Esta semana conmemoramos el 32 aniversario del fallecimiento del ex Presidente de la República, Eduardo Frei Montalva.
Su vida es la historia de un estadista de grandes condiciones intelectuales y de un carismático líder que fue capaz de conducir a varias generaciones haciendo posible realizaciones consideradas utópicas en la época que le tocó vivir.
Representó la conjunción entre el pensamiento humanista cristiano, el progresismo social y la fuerza de la emergente clase media de la sociedad chilena.
Su infatigable fe democrática, sus convicciones éticas, su coherencia y creatividad fueron las herramientas bajo las cuales edificó un proyecto político que lleva ochenta años de plena vigencia.
Las interminables crisis económicas que afectaban al país, el evidente retraso en su proceso de desarrollo y las duras condiciones sociales que afectaban a la mayor parte de la población, fueron los factores detonantes para que Frei y sus seguidores pusieran en marcha una verdadera revolución política. Su objetivo fue construir un nuevo orden social para enmendar las grandes debilidades del país bajo el imperio de la ley, la democracia y la libertad.
Pero junto con ello, se propuso dignificar la política, actividad que entendía como un deber moral para fortalecer las instituciones y el Estado, para buscar el bien común y el bienestar de la gente.
Esta especial manera de entender el servicio público, la profundidad de sus convicciones y su incuestionable integridad, fueron atrayendo de manera creciente a la sociedad chilena. Las derrotas iniciales se convirtieron en resonantes triunfos que permitieron a la Democracia Cristiana comenzar a cobrar cada vez un mayor protagonismo en la vida nacional.
Finalmente, y tras un segundo intento, el 4 de septiembre de 1964 la inmensa mayoría de los chilenos llevó a Eduardo Frei Montalva a La Moneda y a la Democracia Cristiana por primera vez al poder.
Una vez en el gobierno, su desafío central fue producir una transformación en que se alcanzara simultáneamente el progreso económico con un desarrollo social vigoroso, sostenido y participativo.
Fue un gobierno de realizaciones y avances concretos: reforma agraria, educación, construcción de habitaciones para los trabajadores, chilenización del cobre, alfabetización para adultos, organización sindical para los campesinos, aumento de las exportaciones, programa de salud, promoción popular, reforestación, salarios concordantes con el aumento del costo de la vida y tantas otras iniciativas, fueron llevadas adelante sin dudas ni transacciones.
El gobierno de Frei fue reconocido y aplaudido internacionalmente. Se perfiló como conductor y líder en asuntos internacionales, diversificó las relaciones de Chile con el mundo, fue el primer Presidente que hizo una gira por Europa e impulsó el esfuerzo más importante de integración latinoamericana como fue el Pacto Andino.
Luego, ya como ex Presidente, vio con alarma el grado de polarización y violencia que afectó al país.
Frente al golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, su posición fue bastante clara desde el primer día. “No somos parte del actual gobierno”, declaró, y no se cansó de aprovechar cada oportunidad que se le presentó para exigir la vuelta de la democracia y el cese de las violaciones a los derechos humanos.
Cuando en 1980 la dictadura convocó a un plebiscito para aprobar una nueva Constitución Política, sin libertades públicas ni registros electorales, Frei no dudó en ponerse al frente de una oposición que recién comenzaba a sanar sus heridas.
Su incuestionable liderazgo, su prestigio internacional y su estatura moral eran un gran peligro para la sobrevivencia de la dictadura.Por eso, y al igual como lo hicieron con miles de chilenos, lo asesinaron cobardemente.
La verdad ya la sabemos. Así consta en la investigación que lleva el magistrado Alejandro Madrid, quien hace cuatro años acreditó la participación de terceros en su muerte.Seguimos esperando que se haga justicia y que los culpables reciban la sanción que la ley establece.
Es un imperativo moral hacerlo, pues se trata del único caso en que un ex Presidente de nuestro país es asesinado por motivaciones políticas y a manos de agentes del Estado. Un hecho de esta gravedad no puede quedar en la nebulosa.
La tarde del 22 de enero de 1982 murió Eduardo Frei Montalva. Dejó este mundo para entrar por la puerta grande a la historia de Chile. Esa puerta que sólo cruzan los hombres de virtud, aquellos que dedican su vida para hacer el bien y servir al prójimo con entereza y dignidad.