El ex candidato Velasco ha dado a entender que –hoy- no llamará a votar por Bachelet y no integrará el comando de quien ganó con largueza las primarias de la Oposición y del conjunto de las fuerzas políticas que compitieron.
Es una actitud extraña en un miembro destacado de un pacto, que perdió sin vuelta, después de haber sido autorizado por sus pares del pacto a competir sin tener ni partido ni firmas para postular a la Presidencia.
Llama la atención y abre una interrogante, no sobre el desenlace de las elecciones de noviembre sino acerca de a dónde se dirige el llamado “candidato liberal”.
Es el mismo ex candidato que inició su campaña porque “Bachelet no estaba” y que prometió bajar su postulación “si Bachelet volvía” (porque no había diferencias sustanciales entre ellos, según él) y que finalmente fue un competidor “nuevo” y “liberal” frente a una candidata “antigua” y socialdemócrata de izquierda.
Él descubrió sus diferencias en las últimas semanas de la campaña.
Es insólito. Es como si Lagos no hubiera llamado a votar por Frei en 1994, como si Zaldívar no hubiera llamado a votar por Lagos en 2000 y como si Alvear no hubiera llamado a votar por Bachelet en 2006. Como si Gómez no hubiese apoyado a Frei en 2010.
¿Qué quiere Velasco hoy?
No hay otra respuesta que ésta, ¡intentar frenar las propuestas radicalmente reformistas de Bachelet con la presión del “liberal desencantado”, que tiene poco apoyo (un 9 por ciento de la ciudadanía que votó) pero que confía en el respaldo antidemocrático de la derecha de la vieja Concertación y de los grandes medios de comunicación! ¡De la vieja política! ¡De los poderes fácticos!
Los sectores (y personalidades), dizque “moderadas” (más bien de centro-derecha) de la oposición podrán correr ahora a parapetarse detrás de Velasco y a construir el taco más fuerte posible para frenar el progreso de Chile.
Esos sectores –con poca esperanza desde que publicaron hace un tiempo sin pena ni gloria su “De cara al futuro”- sufrieron en las primarias una apabullante derrota.
No sólo “la calle” los derrotó. La gente, la ciudadanía, el pueblo (llámenle como le llamen) se pronunció, por un alto porcentaje, a favor de las reformas más profundas.Las que ellos nunca han apoyado ni apoyan.
Bachelet y Gómez sumaron un 57 por ciento de la votación, mientras Orrego y Velasco llegaron, unidos, a un 15 por ciento, que es mucho menos si consideramos el voto progresista de la DC que tuvo que ir para Orrego por disciplina militante y algún porcentaje, también progresista, que se casó con Velasco por su crítica antipartidaria.Cincuenta y siete contra quince.
Bachelet y Gómez propusieron una Nueva Constitución, una AFP estatal, una educación gratuita, la reforma o el fin de las Isapres, una drástica reforma tributaria y una mano dura contra quienes abusan contra el país y la gente. Por ellos votó una clara mayoría absoluta.
Velasco sacó poco. Ganó a Bachelet en lo que llamábamos “el barrio alto” pero perdió con ella 6 a 1 en el conjunto del país, y él aspiraba nada menos que a la Presidencia de la República, no a una diputación por Las Condes.
Los concertacionistas de derecha, defensores de la Barry, de las Isapres como están, de las farmacias coludidas, del capital financiero, de las AFP privadas, de lo medular de la Constitución de Pinochet, y de eso que ellos llaman “la gobernabilidad”, los que, desde hace unos 20 años, saltaron la línea y se entremezclaron con los poderosos, saben, porque son buenos tácticos, que hoy deben parapetarse detrás de Velasco para impedir el despliegue total del programa ganador.
Después de las elecciones de fin de año, echarán a un lado al “joven librepensador” y verán tras qué parlamentarios echar a andar su “lobby”. Pero eso será no antes de abril.
Martínez lo miró en menos porque no tenía tras suyo “un partido” que ya (¡fíjense!) había tenido ejemplares primarias (¡con sólo 60 mil electores, y 30 mil para Orrego!).
Tironi le comunicó a todos, por El Mercurio, que votaría por Orrego, a pesar que él encuentra a Michelle, como lo dice en El Mercurio, muy parecida a la Sra.Carmen.
Correa hizo votos al cielo (en el que no creía hace poco tiempo) para que él, Velasco, resultara tercero en la Nueva Mayoría, detrás de Orrego, que debía escoltar a Bachelet.
Pero no importa. Ahora todos ellos estarán tras Velasco para frenar la Nueva Constitución, hundir la AFP estatal, jugarse por las universidades privadas , no tocar el capital financiero, seguir defendiendo las Isapres que, según sus voceros, les pagan, (1) y morigerar cualquier reforma tributaria distributiva.
Escribirán hasta malos cuentos para parecer sensibles.
¿Qué nunca antes estuvieron con Velasco? No importa. No se había presentado este panorama nacional en el que la peligrosa línea divisoria pasa entre los que, “locamente” para ellos, buscan más libertad e igualdad (¿se acuerdan?) y los que “como nosotros”, y gente “tan cuerda” como Longueira y Larraín, “nos esforzaremos con todo, haya el gobierno que haya, para mantener el statu quo”.
Sin tomar en cuenta a la candidata, que ya manifestó que ante diferencias en torno al programa ella decidiría.
Y sin considerar, por cierto, a la ciudadanía, el pueblo, la gente.
(1) El Presidente de la Asociación de Isapres, Sr.Caviedes, en entrevista a Cooperativa (2/7/13) transparentó que el lobby de las Isapres lo encabeza, hoy, Enrique Correa.