No hay drama, ni menos tragedia. Bachelet será Presidenta.
Nadie que haya sacado 25 por ciento en primera vuelta ha sido ganador en segunda vuelta. Ni aquí ni en otros países con sistema de balotaje.
Frei Ruiz Tagle subió de 29 a 48,3 en el 2010 pero tenía dos grandes bolsones disponibles en MEO (que había sacado 20) y Arrate (que había alcanzado casi 7).
Esta vez Matthei, exagerando, puede tener parte importante de Parisi (que sacó 10 y que la calificó seria y reiteradamente de “mala”, utilizando el epíteto más duro de la campaña)…¿y algo más?
¿El menos del 1 del “regionalista” Israel o el menos del 1 del extraño Jocelyn Holt? ¡Porque no soñarán con el voto de Claude en su tercera o cuarta reencarnación!
Claro, se habla (la esperanza nunca muere) que pueden votar los que no votaron o muchos de ellos. Puede ser ¿pero quién asegura que la mayoría de los abstencionistas –cuando han votado más de los barrios altos que de los barrios bajos- votaría por la derecha?
Además –ya es un hecho- la Nueva Mayoría (más, en determinados casos, con Jackson, la diputada Sepúlveda y Boric) es “amplia mayoría” en la Cámara y clara mayoría en el Senado.
¿Matthei gobernaría, sin crisis, con un Congreso claramente opositor, capaz de aprobarle reformas estructurales que ella y la derecha no quieren?
En política no se han visto muertos ni muertas cargando adobes, al menos en cortos plazos.
La duda razonable, a estas alturas, es por cuánto ganará Michelle Bachelet (60 a 40 ó 70 a 30)
Recuérdese que altos dirigentes de derecha, entre ellos Zalaquet, dijeron que era mejor perder en primera vuelta por 20 ó 25 puntos que perder en segunda por 30 ó 40.
Pero el asunto no es sólo ganar. Para encarar cambios estructurales de envergadura se necesita de la Presidencia de la República, del Congreso Nacional y de una movilización, con mayoría progresista de la sociedad civil, de aquella parte de la sociedad que aún no ha penetrado el Estado central o que nunca, por esencia, lo penetrará: universidades, municipalidades, organizaciones sindicales y vecinales, centros de estudios, movimientos regionalistas, movimientos de base de las ciudades y de los pueblos originarios, otros movimientos de la sociedad civil.
Para eso se necesita de MEO, de los que votaron por MEO.
Para eso se necesita de Parisi, de los que votaron por Parisi.
Se necesita del izquierdismo de fuera de la Nueva Mayoría, de los que votaron por Claude y por Miranda, aunque sólo sean, sumados, el 4 por ciento.E incluso del 2 por ciento de Sfeir.
Seamos serios.
El meísmo-parisismo chileno (ese voto más o menos centrista que permanece en la sociedad chilena desde los noventa y que se resiste a votar por la derecha y por el centro DC, el centro socialista y la izquierda socialista-comunista) es del orden del 20 por ciento, bastante más que cualquier partido de la Nueva Mayoría.
Esto es lo que Lenin llamaría “los porfiados hechos”.
¿Por qué no tener con ellos la misma apertura política que en los años 80 y 90 se tuvo con la DC?
¿No teníamos todos –y la DC más- “pifias” democráticas y de trayectoria?
Ahora, inmediatamente, se verá si los estrategas socialistas y los jefes de campaña de Michelle están realmente por la unidad de la izquierda real con el centro real, político y social, y no sólo –como lo ha seguido planteando sin éxito Camilo Escalona- con una caricatura de centro-izquierda que sólo contiene en el Congreso al nuevo social democratismo y la antigua DC.
Hay que llamar a MEO y todo lo que se le parezca.Llamarlos a votar y a coordinarse para los grandes cambios.Pienso que MEO debe saber, en su lucha por una A.C. que no habrá A.C. ni nueva Constitución con Matthei.
Y que Parisi sabrá que no es lo mismo que gobierne “la Señora Bachelet” a que gobierne “La Mala”.
El año 2014 debe ser –ya se produjo el terremoto mentiroso en el Congreso- el año del inicio de los grandes cambios estructurales al nuevo capitalismo recreado por la dictadura y que bien se conserva hasta hoy.
No es una petición de ahogada.
Lo más probable es que Michelle gane en la segunda vuelta, e incluso que lo haga por un margen amplio (60 a 40 por ejemplo).
Es una aplicación coherente de una política de mayorías, esa tan necesaria para avanzar en las transformaciones sociales y económicas.
Llamar a todos, con nombre y apellido, y a los movimientos sociales progresistas.
Al MEO
A Parisi
Al izquierdismo extra Nueva Mayoría (no importa su respuesta)
A los diputados electos que encabezaron movimientos sociales: Jackson, el del sur. Y a los que no ganaron, como Figueroa.
A todos los que no estuvieron con Matthei.