La desesperación no es buena consejera. Y el mejor ejemplo es la conducta manifestada por el Ministro Larroulet, quien recurriendo a la antigua y poco eficiente campaña del terror, ha pretendido endosar a la candidata de la Nueva Mayoría los riesgos de eventuales cambios en la economía del país y de las señales de desaceleración, construyendo una realidad ficticia y buscando asustar a los electores.
Cómo se equivoca el Ministro. Y no sólo porque lo que dice no es efectivo, sino porque, además, cree que con ese grito desesperado podrá cambiar el rumbo de las elecciones de este fin de semana, con una maniobra que la gente castiga y reprocha; una acción que hasta los empresarios han esquivado, quitándole el piso al ministro.
Parece, además, que a Larroulet sólo algunas cosas le asustan y preocupan. Nada dijo, hace algunas semanas, cuando su candidata ofreció aumentar el sueldo mínimo a $300.000 sin mediar opiniones de por medio.
Nunca lo escuchamos hablar cuando se denunciaron masivos abusos en las farmacias o en el retail; nunca se ha referido, con la misma fuerza que en los últimos días, a las profundas desigualdades que hoy tienen a nuestro país en una compleja situación social.
Tampoco se ha manifestado sobre las demandas esenciales en materia de educación, salud y reformas laborales. Y, para qué vamos a hablar de la nueva Constitución que gran parte de Chile anhela.
Claro, difícil sería, pues este ministro fue parte del grupo conocido como los “Chacarillas”, quienes acompañaron a Pinochet en un acto solemne de adhesión y compromiso; poco entusiasmo debe tener, claro está, por modificar una Constitución que nace en dictadura. En fin, el tejado de vidrio no es menor.
¿No será, acaso, que en el fondo el ministro está preocupado porque el gobierno de Michelle Bachelet terminará con el lucro y él sigue siendo accionista de la Universidad del Desarrollo?
Así las cosas, lo que hemos visto y escuchado de parte del ministro no es otra cosa que una maniobra articulada desde la Moneda y que sólo ha terminado por enredarlos más. Mala señal de quienes en la desesperación acuden a esta fallida estrategia de la mentira.
La verdad es que cuando nos encontramos ya en la recta final de este proceso eleccionario, y después de un primer triunfo en primera vuelta, bastaría un poco de inteligencia emocional para saber que no es tan fácil confundir a la opinión pública, que no basta con lanzar petardos a última hora para asustar a los ciudadanos.El ministro equivocó el camino.
El programa de Michelle Bachelet, respaldado por la Nueva Mayoría busca que Chile consolide su crecimiento, pero con equidad y justicia social.
Busca avanzar hacia un mayor desarrollo, pero respondiendo las demandas esenciales que aún están pendientes para muchas chilenas y chilenos.
Un Chile más justo, inclusivo e igualitario es posible ministro. Y si la desesperación no es buena consejera, cambie de asesores, o guarde silencio.