Hace años, cuando la política se hacía con ideas y con pasión, las Juntas Nacionales de la Democracia Cristiana duraban horas de horas. Sólo en la madrugada, después de oír a oradores de fuste, sólidos, aguerridos, con capacidad de negociación y de llegar acuerdos se concluía la jornada extenuante, pero de gran riqueza.
Hoy la política se hace con un poco de ideas y con mucho, mucho, casi demasiado pragmatismo.Por eso no hay para qué escuchar tanto. Además, los oradores van en retirada y la gente, de la misma forma en que no lee, no tiene paciencia para oír. La asamblea está a tope sólo cuando hay algo importante que decidir o cuando se va a recibir a quien con seguridad presidirá los destinos de la nación a contar de marzo próximo. ¡Ese es el tema, se viene marzo, y hay que mostrarse, para no quedar fuera de la foto!
Pero la Junta nacional no sólo proclamó a quien será nuestra presidenta, Michelle Bachelet; también hubo algo de política, de discusión de ideas y de propuestas.Algo, no mucho, pero algo.
Formo parte de un grupo de demócratas cristianos cada vez más convencidos de la necesidad de un cambio radical. Queremos, buscamos y trabajamos por democracia de verdad, no la que vivimos hoy presa de la élite que siempre ha decidido en el país.
Queremos Asamblea Constituyente, queremos nuevo código del trabajo, queremos poner fin a las AFP, queremos que se ponga coto al abuso de la banca y el comercio, queremos que el PDC “impulse un debate en torno a definir una nueva política pública de conservación, administración, y explotación de nuestros recursos naturales, particularmente del agua, el cobre y el litio, en la perspectiva de la construcción de un modelo de desarrollo conforme a los interés de la mayoría del país, y con respeto a los tratados internacionales como el artículo 169 de la OIT”. Nada de reformas, de acicalamientos. ¡No!
Casi nada de eso salió en los diarios, sólo la aguada versión oficial de una proclamación y punto.Pero fue todo lo contrario.
Las intervenciones de los dirigentes regionales, de los trabajadores, de los DC que hacen que exista partido en todo Chile hablaron de otras cosas: dejaron en claro que los trabajadores no se conformarán con una reforma laboral, que no se aceptarán cambios al sistema de AFP, no.
Tendrán que entender que no queremos más seguir enriqueciendo a los ricos con nuestros ahorros obligatorios; que queremos negociación colectiva de verdad, sindicalización real y que -tal como dijera el vicepresidente de la CUT, Nolberto “Cachorro” Díaz-, trabajaremos para sacar ladrillo por ladrillo, piedra por piedra esta estructura legal que tiene sumido a los trabajadores y trabajadoras en una vida oscura, angustiosa, en la que sólo el amor familiar salva de la desesperanza.
Deben saber, quienes se esmeran por representar a la élite demócrata cristina y que encuentran por lo mismo tribuna en los medios de derecha, que el pueblo DC despertó, y que se ha puesto de nuevo en marcha.
Eso fue lo que realmente pasó en la Junta Nacional de la Democracia Cristiana. No pusieron el concepto Asamblea Constituyente en el voto político, pero está implícito y vivo en la base DC.
Cuando decimos “el PDC apoya, impulsa y promueve una Nueva Constitución Política, construida a través de medios democráticos, participativos y legítimos, en el marco de la institucionalidad del país, que asegure la posibilidad de producir los cambios que la sociedad demanda”,por favor pongan atención a la palabra, participativos, porque la vamos a cobrar.