22 oct 2013

Liderazgo y dignidad para el sector público de Salud

Hace algunos días, una vez más la ex Posta Central fue parte de noticias ingratas, también se repitieron escenas similares en otros hospitales donde la situación de espera por cama para hospitalización o solamente para la atención, se ha manifestado crítica. Y en verdad, existen otras evidencias de lo mismo, en distintos escenarios.

Quizás la más poderosa de todas, es la que ha quedado demostrada con el último Estudio Nacional Opinión Pública,  julio – agosto del presente año, del Centro de Estudios Públicos, donde a la pregunta ¿cuáles son los tres problemas a los que debería dedicar mayor esfuerzo en solucionar el Gobierno? la población ha puesto en primer lugar, como no ocurría hace años, la salud junto con la seguridad pública.

También en ese mismo estudio, solo un 14 % de los encuestados opina que el Gobierno actual lo ha hecho bien o muy bien en esta materia.

Ya hemos comentado antes, en esta misma sección, que a juicio nuestro, esto expresa un serio abandono del sector, por su nivel de endeudamiento, una inversión que no ha respondido al esfuerzo que en el se necesita y un per cápita por habitante de FONASA, que corresponde a mucho menos de la mitad que el de la población más joven, más sana y de mejores ingresos que está en ISAPRES. Y desde donde además, se han fugado muchos especialistas.

Entonces lo que observamos, es casi inevitable. Pero en mi opinión hay algo más que agregar.Junto a los desafíos de mayores recursos en el sector público de salud habita también una ausencia de liderazgo, especialmente cuando las difíciles condiciones de su desempeño requieren de una conducción que sea capaz de levantar el orgullo y la dignidad del trabajo en este ámbito.

En estos tiempos esto ha sido escaso, incluso porque ha faltado la capacidad para proveer los cargos de alta dirección pública, ya que en estos tres años, después de haber despedido a casi el total de los altos directivos durante el primer año de este Gobierno, todavía existen 70 cargos con suplencias de un total de 324.

Sin embargo, la falta no es solo por los cargos no provistos, también la carencia se debe a modelos de conducción que no han producido un fortalecimiento de la gestión frente a los servicios y los establecimientos públicos.

En efecto, el autoritarismo y la tecnocracia no son recursos para este sector, definitivamente pueden provocar reducción de conflictos por temor de los trabajadores y de sus dirigentes gremiales, pero no motivan, ni generan cambios. Igualmente, la creación de valor privado, que consiste en producir rentabilidad del capital invertido, no es lo mismo que crear valor público.

La generación de valor público, tiene como base la dignidad de lo público, que lleva consigo la pretensión de respeto. Respeto que no existe cuando se viola esa dignidad, que ocurre cuando ese valor no se reconoce, o solo se hace como una generalidad o retóricamente.También desaparece cuando se humilla, descalificándolos, exponiendo solo sus debilidades.Ninguna identidad en ese contexto puede generar orgullo.

De acuerdo a lo anterior y en las condiciones de trato que ha tenido la salud pública en estos años, podemos afirmar que se ha dañado su dignidad, porque se ha humillado, desconocido su valor y el aporte de muchos de sus trabajadores y trabajadoras que en medio de las dificultades de su desempeño, se han esforzado por responder a las necesidades de una población que ha crecido en sus demandas.

Se ha maltratado el sector público al reducir sus recursos y valorizar el sector privado por sobre el, sin reconocer las desigualdades en que se desempeñan ambos. También se ha producido este efecto con autoridades que han actuado falseando, escondiendo la realidad o haciendo uso comunicacional de los hechos de la salud de la población.

De esta forma, me parece que una de las tareas centrales del próximo período gubernamental, sumado a los esfuerzos que ya se comentan como parte de los y las candidatas a la presidencia, es agregar el desafío de liderar el cambio en los equipos de salud del sector público, desde la situación de indignidad en que ha sido puesto hacia el rescate de su valor como parte de lo público.

Esto requiere de líderes que deben emprender esta tarea desde el primer día del nuevo gobierno; líderes con capacidad de comunicación eficaz, con respeto y apoyo a los equipos, confianza y responsabilidad propia, con su equipo y creatividad. Líderes con capacidad de diseño, de producir comunidades de aprendizaje, de conducción y motivación.

Será difícil avanzar sin estas capacidades instaladas en el sistema, la dignificación del sector público lo requiere con urgencia.

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  • Guillermo Guzmán C.

