imagen comparable es la versión bíblica del Vellocinio de Oro que enardeció a Moisés.
En el nombre de la conciencia colectiva abramos los ojos y comprendamos la gravedad de lo sucedido tanto en la profundidad como en la extensión con que ha afectado al país.
¿Hemos reparado en su extensión y volumen?
¿Hemos constatado las áreas afectadas? Es más corto nombrar las que no están destruidas en su Alma Mater, enumerar las que han sido golpeada por esta epidemia. Las conocemos y ni vale la pena contarlas.
¿Es el remedo de los años 1.000? ¿Es el exceso de dinero que mata como una droga?¿O es el capitalismo que nos despoja de toda virtud?
Tal vez varias o todas juntas como razones de los sucedido ¿es inadecuado decirlo así porque produce miedo? Creo que no, porque también hay que encarar la verdad no para asustar sino para concientizar y presionar para cambiar el modelo de vida, la razón del trabajo, la relación entre los hombres y sus comunidades hasta que se entremezclen los justos para vencer a los que sólo tienen monedas en las pupilas o ambiciones desmedidas.
Desde la Escuela de la Universidad para educar desde la infancia hasta la adultez.
De la Educación a la Salud que son de capital de los que no tienen dinero.
Desde el gran negocio hasta la vida del más pobre, porque es la ética la que respalda y sostiene las conductas.
Desde hoy y para siempre requerimos entereza, modestia, misericordia, y honor al trabajo limpio y gratitud con el que así conducen.
Honor al honrado.
Gratitud al que ejemplariza a la juventud.
Chile necesita este llamado y la sanción moral a los que nos envilecen.