Más que una publicación técnica, me permitiré en esta ocasión,con la excusa del Discurso Presidencial del 21 de Mayo, hacer una columna de opinión política. Este año es de elecciones y creo que la oportunidad amerita hacerlo así.
Lo hago porque creo que es hora que la gente de centro-derecha demuestre lo orgullosos que podemos estar del gran Gobierno que se ha hecho, dirigido por un mandatario de excepción. Y porque creo que es justo que los chilenos sepan por qué creemos fundamental que uno de sus ex ministros –en lo personal espero sea Andrés Allamand- lo suceda en La Moneda.
Hace tres años me correspondió estar presente en la primera Cuenta Pública del Presidente Piñera. En esa ocasión, el Primer Mandatario pidió al país ser juzgado por sus resultados y no sólo por sus buenas intenciones. Con el discurso de hoy, tres años después, ha demostrado con creces, en forma clara y contundente, lo que sus votantes esperamos al sufragar por él: Chile está hoy mejor que hace tres años en todos sus frentes.
Y eso, definitivamente, no es casualidad.
Una nueva generación de jóvenes chilenos se sumaron al servicio público y su trabajo ha dado como fruto un gobierno responsable y serio que, enfrentado a tiempos muy difíciles -al terremoto, a la crisis internacional y a una serie de demandas sociales postergadas por muchos años- ha logrado hacer un gobierno realizador: me produce orgullo que, pese a la adversidad, se ha conseguido que Chile avance con todos en la construcción de un país mejor, con más oportunidades para todos.
Por cierto, la oposición ha pretendido desmerecer los logros del gobierno. Veíamos, por ejemplo, a la salida de la Cuenta Presidencial en el Congreso como un diputado intentaba, sin éxito, demostrar que la reconstrucción había sido un fiasco. No solo fue desmentido con datos serios y sólidos por el ministro de Vivienda, sino que por una pobladora de Bajos de Mena, en Puente Alto, que lo encaró recordándole que jamás a ellos los han visto en terreno, pero al Presidente sí. Ese compromiso, que la pobladora puede percibir vivencialmente, se refleja en el avance de Chile que está siendo reconocido tanto dentro como fuera de nuestro país, por órganos como la OCDE, el Banco Mundial o Naciones Unidas.
Me produce orgullo ver lo que el Presidente Piñera, su equipo de gobierno y la Alianza han hecho en estos años, a pesar de los tiempos difíciles que han debido enfrentar. Mientras Europa entera enfrenta una recesión durísima, mientras los modelos que la izquierda en Chile quisiera que imitáramos muestran su fracaso para enfrentar la crisis, en Chile hoy hay pleno empleo, con cada vez mejor calidad de los mismos y mejoras sustanciales en los sueldos.
El Presidente hoy no sólo ha hecho una defensa clara y rotunda de su administración, sino también la ruta para los meses que quedan y para el futuro, en muchas materias como seguridad ciudadana, infraestructura, salud, energía, defensa, relaciones exteriores, educación, lucha contra la pobreza, modernización de la política, entre otros ámbitos.
Y lo ha hecho con metas y objetivos concretos, como el kínder obligatorio, el acceso y financiamiento de la atención dental para niños beneficiarios de Fonasa mayores de 12 y menores de 18 años, la reforma al sistema de capacitación o el Bono de Maternidad a todas las parejas que tengan a futuro tres o más niños, para enfrentar el envejecimiento de la población.
Chile debe seguir avanzando y no volver atrás. No se puede perder el rumbo ni menos el ritmo. No da lo mismo crecer al 6% que al 3% como se creció con Bachelet; no es lo mismo crear 800 mil empleos que decir que es imposible hacerlo, como hizo la candidata de izquierda. No es lo mismo para los más pobres de Chile leer letreros de “no hay vacantes” que uno de “hay vacantes”. No es lo mismo para nuestras familias tener 120 mil que 400 mil becas, o pagar un Crédito con Aval del Estado con tasas del 5,6 o de sólo el 2%.
Por eso hay que seguir trabajando, no podemos retroceder. Andrés Allamand nos ha invitado a avanzar y continuar la obra de este Gobierno, agregando una serie de desafíos para hacer mejor a Chile: crear un nuevo pacto político reflejado en un Tercer Acuerdo Nacional, modificando la Constitución de Lagos; profundizar el sufragio ampliándolo a nuestros compatriotas en el extranjero; modernizar la justicia; profundizar la descentralización; combatir los abusos a los consumidores; promover la portabilidad de deudas; asegurar la protección a nuestros carabineros… en fin, tanto por hacer, para seguir en la línea correcta.
En noviembre y diciembre los chilenos tendremos que optar entre volver al pasado o si seguimos progresando.
Espero que la reflexión que hagamos los chilenos sea preguntarnos si nosotros o nuestras familias estamos mejor hoy que durante la Concertación que representará Bachelet. Si la respuesta, como debería ser en la mayoría de los casos, es positiva, será hora de votar dando continuidad al Presidente Piñera.