Un tema relevante en esta campaña presidencial y parlamentaria es la previsión. Donde quiera que uno va trabajadores y adultos mayores plantean con insistencia la necesidad de abordar el tema de las pensiones.
La realidad actual es angustiosa. Muchos chilenos, después de décadas de trabajo, consiguen jubilaciones promedio de 120 mil pesos lo que, evidentemente, apenas alcanza para subsistir, considerando el incremento de los gastos, particularmente en salud que se motivan en este período de la vida.
Digámoslo claramente. El sistema de AFP fracasó.No fue capaz de entregar pensiones dignas a los chilenos.Por el contrario, se ha convertido en una fábrica de pobres que apenas pueden costear sus necesidades básicas.
¿Por qué fracasó? Por muchas razones.
La principal es que no contaba con elementos solidarios, indispensables. Sólo el sistema previsional chileno estaba formado exclusivamente por capitalización individual.La inmensa mayoría de los regímenes de pensiones del mundo establecen formas de solidaridad, de tal modo que los más jóvenes apoyen a los más viejos y los de mayores recursos a los más postergados.De otro modo, no se puede.
En segundo término, el sistema no estaba diseñado para el mercado laboral actual.Se pensó para un modelo con menor rotación y períodos más breves de cesantía.La realidad es que los trabajadores cotizan apenas poco más de la mitad de sus años de afiliación.
Más aún, la inequidad hace que además, sus imposiciones sean insuficientes, producto de las bajas remuneraciones.Por si fuera poco, para hacerlo atractivo, se dieron el lujo de rebajar la tasa de cotizaciones, lo que ahora se busca revertir.
En tercer lugar, porque no consideró elementos muy relevantes socialmente, como la situación de la mujer. Es un hecho evidente que ésta se ve discriminada porque trabaja menos tiempo, producto de la maternidad y porque sus remuneraciones siguen siendo inferiores a las de los varones, incluso para labores similares.
Por último, la administración ha resultado extremadamente cara. La licitación de los nuevos afiliados incluida en la reforma previsional ha reducido notablemente las comisiones, demostrando que aquéllas que se cobraron en los primeros años e incluso hoy son excesivas. Un gran negocio para unos pocos. Miseria para muchos.
Esto no da para más. Debemos avanzar hacia una reforma profunda que nos permita corregir el sistema previsional y mejorar las pensiones. Michelle Bachelet lo tiene muy claro. Entre las primeras medidas que ha anunciado para su futuro gobierno están tres referidas a la previsión.
La primera es reponer la pensión básica solidaria a todos quienes la hubieran perdido por cambios en su ficha de protección familiar, sin razón aparente.
La segunda es enviar de inmediato el proyecto de ley que crea la AFP estatal.Estamos ciertos que no es la solución definitiva, pero es un paso para abaratar los costos y optimizar los ahorros de los chilenos.
La tercera es que se comenzará un estudio con expertos nacionales e internacionales para una reforma más global al sistema, que permita entregar mejores pensiones.
La ex Presidenta Bachelet tiene credibilidad y fuerza para empujar esta imprescindible reforma.
En su anterior gobierno llevó adelante la mayor transformación del sistema previsional desde su creación. Gracias a ello más de un millón de chilenos – y especialmente de mujeres – tienen hoy una pensión a la que no tenían derecho.