Había una vez, en un país imaginario, un partido político, el cual nació para defender la obra de una Dictadura y que su fin era preservar la imagen intachable, según estos, del dictador.
Lo fundó el hijo político de ese Dictador, aquel que fue capaz de concebir una constitución que no fuese democrática y que protegiera los intereses de las personas adineradas de esa nación y/o de aquéllos que a costa de compras a precios irrisorios se hicieran dueños de las empresas del Estado y por ende rico.
Con el tiempo este partido fue creciendo y trató de cambiar, (pero solo para la foto), su manera de pensar. Para ello, sus figuras máximas y los que roncan de verdad, se olvidaron de sus orígenes y le dieron la espalda a la obra del gobierno por el cual nacieron y al cual prendían antorchas en una localidad lejana.
Justificaban su voltereta diciendo que cuando se violaba los derechos humanos ellos no sabían, que cuando sus amigos se hacían ricos comprando, entre gallos y medianoche empresas estatales, ellos no sabían, y ahora que descubrieron todas estas atrocidades, señalan que, si hubiesen sabido a tiempo jamás habrían apoyado a esa Dictadura.
Máxime de esta vuelta de carnero fue cuando un opositor al gobierno totalitario se presentó como candidato a presidente y este partido lo apoyó sin siquiera tener el más mínimo de pudor, en el sentido que este candidato fuese enemigo de varias de las figuras emblemáticas de este conglomerado. Total, pensaban, aun cuando no piense igual que nosotros, podemos llegar nuevamente al poder, y así defender los intereses propios de sus financistas.
Ganaron y dejaron en puestos claves a personas que fueran serviles a sus empresas. Al servir al Estado, estos perdían parte de sus ingresos, puesto que en las empresas de sus amigos ganaban más. Esto no importaba- pensaban- total, algo se les iba a ocurrir.
Y así ocurrió, idearon una fórmula para que se les siga pagando por los servicios prestados o lo que puede prestar en virtud de su cargo. Lo hacían defraudando a su empleador, el Estado, emitiendo facturas o boletas falsas. Es decir, por un lado percibían ingresos del Estado y por el otro lo defraudaban.
Decían que estaban en el poder para sacar a la gente de la pobreza y dar mayores oportunidades a todos y cada uno de habitantes de esa nación, pero en los hechos efectuaban prácticas que perjudicaban a sus gobernados, puesto que como se sabe, al defraudar al Fisco, este recibe menos dinero para realizar entre otras cosas, programas de beneficios sociales.
Para seguir haciendo creer a los ciudadanos de este país que la renovación fuese total, y definitiva los dirigentes de este conglomerado,los amigos del fundador, dieron un paso al costado en las últimas elecciones de directivas, y se puso al mando un dirigente joven, el cual es hijo de un amigo íntimo de aquellos. Sin embargo, este niñito era pariente de empresarios, era socio de una sociedad que daba boletas por trabajos que no realizaban.
No obstante lo anterior, trató hasta último minutos de defender a sus tíos, y ya cuando los hechos no daban para mas, se vio obligado a pedir disculpas, pero estas fueron, tan contradictorias como la vida política de este partido o como decía mi abuelo, fue peor el remedio que la enfermedad.
Pedir disculpas en nombre del partido pero por errores individuales, es tan ambiguo como las explicaciones de una ex vocera, que miente de manera burda y creyendo que los habitantes de este país imaginario son tontos o derechamente imbéciles.
A los que le gusta la política, saben que este partido político siempre ha menospreciado la opinión de la mayoría y a través de subterfugios constitucionales, se las arreglan para vetar de una u otra manera los proyectos y/o leyes que la ciudadanía quiere, con el fin último de perjudicar a aquellos que más lo necesitan
Cualquier semejanza con la vida real es mera coincidencia.