La génesis de varios de los más renombrados grupos económicos chilenos tiene un manto de ilegitimidad que se remonta a las oscuras privatizaciones que llevó adelante la dictadura militar de Pinochet.
Fue común que los administradores de las empresas estatales o los funcionarios civiles de la dictadura, mediante uso de información privilegiada y tráfico de influencias, se apropiaran de empresas públicas o parte de ellas. Muchas fueron creadas con el patrimonio de todos los chilenos, como sucedió con la línea área estatal LanChile o la minera no metálica Soquimich.
En algunos casos, los nombres que se hicieron conocidos con las privatizaciones durante los años 80’, hoy se repiten. Por ejemplo, el ex yerno de Pinochet, Julio Ponce Lerou, adquirió en forma ilegítima el control de Soquimich y amasó una fortuna de varios cientos de millones de dólares. Actualmente vuelve a saltar a la palestra pública con la creación del fraudulento esquema bursátil de las sociedades Cascadas.
Otro caso similar es el Grupo Penta. Sus dueños, Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, construyeron su imperio económico capturando ilegítimamente mediante la privatización el Instituto de Seguros del Estado y hoy se encuentran en el ojo del huracán por los escandalosos fraudes financieros que protagonizan.
La gravedad de los ilícitos que involucran al grupo Penta son de marca mayor. No sólo financiaron en forma ilegal a candidatos presidenciales y senadores de la UDI, sino que además habrían cometido -en forma reiterada y durante varios años- fraudes tributarios de varios millones de pesos.
Pero la ambición de Penta da para más, pues hay antecedentes certeros en la investigación judicial que apuntan a acciones de cohecho, ya que habrían realizado pagos ilegales por 42 millones de pesos al ex subsecretario de Minería, Pablo Wagner, destinados a favorecer al proyecto minero Doña Dominga, de propiedad de Penta.
Estamos en presencia de un grupo económico que ha utilizado su poder dentro de la Unión Demócrata Independiente para instalar a diputados y senadores favorables a sus negocios en el Congreso, y también a ex autoridades, como el ex subsecretario Wagner.
En definitiva, todo hace presumir que el grupo Penta usó el poder político de la UDI para enriquecerse, el cual se acrecentó durante el gobierno de Sebastián Piñera, ya no sólo en forma ilegítima, como acostumbra, sino también en forma ilícita.