03 may 2015

Los pontífices

Sin duda los hechos que han  ocurrido en nuestro país han mermado la confianza de los ciudadanos, así se reflejan en todas las encuestas.Durante estos meses todos hemos opinado de una u otra forma condenando la relación entre política y negocios.

Llama la atención que las críticas más acidas y derechamente malintencionada vengan de algunos personeros que participaron activamente en la dictadura militar, siendo ministros, directores de empresa, etc. Estos, en una especie de pontificado, usan y abusan de las redes sociales denostando a todas las personas que, de una u otra manera, hayan participado en los gobiernos de centro izquierda, olvidándose o más bien omitiendo que en su pasado fueron parte del gobierno más sangriento que haya conocido la historia de Chile.

Estos pontífices  se erigen con una estatura moral que no tienen, indicando que el clima de nuestro país esta enrarecido (qué duda cabe), que es la peor crisis en la historia del país y por último, que la Presidenta no tiene liderazgo ni coraje.

Respecto de lo primero, el clima esta enrarecido pero no más que durante el tiempo en que Pinochet decía que no se movía ni una hoja sin que él supiera.

La peor crisis. Mentira. La peor fue en el gobierno en que estos “pontífices” participaron, ocupando altos cargos en el organigrama estatal, y derechamente haciendo la vista gorda cuando la muerte, la desaparición o el robo de las empresas del Estado pasaban por sus narices.

De esas mismas empresas fueron directores e inclusos dueños, comprándoselas a un precio vil. Es más, hay personas de la derecha chilena que señalan que los Detenidos Desaparecidos son una mentira y que los exiliados se fueron de este país por su mera voluntad. Además de demostrar ignorancia, muestran su  profunda indiferencia ante el dolor ajeno.

La Presidenta habló- fuerte y claro- y entre las cosas más importantes que señaló, fue pedir perdón, por los hechos que miembros de su familia han efectuado y que la han afectado directamente a e ella y a su gobierno.

Ante ello los pontífices, en vez de quedar satisfechos, indican que este discurso, fue tardío y que ya no sirve. Francamente lo anterior raya lo irrisorio, ellos hablando de tardanza, cuando su líder murió sin decir nada de las muertes, crímenes, etc., cometidos por sus secuaces.

Cabe recordar que en el inicio de la transición cuando se descubrió los llamados “Pinocheques”,  el Dictador, en ese entonces Comandante en jefe del Ejército, acuarteló al ejército, presionando de manera impúdica al Presidente Aylwin para que este caso no se investigara.

Después de aquello, cuando este asunto se intentó reabrir, usando nuevamente a los militares, con boinas negras, presionó a don Patricio para que el proceso se cerrara y así, hasta que el Presidente Frei, aduciendo “razones de Estado” tuvo que ordenar al Consejo de Defensa del Estado para que cerrara el caso definitivamente. Y yo me pregunto dónde estaban esos pontífices, ¿salieron a vociferar justicia y verdad sobre este caso de corrupción?

A fin de que mi opinión no  se entienda  como una defensa ante los casos que actualmente se están investigando, ya que no faltarán los que piensen que esta es para jugar a la teoría del empate, expreso que todos y cada una de los hechos que se encuentra investigando la justicia, deben ser castigados con todo el peso de la ley, sea quien sea el que cometió el ilícito y que tengo como fin únicamente recordar que para criticar se debe tener un pasado a lo menos, sin sombras y no haber sido un cómplice pasivo, como los denominó el presidente Piñera.

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  • Pedro Pagliai

    Tomar la dictadura militar como referencia o vara de comparación para las opiniones sólo tendrá como fin mantener la polarización, el status quo, el empate que el artículo intenta “no expresar”¿habrá otra manera de abordar la temática actual chilena sin la necesidad de aludir a dicho periodo oscuro de la historia de Chile?

    ¿Por qué argüir en contra de los pontífices y darles la dignidad de los pontificados?

    En este círculo -lejos virtuoso- nos movemos a diario. Y sutilmente, la rabia expresada en defensa de la presidenta no deja de ser la misma emoción que no se transforma en una acción diligente por la lucha de los propios ideales. ¿Qué nos propone la crítica o las defensas de trincheras aparte de lo ya conocido?

    Y por último dejo la pregunta abierta. Si los pontífices no tienen altura moral según el autor, entonces ¿quién la tiene?

    PS: es una vieja y arraigada creencia atribuirse el derecho de criticar para quien supone que tiene un pasado limpio de polvo y paja. Demos un paso adelante y pensemos que el hecho de criticar, nos pone en la altura de quien criticamos. No os dais cuenta?