    Me parece super interesante el abordaje que usted realiza sobre el respeto y la dignidad. Sólo agregar que si continuamos trabajando en un sistema de salud pública carente de mística, aquel ingrediente todo grupo de seres humanos requiere para encontrar sentido y fuerza a sus convicciones. Son altas las energías que se requieren para llegar todos los días a un espacio de trabajo que no cumple con las características mínimas para entregar la medicina del siglo XXI, aquella que ha sido tan esquiva desde siempre, y por el contrario continuar trabajando en condiciones de hacinamiento, falta de recursos y desesperanza al no encontrar respùesta de quienes, se supone, representan el sistema público.

    Me preocupa además que cuando preguntamos a nuestros estudiantes de medicina cuantos estudian por dinero y cuantos lo hacen po vocación, los segundos sean un pequeño puñado del total, de ahí la probable explicación de la alta migración al sistema privado, quién va a trabajar en una choza cuando te ofrecen trabajo en un palacio con todos los recursos para entregar la mejor medicina. Porque tampoco las universidades con escuelas de medicina tienen claros cuales son sus objetivos a corto, mediano y largo plazo, debemos intervenir precozmente en la formación médica para sembrar esa semilla que, según mi apreciación, todo médico necesita como base de sus conductas, la “vocación de servicio público”. Los laboratorios y otras empresas farmaceúticas ya en los inicios de sus formación los comprometen con una marca o nombre dejando de lado el hecho que hoy el acceso depende más del bolsillo de la persona que de la calidad y efectividad del fármaco.
    Me da pena observar como nuestros ministros de salud aparecen visitando en clínicas privadas a enfermos del sistema público, porque seguramente al sistema público “no le alcanza para realizarlos” o “lo hace peor” aunque muchas veces son los mismos médicos que atienden en hospitales públicos durante la mañana, y se colocan corbata para hacerlo posteriuormente en el privado y salir en la tele.
    De más esta hablar del escaso gasto per cápita en salud, el insuficiente recurso humano y la carencia en infraestructura del sistema público.
    Si no actuamos ahora, el futuro es la desaparición de este sector, como ocurre en Estados Unidos, y que deja sin salud al 60% de la población, aquella que no puede pagar, porque sus condiciones de trabajo y contratos son paupérrimos, y sin embargo protegidos por el marco jurídico. Es la obligación de todos los sectores intervenir, pero querrán hacerlo?. Ahí la impotancia del liderazgo senor Lastra.

  • Leonel Alexis Fuentealba Alvea

    Estimado Dr. Jorge Lastra, me parece muy interesante su artìculo, y creo toca un problema grave de las sociedades actuales. Te escribo desde Argentina (donde vivo) y donde habìa una excelente Salud pùblica la cual se ha ido perdiendo desgraciadamente, con el pasar de los años. Creo que la razòn de ello es polìtica, ya que esto debe ser una polìtica de Estado, un deber de los gobernantes, darle bienestar a sus ciudadanos, en todos los aspectos como en los paìses màs desarrollados. Es cierto que nuestros paìses de A. latina recièn estàn comensando un desarrollo mas sustentable, pero como bien dices, debe haber un “Liderasgo” para que se oriente hacia una polìtica de bienestar de nuestra sociedad. Lamentablemente al no estar dirigido desde el Gobierno, se impone el poder del que puede pagarlo, es decir salud de calidad para los sectores de mayores ingresos. Creo que a la sociedad que estamos apuntando sea una sociedad mas justa y equitativa y para esto es fundamental la Salud publica de buen nivel para todos. Como bien mencionas y es sorprendente para mi, el problema de la salud, està en las 1er prioridad en Chile, es decir que otros problemas, no estàn tan mal. Creo fundamental para el nuevo gobierno lidere una politica de mejora de la salud pùblica, ya que esta dentro de sus primera prioridades, y que encuentre los equipos que acompañen esta desiciòn,que en definitiva es polìtica, si se decide esta mejora se deben pagar salarios justos a mèdicos, enfrermeras y todo personal de la salud pùblica de manera que se iguale o empareje la privada con la pùblica. En Argentina ha abido una muy mala experiencia y Chile debe, prevenirse de esto. las grandes Org de salud privada (aqui se llaman Medicina prepaga) que se adueñaron del mercado e incluso ellos dirigen el mercado, pagando sueldos muy bajos a todos los trabajadores de la salud, Mèdicos, enfermeras, etc, etc. y la salud publica que era excelente se fue deteriorando en el transcurso de los ultimos 30 años: dsepues de haber tenido 3 premios nobel en medicina, gracias a este apoderamiento de la salud privada por grandes empresas Administradoras de salud, ha decaido todo desde la capacitaciòn en las universidades a la atencion pùblica en hospitales.
    Es por ello que respaldo tu artìculo, ya que es muy importante Liderar desde el estado con gobiernos que realemnet se precoupen de la salud de toda la poblaciòn , asì como de la formaciòn de los equipos que acompañen estas polìticas.
    FELICITACIONES POR EL ARTÌCULO.
    Leonel Fuentealba Alvear

