Durante el período anterior en la Cámara de Diputados logramos constituir una Comisión permanente sobre recursos hídricos, desertificación y sequía, que impulsé y presidí.
Lo hicimos convencidos, en primer término, de que el tema del agua es un asunto vital y estratégico para el país, tanto desde la perspectiva del elemental suministro para el consumo humano y subsistencia de pequeñas comunidades y también para el desarrollo de diversos sectores productivos que la usan intensivamente.
Lo hicimos, en segundo lugar, ciertos de que Chile tiene un enorme retraso en la materia.Muchas autoridades y amplios sectores políticos, empresariales y sociales parecen no haberle tomado el peso al asunto.No se aprecia la misma inquietud, por ejemplo, por la energía que por el agua, debido a la percepción de muchos de que este vital elemento es aún abundante. Como consecuencia de lo anterior nuestra institucionalidad es débil, dispersa y precaria en recursos.
Dicha instancia trabajó en forma seria y sistemática, con el interés y responsabilidad de diputados de todos los sectores. Producto de lo anterior se llevaron a cabo investigaciones sobre irregularidades en el uso, que llevó a modificaciones legislativas y también se estudiaron fórmulas acerca de cómo mejorar nuestras políticas.
Asimismo, requerimos a entidades públicas acciones específicas, como fue solicitar a la Dirección General de Aguas, DGA, un estudio acerca de los numerosos servicios y programas del sector público que desarrollan funciones referidas, de uno u otro modo, a los recursos hídricos.
También demandamos de la Contraloría una fiscalización sobre el accionar de la propia DGA en la gestión de los derechos de agua y otras obligaciones.En este último caso, sus resultados, difundidos en los últimos días por los medios de comunicación, comprueban la falta de rigurosidad en el control de las extracciones y deficiencias tanto en la oportunidad como en el orden de muchos procedimientos.
Recientemente hemos logrado que también el Senado constituya una Comisión Especial sobre el agua. Esperamos replicar el buen precedente de lo realizado por la Cámara de Diputados.
Nos mueven dos convicciones básicas. Primero, que es indispensable analizar en forma científica si la escasez de agua que hoy vivimos y que se prolonga en la zona norte por casi una década es un cambio permanente vinculado a fenómenos globales en curso o una contingencia ocasional producto de algún ciclo natural temporal.
Seguir ahondando en ello es fundamental para adoptar decisiones. La inquietud no puede depender de si alguna lluvia ocasional mejora las cosas.
Segundo, procurar que el Estado aborde de una vez el tema de los recursos hídricos con seriedad. No es posible seguir con el nivel de dispersión de acciones públicas que tenemos.
Chile debe contar con una planificación y medidas de largo plazo sobre la materia, modificar la normativa constitucional, legal y administrativa para imponer el bien común a los intereses particulares y generar una institucionalidad acorde a su relevancia, que avance hacia la creación de un ministerio del y recursos Naturales.