Si hacemos el ejercicio de observar el presupuesto 2014 planteado por el Presidente a fines de septiembre da cuenta de las dos caras de este Gobierno.
La euforia del discurso sobre eficacia, macroeconomía, seguridad y gestión se contrapone con los altos índices de inseguridad y delincuencia, de la mala gestión, de la nula visión socioeconómica para modificar estructuras que no representan las respuestas eficientes y eficaces de hoy.
Un presupuesto sostenido en parte por el aumento de deuda del PIB no habla de tanta eficiencia y eficacia como dice la oferta de este Gobierno de derecha.
En fin, no solo en el presupuesto observamos las dos caras de la Coalición por el Cambio, que ha sido de descambio ya que cuando el Presidente se compromete con los Derechos Humanos, la UDI y algunos de su partido saltan como víctimas victimarias
A la bipolaridad le queda poco en la política. Este escenario necesita que los trastornos psicológicos se queden en la dimensión de la salud mental y que el arte de gobernar quede en mano de los artistas políticos, de los intérpretes de la realidad que sin dobleces, sin falsos argumentos ni violencia se hagan cargo de la creación de políticas públicas que busquen la equidad que necesitamos.