Cada 11 de septiembre el país recuerda uno de los hechos más significativos y dolorosos de nuestra historia republicana. El golpe de estado que derrocó por las armas al Presidente Salvador Allende quien, en plena Guerra Fría,fue electo democráticamente en las urnas por un país que clamaba cambios de fondo en nuestra sociedad, polarizada por profundos conflictos sociales producidos por injusticias fuertemente presentes en el orden social de aquella época.Había un pueblo que luchó por tener acceso a oportunidades y transformar su futuro.
Después de ocurrido el quiebre de la institucionalidad democrática en nuestro país, a los dos años, me fui junto a mi familia al exilio dejando mi país natal que sufrió por 17 años una larga dictadura.
Hoy, 11 de septiembre de 2014, cuando se cumplen 41 años de esa imborrable imagen de La Moneda en llamas que dio vuelta al mundo, la historia de Chile vuelve a tomar un espíritu transformador y progresista. Se está instalando un camino para que Chile enfrente las desigualdades y discriminaciones, las brechas entre ricos y pobres.
Estamos volviendo a pensar la política, no solamente desde lo que es posible, sino también desde lo que es justo.
Las palabras de la Presidenta Michelle Bachelet en Sudáfrica fueron clarificadoras cuando planteó que las transformaciones que se están efectuando hoy en Chile son las que soñó el Presidente Allende.Educación de calidad para todos, acceso a una salud digna, leyes laborales que defiendan los intereses de los trabajadores y dignifiquen su vida, así como también fortalecimiento de las empresas del Estado, como pilares sólidos de nuestra sociedad.
Quién iba a pensar que la nacionalización del Cobre efectuada durante el Gobierno de la Unidad Popular, con el acuerdo de todas las fuerzas políticas representadas en el Congreso, iba a tener tantas repercusiones positivas en nuestra sociedad. CODELCO es la compañía que más dividendos entrega al Fisco y que permiten financiar políticas sociales que impactan profundamente entre los más necesitados.
Los sueños son los mismos, pero el país no lo es. Chile ha crecido y se ha desarrollado notablemente, siendo una de las naciones más prósperas de la Región en términos económicos, pero con una distribución del ingreso que nos debiera dar vergüenza.
Aspiramos a tener una sociedad de “clase OCDE”, pero carecemos de sus niveles de cohesión social que se basan en un conjunto de derechos sociales. Las oportunidades y derechos que cada chileno y chilena tenga no pueden depender de su origen, apellido o colegio donde estudió.
Es por esto que hoy es un día tan significativo para Chile, no sólo se recuerda uno de los momentos más oscuros y divisores de nuestro país, sino que también recordamos que el sueño de millones de chilenas y chilenos también se vieron truncados, por un modelo neoliberal, totalitario y dictatorial, que hoy nos dejó como herencia no sólo dolor, sino que también profundas brechas socioeconómicas y culturales que hoy queremos terminar de manera democrática, inclusiva y solidaria.
En este sentido, creemos que es fundamental mirar hacia el futuro, hacia un horizonte de transformaciones que le cambiarán la cara a Chile.Estamos impulsando una educación pública de calidad y gratuita, una reforma tributaria que permitirá recaudar fondos permanentes para gastos sociales,vamos a iniciar un proceso para tener una constitución que surja de un proceso democrático y participativo que nos interprete a todos.
Ese es el Chile que queremos: un Chile que ofrece igualdad y justicia a todos y todas; un País de oportunidades y libertades para que cada cual pueda desarrollarse como persona y, sobre todo, una Patria con paz social y equidad, tal como lo soñó Salvador Allende, hace más de cuatro décadas.