  • Jose Venturelli

    La dignidad, que el autor destaca muy claramente, es uno de los problemas claves en una sociedad. Por supuesto que se trata de la dignidad del colectivo social y de los trabajadores –todos- de la sociedad y sobre el respeto a los derechos fundamentales de un
    pueblo. Esa dignidad, a menos que se violen otros principios sociales y humanos –que en Chile son violados sistemáticamente- no es compatible con el respeto prioritario del lucro que Chile, con su dicta-blanda, mantiene a todo precio, incluido el uso de la represión. La dignidad de un pueblo y de los profesionales tiene mucho que ver con el trato pero también con la posibilidad de poder tener salarios dignos y no tener que estar atrapado en el multi-empleo que, en Chile, determina un trato humillante, impide mantener la calidad profesional por la imposibilidad de mantenerse actualizado en el campo médico y, sobre todo, porque el sistema fomenta el sentido mercenario en que ganar dinero es lo único importante. Es decir, llegamos a la eterna ecuación de que no se es nadie si no se es muy rico. Y esos han sido los “principios” (muy antisociales) de la dictadura y de sus seguidores.

    La salud estos años ha sido regida con sentido gerencial (de gerentes privados): el Ministro de Salud es una persona del campo privado, y de una institución ultraliberal: era director de la Clínica
    Las Condes y, de allí, no puede salir un sentido de equidad para la atención de salud. La pérdida de la calidad (y cantidad) de la atención pese a los nombres de los pryectos emblemáticos han todos beneficiados las ganancias privadas. Esas ganancias han sido invertidas em proyectos por lucro en Chile y, sobre todo en el extranjero.

    Los mal afamados Hospitales Concesionados que promueven hoy son un disfraz pseudo-equitativos. Ya han demostrado ser un fracaso en salud y de costos elevados: al incluir el elemento de lucro, nuevamente, se entra en el círculo vicioso de la mentalidad
    mercenaria que el sistema le impone al país. Estos hospitales, que en otros lados llaman P-3, por ser Private-Public Partnership-, en Inglaterra y Canadá han demostrado no ser mejores sino más caros, menos eficientes y promover una regresión en la calidad de la
    atención de salud, con una pérdida creciente de servicios públicos de calidad. Canadá hay perdido en las dos últimas décadas más de un tercio de los servicios que aseguraban a toda la población en forma gratuita. Gratuita relativamente, porque los impuestos en Canadá son altos y, siendo un país donde predomina en estos años una mentalidad administrativa privatizadora y de muy baja calidad
    social, ultraliberal, aunque con algo más de control social (El Parlamento puede criticar y la sociedad misma se expresa en salud con más vigor que en otros campos).

    La ausencia de libertad de expresión en Chile incide negativamente y permite una regresión de la calidad de atención, salud y fuentes de ingreso para los derechos fundamentales. Se busca paralizar la participación social. Todo eso incide, por supuesto, en la dignidad que un país requiere respetar. Chile no es un modelo democrático ni de equidad y eso impide que la sociedad civil pueda parar las privatizaciones a tiempo. Varios de los Hospitales Concesionados habían sido prometidos como hospitales públicos y luego, en
    las manipulaciones del gobierno con el Parlamento manipulado, fueron cambiadas y reciben enormes ingresos que serán ineficientes, aumentando la inequidad como ya lo sabemos. Hay que incluir
    también el hecho que las grandes áreas que permiten el financiamiento adecuado para el progreso social de un país: cobre, mineras, agua, Hidroeléctricas, forestales, educación, salud y otras, en Chile son privadas y sólo empeoran las condiciones a mejores niveles de vida. Especialmente con salarios miserables que no
    permiten ni siquiera una alimentación adecuada, mucho menos acceso a educación. Los trabajadores, cuando no tienen el derecho a sindicalizarse pierden su dignidad y sus ingresos no mejoran, aunque sí lo hagan las ganancias de los que se han beneficiado con las
    privatizaciones.

    Profesor Emérito de Pediatría, U de McMaster, Canadá.