Penta+Caval parecieran ser un alud cuyo impacto ha caído con fuerza inusitada sobre el sistema político del país, removiendo intensamente sus estructuras, conmocionando sus partidos y alterando totalmente sus rutinas y debates.
En este cuadro, confuso por momentos, caótico en sus discusiones, recargado de dichos y comentarios bien intencionados unos, maledicentes otros, las fuerzas políticas están exigidas de actuar con rigor, eficacia y seguridad; de modo especial, aquellas que tienen la responsabilidad de gobernar, ya que en sus hombros radica, ni más ni menos, que la conducción del Estado y la buena marcha del país.
Actuar con rigor y prontitud no es hacer o decir cualquier cosa, ni menos puede significar caer en la desesperación. Me explico que haya casos individuales que, ante críticas acidas y algunas mofas inclementes, puedan caer en la angustia y la confusión; pero, los Partidos que gobiernan deben aunar fuerzas y no quedar atrapados en medio de la parálisis o de las descalificaciones vociferantes, aquellas que no dejan de levantarse en estas difíciles encrucijadas.
Un primer paso es no interferir en las investigaciones que se llevan a cabo ni en la labor de los Tribunales de Justicia. Cualquier asomo de un eventual “perdonazo” debe descartarse total y absolutamente. Una cosa como esa no haría más que agravar los problemas y aumentar las dificultades.
Un segundo paso es recoger y apoyar la iniciativa presidencial con vistas a un marco regulatorio que haga frente a las situaciones o carencias legales e institucionales que han posibilitado las irregularidades y actos reñidos con la probidad y la transparencia.
En tal sentido, resulta esencial legislar en:
- Reducir la dieta parlamentaria. Sería posible, sin empobrecer a los congresistas que ésta fuera de seis y no de nueve millones mensuales.
- Reducir el gasto electoral permitido en la ley, cuyo elevado monto provoca la búsqueda de recursos que induce las malas prácticas.
- Establecer una franja radial similar a la de televisión, eliminando los avisos radiales pagados.
- Sancionar con la pérdida del cupo parlamentario al que viola la ley electoral.
- Terminar con la especulación del suelo, dejando la plusvalía por el cambio de los planos reguladores a beneficio fiscal, excepto a las familias asentadas con antigüedad suficiente y comprobada.
El país está a la espera de acciones concretas, ante esa necesidad no hay que confundirse. Los ciudadanos requieren de sus voceros, líderes, partidos y autoridades la capacidad de dar respuesta a las dificultades, lo que está muy lejos de una actitud o conducta de auto descalificación de quienes tienen la responsabilidad de conducir en la esfera política y no de mostrarse confundidos o desorientados por la virulencia que pueden adquirir ciertas expresiones públicas.
En suma, no caer en la tentación de “arrancar p’adelante”, de atacar a las fuerzas amigas o aliadas para escapar de las críticas; no se trata de pensar cada vocero o dirigente político como si se fuera un ciudadan@ más, sino que de actuar con firmeza y responsabilidad para resolver las dificultades y fortalecer la democracia, de esa manera se logrará, efectivamente, poner término a la cohabitación entre los negocios y la política.