21 may 2013

El Mensaje que esperamos

Este 21 de mayo el Presidente de la República rendirá cuenta ante el Congreso Pleno del estado administrativo y político de la Nación.Y no será un mensaje presidencial más. Por el contrario, será el último del primer gobierno de Derecha elegido democráticamente en las últimas cuatro décadas.

Más allá de lo que establece la Constitución a este respecto, este es un rito republicano que fortalece nuestra democracia

El escenario no es de los mejores. Un ministro destituido hace algunas semanas; un escándalo mayúsculo por la credibilidad de las estadísticas país; evidentes síntomas del síndrome del pato cojo y un movimiento social que claramente no va a descansar en tanto no vea gestos concretos hacia sus demandas, son sólo algunos de los factores que hacen que el clima político esté crispado.

¿Qué puede esperarse entonces?, gestos de verdadero estadista, de parte de Piñera. Un discurso en que retome el control de la agenda, en que haya, claro está, relevancia para lo que se ha hecho bien y también un reconocimiento claro sobre aquello en que se está al debe.

Si algo ha debilitado la imagen de esta administración es su insistencia en el afán propagandístico, su esfuerzo diario de sostener que en todo ha sido el mejor y que el chileno medio hoy está mucho mejor que hace cuatro años, lo que por cierto choca con la realidad de millones de personas que no sienten lo mismo, dicotomía que termina por bajar la aprobación ciudadana.

Su discurso debe tener sintonía ciudadana, porque –por ejemplo- cuando habla de salud y de millones y millones de dólares en inversión, la realidad indica que en Linares no hay especialistas médicos y que la atención de urgencia no da para más; la realidad indica que pacientes con esclerosis múltiple (patología auge) como Tamara Alarcón Valdés, a veces no cuentan con copaxone, medicamento clave en su tratamiento, porque sencillamente en el Hospital de Linares no hay dinero para comprarlo.

Pero con la misma fuerza que demandamos al Presidente, como oposición y como líderes políticos debemos intentar un ejercicio también, el de reconocer aportes o al menos áreas que se podrán mejorar en un siguiente gobierno. ¿Es justo decir que se ha hecho todo mal?, ¿sirve de algo enfrascarse en la polémica sobre el porcentaje de anuncios cumplidos?

Un país no se construye en uno dos o tres años, sino que en el trabajo de décadas, por lo que decir que la Concertación no hizo nada en 20 años es tan falso como sostener que todo lo hecho por este gobierno ha sido malo.

En este sentido, rescato, por ejemplo, la reducción de 27 a 7 días en la creación de empresas, lo que constituye un buen empuje para emprendedores; los esfuerzos para que los chilenos cambien sus malos hábitos alimenticios y hagan más deporte a través del programa “Elige Vivir Sano”; la promulgación de la Ley de Primarias, una buena iniciativa, que lamentablemente ha tenido muy poco respaldo por parte de la clase política y la ampliación del posnatal parental, donde el trabajo legislativo permitió sacar una muy buena ley, muy superior al proyecto que ingresó y que contrariamente a lo que pregonaron los agoreros de uno y otro lado, no generó mayor cesantía femenina.

Para el final, algunos temas que espero no queden pendientes en este último año.

Uno, la reconstrucción pos terremoto, que avanzó bien en materia de infraestructura y con algo de lentitud en la entrega de viviendas en las áreas urbanas, pero sigue retrasada en la edificación de casas para damnificados de zonas rurales.Necesitamos que el Gobierno busque mecanismos para que el sector privado vaya al campo y haga esta tarea que esperan miles de familias que van a pasar un cuarto invierno sin una solución definitiva.

Dos, la agricultura vive momentos difíciles desde hace ya varias temporadas y en Chillán el entonces candidato Piñera asumió una serie de compromisos que aún no se cumplen. Este 21 de mayo es la última posibilidad para que de verdad se haga justicia con una actividad de vital importancia geopolítica, social y cultural, que tiene problemas con la banca, con el tipo de cambio y con la competencia desleal como ocurre, por ejemplo, ahora con el maíz paraguayo.

Y tres, la educación ha sido el gran dolor de cabeza de este Gobierno. Así lo demuestran cuatro ministros en tres años y miles de estudiantes y diversas organizaciones sociales movilizadas en las calles en busca de una educación gratuita y de calidad. A este fenómeno social, esta administración respondió con el anuncio de una gran reforma educacional que hasta ahora tiene como principal logro una rebaja importante en las tasas de interés a los créditos con aval del Estado, pero ni los proyectos aprobados ni los que están trámite van a cambiar un modelo que ya no responde a las necesidades del país.

Y este 21 de mayo sabremos si este Gobierno opta por la continuidad o el cambio que gran parte de Chile espera.

Ojala tengamos un discurso que responda y fortalezca el rito republicano, que los permita reconstruir una mínima ecuanimidad y que ponga los desafíos del país más allá de los 4 años.

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