Es probable, quizás seguro de que la Comisión Asesora Presidencial en Descentralización y Desarrollo regional, sea una de las más importantes que la señora Bachelet conforma con la finalidad de recibir una propuesta concreta de las demandas que nacen en el seno de las comunidades regionales.
Ésta, a diferencia de la Reforma Tributaria, Educacional, y Electoral (fin al Binominal) no mete tanto ruido, ni causa tanta urticaria en los sectores empresariales, educacionales y políticos, principalmente porque aparentemente no toca las ancestrales prerrogativas o mezquinos intereses de aquellos que molestan hasta la saciedad para que nada cambie.
Debe ser por la impronta que le ha dado su presidente Esteban Valenzuela y equipo. Comisión que está conformada por un 70 % de miembros que precisamente vienen de Regiones. Los que tienen un deber histórico de modificar la actual composición política y administrativa heredada, inconsulta e impuesta por la Dictadura.
En consecuencia, no es más ni menos, que lo que anhelamos como país. Cómo nos vamos a gobernar a partir de las regiones, con la autonomía necesaria que se requiere en los tiempos que vivimos de la era espacial, dejaremos atrás la rueda y la carreta.Pensar el futuro de Chile es una tarea que nos convoca a todos por igual, restarse es un signo de evidente de obtrusionismo.
Para ello inteligentemente se han iniciado los “Diálogos Regionales”. Ahora en Iquique y Valparaíso, posteriormente en todo el largo territorio nacional, auscultando a la base social, sin distinción ni discriminación alguna, lo que lo hace más legitimo.Con la finalidad de llegar con una propuesta consensuada, la que se traduzca en un proyecto de Ley, que no encuentre mayores reparos en el Parlamento, por el contrario un rápido y fácil despacho.
Todo hasta ahí, muy plausible, lo concreto es que tenemos que ser positivos, actuar con humildad y mucho manejo político. A fin de no ‘pisar callos’ innecesariamente si se quiere cumplir el objetivo, para no engrosar la larga lista de Comisiones de Alto nivel que se forman en el papel y los resultados los archivan en los sótanos del olvido, bodegas estas que en La Moneda, no tienen dónde apilar más estudios sobre estudios, inútiles, caros e impracticables.
El primer gran escollo que encuentra la agenda Descentralizadora de Chile, es que no existe espíritu, generosidad, ni disponibilidad de Descentralizar desde el Centro.
Jamás la gran región Metropolitana va a permitir dilapidar hegemonía. Sume a ello que los poderes públicos, llámense ministerios o servicios del aparato del Estado son renuentes a transferir atribuciones que hasta ahora se concentran en muy pocas personas designadas por la autoridad de turno.
Aunque lento va el proceso, partimos ya con la elección democrática de los Concejeros Regionales (CORES), luego seguirán los Intendentes, generados de la voluntad popular de la región. Ya no más autoridades nombradas desde el escritorio capitalino para pagar favores políticos o acuerdos de los partidos gobernantes, algunos que no saben nada de la idiosincrasia local.
Es cierto que la Presidente de la República en su programa de Gobierno prometió la creación de dos nuevas regiones, también es muy cierto que al formar la Comisión señaló que “chiquillos no se pongan muy creativos en esta materia, para arribar a buen puerto.” Clarita en su mensaje.
Apelo entonces a mi derecho a petición, consagrado en la Constitución, la justa demanda para rectificar un error garrafal que hizo el Gobierno de Pinochet, por una pésima ocurrencia del Almirante Merino, unos de los miembros de la Junta Militar, que enorme daño hizo al puerto de San Antonio,por su visceral determinación, cuyas consecuencias las seguimos pagando y onerosamente.
La desanexión de Valparaíso es una necesidad. Descongestionar Santiago y terminar de depender de la V región, un objetivo. Crear la Región del Maipo con las provincias de San Antonio, Melipilla y Talagante, incluyendo las comunas de Casablanca y Navidad, permitirá formar una unidad geográfica acorde a sus potencialidades que históricamente han estado vinculadas entre sí.
Argumentos sobre esta propuesta, que por lo demás, al menos de mi parte, no es nueva, hay muchos y muy variados. Sobre todo porque durante el Gobierno del Presidente Aylwin, logramos obtener recursos, en el presupuesto de la Nación para reconstruir el puerto, destruido por el terremoto del 3 de marzo de 1985. Hecho e inversión que nos permite decir con orgullo, que gracias a sus trabajadores y ejecutivos, somos el primer terminal portuario de Chile. Tarea nada de fácil, muchos viejos esforzados marítimos y estibadores, quedaron en el camino.
Cuando no fue el régimen militar, que asesinó a sus dirigentes, fueron los accidentes o las enfermedades laborales. Por largas y agotadoras jornadas de trabajo cargando sacos en las naves atracadas en los muelles a la orilla del mar, la explotación a este sector es un tema no menor que debe ser solucionado a la brevedad, si queremos seguir siendo un país exportador.
Ningún gobierno quiere desprenderse del Poder. Menos este régimen presidencialista exagerado que tenemos. La mayor concentración la tiene el Ejecutivo y sus Ministerios, cambiar el ADN de estas autoridades, es un desafío enorme, estoy consciente de que así es la cosa, la tarea entonces es remar positivamente para el mismo lado dejando la retroexcavadora a buen resguardo, para que no se espanten ni se opongan los mismos de siempre, desde dentro y desde afuera, de la coalición gobernante.
Es tiempo de regiones, así lo esperamos todos, como también continuar los diálogos a partir de las comunas y provincias, para no caer en el vicio del centralismo regional que tanto sufrimos y criticamos del nacional.