En marzo próximo dejará el gobierno la derecha chilena.
No el poder pero sí el gobierno, lo que no es poco. El poder económico, que es el principal y no es electo, seguirá en manos del capital financiero, del complejo militar, bancario, industrial y comunicacional que domina la Tierra y se refleja en Chile y de unos diez grandes capitalistas “nacionales”, entre ellos el actual Presidente.
La extrema derecha UDI representa al total de ese poder. La naciente “nueva derecha” estará más cercana a los grandes capitalistas “nacionales”. Piñera y su gente se irán de la Moneda y de los altos cargos políticos para no volver con sus sucesores quizás hasta cuándo.¿En otros 50 años, cuando ya no estemos?Ojalá,fue un paso rápido y muy significativo.
No es raro.En los últimos 80 años la derecha ha elegido sólo dos Presidentes y los dos han fracasado sin dejar herederos. Chile es el país que menos presidentes de derecha elige.Jaime Guzmán sacó la misma cuenta en los sesenta.
En 1964 –después de seis años en La Moneda con don Jorge Alessandri- la derecha no tuvo herencia directa y los partidos que la representaban –conservadores y liberales- desaparecieron.Surgió el Partido Nacional, que no ganó elección presidencial alguna y fue golpista con Pinochet.
El Presidente Piñera podrá entonces dedicarse a otras cosas. Manejar directamente sus 2.500 millones de dólares, en Chile y en el exterior (los expertos dicen que 50 allá y 50 acá). E intentar desarrollar, desde la oposición y en contacto con personeros de la derecha de la Nueva Mayoría, su proyecto de reemplazo de la vieja derecha pinochetista por una nueva fuerza reaccionaria.
Algo ha avanzado en ello Carlos Larraín. Y algo se ha balbuceado a raíz de los 40 años desde el golpe y de la fracasada candidatura Matthei.
Se irá su primo Andrés Chadwick, que dejará los puestos de poder político en el ejecutivo y en el legislativo, seguramente para ocupar cargos de importancia en la llamada “empresa privada”, que en este caso no son ni pymes ni nuevos emprendimientos. Otros familiares dejarán también La Moneda.
Se irán el ministro Pérez y la ex Ministra Matte, para continuar con sus negocios privados.
Se irán todos los demás, con sus subsecretarios, asesores y otros, que han estado ganando sueldos de hasta 74 millones de pesos anuales, muy superiores a los que se les pagaría, por su especialidad, fuera del Estado.Eso están ganando ciertos asesores económicos y comunicacionales en el ministerio de Economía. (Ver “Chile Transparente”)
Se irá Cecilia Pérez, que no postuló a ningún cargo en el Congreso, soñando con que habría un segundo gobierno RN-UDI.
Se irá Ruiz Tagle, del deporte, para trabajar exclusivamente en sus negocios. Se irán los de Estadio Seguro, que evidentemente han fracasado.
Se irá el inefable Roberto Ampuero, seguramente a abrir una cátedra sobre Neruda u otra personalidad de izquierda de la literatura latinoamericana, no en su Valparaíso que ama sino en EEUU, que ama más.
Se irán los presidentes de la UDI y Renovación Nacional, no porque sean altos funcionarios de gobierno sino porque deberán pagar los costos de la peor candidatura de la derecha en la historia de Chile, sólo comparable a la de 1963-64.
Se irán los intendentes y gobernadores, jefes de empresas públicas y de superintendencias, no se sabe dónde. Peribonio entre ellos.Y el de Valparaíso. Y el conocido ex DC Waldo Mora, que tendrá así una corta temporada en el norte.
Se irán varios embajadores políticos, como Sergio Romero que está en Madrid y Jorge Arancibia que está en Turquía y otros amigos del Presidente saliente, como Pedro Pablo Díaz que está en Australia, Darío Paya que está nada menos que en la OEA y Felipe Bulnes que está en EEUU.
Ah, y Jorge O´Ryan, que está en Berlín y que le aconsejó al Presidente saliente encabezar el libro de visitas a Alemania con una destacada consigna nazi. Esperamos que también lo haga Jorge Edwards, que está en París y que aún no comunica por quién votará en estas presidenciales.
Dirán adiós María Angélica Cristi y Carmen Ibáñez. ¿Qué harán?
Se despedirán también otros personajes del Congreso, como Jovino Novoa e Iván Moreira, que habían hecho nido allí por ser destacados pinochetistas, y se irán precisamente por eso. Tendrá que trabajar Iván Moreira, no más en el Congreso, tal vez en alguna organización de antiguos pinochetistas.
Se irá Joaquín Lavín (padre), que posaba de “mago” de las elecciones, que habrá sido jefe de la peor campaña conocida de la derecha. ¿Dónde? No a la nueva fuerza de Piñera sino a la derecha de Golborne, que si es elegido senador será el contrapunto de don Sebastián y su competidor 2017. Si no dicen otra cosa Parisi, Velasco o Walker.
Parece que no veremos más a Longueira. Y tampoco a Allamand, que puede perder con Zalaquet.
Seguramente tampoco a Evelyn, que puede seguir su vida como la siguió Alessandri Besa, o asesorando grandes empresas, con bajo perfil político, como lo ha hecho Büchi, que como ella no llegó al 30 por ciento.
La ciudadanía, sin sistema binominal por cierto, les habrá dicho la famosa sentencia de don Francisco: yyyy…¡fuera!
¿Cuántos se irían del poder político sin sistema binominal?