Los medios de comunicación han señalado que los parlamentarios de la Nueva Mayoría están “cerrando filas” con la reforma al sistema binominal, que rige para elegir a nuestros diputados y senadores.
Me gusta que esta sea la reacción de los parlamentarios por los que voté, y que se sumen otros más a esta posición.
Se cierra con ello un doble discurso de mucha gente que ha señalado, con mucha parsimonia que ahora se desmiente, que los parlamentarios de la Concertación se opusieron en el pasado a este cambio de sistema de representación.
Es una buena señal de la política al país, y mejorará la representación de la ciudadanía no solo por la diversificación de opciones que ello representará, sino también porque habrá una mayor proporción territorial en la representación parlamentaria, es decir los votos de los chilenos de distintos territorios pesarán más parecido ahora que antes de la reforma.
Pero la propuesta de la Presidenta tiene otra cara respecto de la que poco se ha dicho y que me parece debiera ser destacada en el apoyo de las fuerzas políticas: las cuotas por sexo.
Soy de los que ha sido crítico de la constitución de los equipos de gobierno, que son menos paritarios que en el primer mandato de la Presidenta Bachelet, pero he ido cambiando de parecer respecto de la responsabilidad de la totalidad de la desproporción.
Hoy estoy consciente que son más responsables los partidos y movimientos que apoyan al gobierno que la propia mandataria. Ello ha quedado reflejado en que a medida que los nombramientos se alejan de la responsabilidad presidencial la desproporción de cargos de uno y otro sexo se acrecienta.
Esto también ocurre en otros espacios de gobierno, como los municipios.
Por eso la otra cara de la reforma electoral es tan importante.Las listas deben tener al menos un 40% de personas de cada sexo.Esto va a obligar a mirar al 50% del país sub representado en nuestras instituciones, aunque tengamos una Presidenta mujer.
Esto es importante en lo doméstico y también en la imagen país: los indicadores de inclusión y equidad, es decir de desarrollo de Chile caen enormemente por esa sub representación de las mujeres en los cargos de representación y responsabilidad directiva.
La reforma electoral que introduce las cuotas va a ayudar a resolver esta inequidad en el sistema de representación del Estado. Un paso siguiente será cuando también ello sea parte de todas las estructuras de dirección colectiva, pero el primer paso que se propone será el más importante.
Quiero ver el apoyo “cerrado” de nuestros representantes.