Los robos a camiones de valores a metros de La Moneda y desde el interior del aeropuerto constituyen un abierto asalto y desafío a la democracia.
Quienes ejecutaron estas operaciones mostraron capacidad para burlar controles de seguridad en dos de las áreas más vigiladas del país, en centros simbólicos de poder político y económico en cualquier nación.
Actuaron sin dejar rastros ni heridos, llevándose miles de millones de pesos, para fines que desconocemos.
Su fortaleza y profesionalismo operativo es tal que nada hubiera impedido que secuestraran a una autoridad de gobierno, un empresario o cualquier otro ciudadano.
De hecho, ¿cómo escapó la banda que asaltó el camión blindado que estaba a metros de La Moneda en un área de alta congestión vehicular?
Es un golpe grave para el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, responsable de la seguridad interna, quien fungía de vicepresidente al momento del asalto.
En ese marco, no deja de ser irónico que las fuerzas especiales de Carabineros estuvieron desplegadas reprimiendo una legítima protesta de trabajadores bancarios frente al ministerio del Trabajo, cuando este robo era ejecutado literalmente a sus espaldas.
Lo más llamativo de estos asaltos no es su pulcritud operativa, sino su abierta provocación política.
Una banda criminal común probablemente hubiera descartado robar en el aeropuerto y los alrededores de La Moneda, por sus complicaciones operativas. Estos hombres, en cambio, optaron justamente por ese desafío, poniendo el tema de la seguridad en el centro de la discusión política.
Y quizá, como reafirmando que su preocupación no sólo es el dinero, en su huida abandonaron 200 millones de pesos en una maestranza de Conchalí, hasta donde llegaron con el camión blindado secuestrado en el centro cívico.
Todo esto constituye un reto descarado a la seguridad y a sus reponsables políticos y policiales.
Claramente, estos “ladrones” conocen el detalle de la seguridad que rodea a La Moneda y a las empresas de valores. También las formas de actuar de las policías y los equipos de seguridad.Inquietante, sus fines no parecen ser el simple robo.
Ojalá estemos todos equivocados.