El año 2009, en plena campaña presidencial, el conocido escritor peruano Mario Vargas Llosa llegó hasta Santiago para expresar su apoyo al entonces candidato de la derecha, hoy Presidente de Chile.Aquella vez, el laureado novelista dijo que era el momento de que la ciudadanía le entregara su respaldo a la derecha luego de veinte años de gobiernos de la Concertación.
Cuatro años han pasado de aquel episodio, período que parece haber sido suficiente para que el Premio Nobel de Literatura se diera cuenta de que ese sector político estaba lejos de ser lo que él creía. Así lo dejó en claro en el artículo que escribió el 2 de junio pasado en el diario El País de España y que ha tenido casi nula repercusión en estas latitudes, pese a que los comentarios que el escritor suele hacer acerca de nuestro país son siempre ampliamente comentados por la prensa nacional.
¿Qué opinó Vargas Llosa? A propósito de la polémica destitución de Arturo Fontaine de su cargo de director del Centro de Estudios Públicos (CEP), señaló que éste fue víctima de la molestia que habría provocado en los financistas de esa institución su excesiva independencia, su decisión de organizar encuentros entre destacadas personalidades de diversas tendencias para debatir acerca de los grandes temas nacionales y que se tomara ciertas “libertades ideológicas” que consideraron inapropiadas para el ideario que ellos creen que debe tener una centroderecha moderna y liberal.
Así es como describe que el detonante que terminó por sentenciar su suerte en el CEP fue su crítica a la política educativa del actual gobierno y que exigiera el cumplimiento de la ley que prohíbe el lucro en las universidades privadas.
En particular sobre este último asunto, el novelista sostuvo que los reparos de Fontaine se debían a que “en un país donde las leyes prohíben explícitamente que haya universidades con ánimo de lucro, muchas instituciones hayan encontrado la manera de burlar la ley haciendo pingües negocios en este dominio. ¿Cómo? Muy sencillamente: alquilando terrenos o vendiéndolos a la Universidad o construyendo los campus universitarios a través de empresas que hacen las veces de testaferros de los mismos propietarios. Las sumas que Fontaine señala que se habrían ganado en los últimos años mediante esta burla de la legalidad (la de la “universidad fabril” la llama) son astronómicas”, indicó.
Por esta razón, cabe recordar, el ahora ex director del CEP no defendió públicamente al ex ministro de Educación, Harald Bayer, cuando fue acusado constitucionalmente. Los empresarios de derecha, que son los dueños de dicho centro de investigación, y que tienen gran influencia en los partidos del sector, no le perdonaron a Fontaine esta manifiesta rebeldía y simplemente lo echaron.
Detrás de estos hechos, el escritor concluyó que aún hay un sector de la derecha que cree que el liberalismo es sólo una receta económica centrada en el mercado y que el progreso es fundamentalmente una empresa económica, convicciones que se han hecho especialmente patentes ante el temor de que la Concertación gane las elecciones presidenciales y parlamentarias de noviembre próximo, en especial por los planteamientos que han realizado algunos de sus precandidatos.
Al respecto, Vargas Llosa advirtió que el miedo está llevando a la derecha a parapetarse en el extremismo y en la “intolerancia de las verdades únicas y dogmáticas, y purgando de sus filas a todos quienes osen discrepar”. Con ello –agregó- le dan la razón a quienes estiman que la derecha “es egoísta, intolerante y autoritaria, que su principal adhesión a los valores democráticos es superficial y de coyuntura, que detrás de la propiedad privada, el mercado libre y la democracia burguesa hay siempre un Pinochet”.
Por último, cita a Héctor Soto, a quien califica como “uno de los más lúcidos analistas chilenos”, el cual –a propósito de este asunto- escribió que el gran mérito de Arturo Fontaine fue “su aporte en términos de modernizar y civilizar a la derecha”. Pese a ello, aseveró que “no la modernizó ni civilizó lo bastante, por desgracia”.
Me he permitido citar textualmente algunas frases del citado artículo, porque coincido plenamente con su autor.
Es bueno que la ciudadanía tenga presente todo esto cuando concurra a votar en las elecciones de noviembre próximo. Las críticas vertidas por Vargas Llosa no son producto de la imaginación de un escritor. Son el fiel reflejo de lo que hemos visto desde hace muchos años.