Eficiencia e innovación eran dos resultados que cabía esperar del actual gobierno. Los opositores podíamos dudar de la voluntad de un presidente de derecha, empresario, de gran fortuna, creador de grandes expectativas, de emprender reformas políticas, promover el diálogo y la participación. Pero no era esperable que su acción fuera escasa en eficiencia e innovación.
La eficiencia de la economía se afectó con el entrabamiento de las inversiones energéticas. Los costos se han elevado y seguirán creciendo , se vislumbra la amenaza de una generación eléctrica insuficiente.
Las inversiones en infraestructura perdieron velocidad afectando los costos y la calidad de vida en las ciudades. No hubo medidas relevantes para mejorar la eficiencia del sector público, al que se llegó menospreciándolo.
Ninguna reforma importante se puso en marcha.Por el contrario, servicios como el INE, SII, Concesiones del MOP, JUNJI se han dañado, mientras la rotación de ministros ha impedido la materialización de políticas serias.
La innovación, motor de la economía moderna, siguió un curso similar, con algunas excepciones menores en CORFO.
La política de formar clusters en torno a las actividades más competitivas, para introducir nuevas tecnologías e impulsar nuevas PYMES fue abandonada.
El Consejo de Innovación se adormeció, soñando que el mercado lo haría solo. Poco o nada se avanzó en formación técnica o en entrenamiento de calidad a los trabajadores. La ciencia y la tecnología no han tenido la prioridad indispensable, y se amenazó incluso con trasladar su manejo al ministerio de Economía.
La concentración económica en grandes empresas y cadenas, que son un reconocido obstáculo a la supervivencia de muchas empresas pequeñas y medianas y un freno a la competencia, lejos de decrecer se ha acrecentado, comprometiendo la mejoría de la productividad.
¿Qué le pasó a éste gobierno? Las demandas de igualdad y participación lo pusieron a la defensiva. No estaba en su esquema enfrentar a una ciudadanía empoderada, y careció de flexibilidad para adaptarse y tomar la iniciativa.
No tenía proyecto y los pendrives que entregó a sus ministros pasaron a la historia.Su concepto de gobernar desde arriba, con criterio empresarial y poco dialogante, más tecnócrata que político, le impidió reaccionar a tiempo, y la visión rígida de la UDI terminó imponiéndose.
La ideología anti estatista de este último partido y la suposición inicial de que la movilización social era una jugada política de la oposición demoró la comprensión de los acontecimientos.
También los obnubiló el bienestar derivado del aumento del precio del cobre y de la expansión de la demanda interna impulsada por el gasto público y la reconstrucción.Algunos creyeron que era un éxito propio cuando en buena medida era una contribución involuntaria de los chinos.
El IPSA es un buen ejemplo, se disparó en 2010, para regresar en 2013 a un nivel incluso inferior al alcanzado a fines del gobierno anterior.
Estas falencias acrecientan los desafíos que deberá encarar el próximo gobierno.No sólo deberá acelerar reformas políticas bloqueadas,pues el Presidente Piñera ni siquiera ha conseguido aprobar el voto de los chilenos en el exterior, a pesar de sus reiteradas declaraciones; está pendiente el reglamento para la elección directa de consejeros regionales, y sin Carlos Larraín no habrían hecho nada por el cambio del sistema electoral, ni que hablar de la Constitución.
También deberá impulsar una reforma tributaria, un nuevo programa en Educación, y además hacerlo con una situación económica más estrecha y muy dependiente del cobre. Falló la derecha en un tema clave para el desarrollo futuro.
Pero tampoco la Nueva Mayoría y los partidos de la Concertación están bien preparados para impulsar con fuerza la innovación y la productividad y pasar a una estructura productiva más diversificada y tecnológicamente superior, sin la cual nuestra competitividad caerá en el mediano plazo. Este es por tanto un desafío nacional, donde un trabajo conjunto de empresarios y trabajadores, universidades y expertos , coordinados por el Estado , es indispensable.
El gobierno de derecha no dio los frutos esperados, ni siquiera en aquello donde aparentaba tener ventajas comparativas. El desafío que viene es aún mayor.