14 may 2013

Digamos la verdad y enfrentemos el desafío de ser mayoría

Durante estas semanas hemos sido espectadores de un espectáculo lamentable por parte de casi todos los dirigentes políticos que han preferido el camino del discurso fácil para aparecer criticando la supuesta incapacidad de realizar las primarias parlamentarias que contemplaba la nueva ley.
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En estas líneas quiero afirmar mi satisfacción por ver que aún queda espacio para hacer política de verdad y buscar los acuerdos que permitan cumplir las promesas que se están realizando.

Candidatos presidenciales, dirigentes políticos, parlamentarios, ex dirigentes estudiantiles, pre candidatos a parlamentarios, dirigentes sociales y muchos otros han planteado y/o se han comprometido con realizar las acciones políticas y legislativas que permitan provocar esos cambios.

Profundas reformas en la educación , cambios en el sistema previsional y de salud, transformación de la estructura tributaria acompañada de una reforma que permita una distribución mas equitativa de la riqueza que el país produce, nuevo código laboral, cambios en el sistema político que asegure una mayor participación y representación de la ciudadanía.

Estos son sólo algunos de los compromisos asumidos por los sectores de oposición y representan en forma objetiva los deseos de la inmensa mayoría del país.

Todos los que han criticado la no realización de estas primarias saben perfectamente que para producir esos cambios se requiere de mayorías que hoy no existen y que sólo son alcanzables con acuerdos, unidad y mucho cálculo electoral para tratar de conseguir los doblajes que permitan esas mayorías.

Mucho se ha dicho de una nueva mayoría para lograr ese objetivo.

¿Se pretende alcanzar esa nueva mayoría provocando tan solo una competencia entre la oposición para ver quienes serán los gladiadores de turno, de los cuales uno morirá en el camino? ¿ En honor al César Binominal?

¿Se ha pensado acaso que se le dirá al país el día siguiente de la elección si no logramos esa mayoría porque calculamos mal nuestras formulas electorales, pero nos entretuvimos, eligiendo a esos gladiadores?

¿No será mejor plantear a los chilenos que las primarias tiene sus virtudes en una justa disputa democrática en donde todos los participantes cuentan con las mismas posibilidades, ya que existe un sistema que así lo permite y que esa realidad si bien se da en la competencia presidencial, no se da para nada en la competencia parlamentaria?

¿Porque no hablar con la verdad e indicarle a la ciudadanía que hoy es fundamental buscar esas formulas electorales para potenciar las capacidades de la mayoría de los chilenos que hoy ven nuevamente amenazado el ejercicio de su soberanía por una minoría que busca mantener su derecho a veto y por lo tanto las primarias parlamentarias solo son posibles en función de complementarse con el objetivo de buscar siempre los doblajes?

Ser gobierno es muy importante, pero hay un objetivo mayor y ese es lograr conformar una mayoría que permita provocar aquellos cambios que interpreten a millones de chilenos y que sus defensores superan incluso a los que pueden llegar a formar parte de un gobierno.

A pesar de las lamentaciones y recriminaciones de la mayoría de los dirigentes políticos, creo que este puede ser un momento determinante para asegurar un país diferente.

Se debe tener la capacidad de buscar entendimientos, sacar cálculos electorales, conformar fórmulas, definir estrategias, determinar lugares preferentes y avanzar en un gran acuerdo permitiendo de verdad expresar esa nueva mayoría.

En esa actitud de seriedad y de compromiso responsable con los sueños de la gente los candidatos presidenciales deben ser los primeros en orientar las opiniones y acciones por el camino de la verdad y la sinceridad con un pueblo que puede entender perfectamente que para alcanzar el objetivo no basta con ser mayoría, sino que también se necesita organización, unidad, disciplina, disposición y cálculo para saber implementar las acciones que logren el objetivo. Ese debe ser su rol y no el de aparecer exigiendo algo que ellos bien saben no resulta fácil en un sistema que es perverso.

Es hora que algunos candidatos dejen el camino fácil de criticar en forma tan liviana a los partidos políticos, que mas allá de sus deficiencias son fundamentales para la solidez de la democracia y de la gobernabilidad del propio gobierno que ellos pretenden dirigir.

Ningún candidato o dirigente puede pretender hacer creer a la ciudadanía que todo será posible sin lograr las mayorías.

Sería un gran aporte a ese objetivo que los candidatos presidenciales de la oposición en forma conjunta y unitaria invitaran al país a implementar con decisión un camino de serenidad y disciplina política que nos lleve al triunfo total en noviembre próximo.

Por otro lado y en ese contexto, los aspirantes a ser candidatos a parlamentarios deben asumir una actitud personal de ponerse a disposición del bien común compartido y comprometer su candidatura en aquel lugar donde sea más eficiente su participación y no exigir ser candidato donde lo único que logrará será un cambio de cara.

La derecha ha reaccionado y su principal operador ha llegado para evitar que la Democracia se imponga en Chile y las mayorías puedan autodeterminarse. Los cambios producidos en las decisiones de la derecha que manda (la UDI), tienen como objetivo fundamental mantener los empates en el congreso y así asegurar su poder de veto ante la inminente derrota presidencial.

Esta no es una elección más. Acá no está en juego quien administra mejor el actual sistema o quien es más eficiente en aplicar el modelo existente. No elegiremos únicamente un Presidente de la República.

La elección determinante es la parlamentaria, allí se debe lograr ese cambio que la gente exige. De poco sirve ganar la elección presidencial si al mismo tiempo no logramos ganar ampliamente el parlamento chileno.

Esto exige definitivamente una actitud diferente. Ponerse a disposición. Dejar a un lado las pretensiones de indicar el distrito o circunscripción en donde cada uno cree que esta llamado a cumplir casi un rol de iluminación sobre esos electores.

Se debe buscar entre todos, la forma, los lugares, los métodos y las acciones a desarrollar para en conjunto definir como enfrentar la elección parlamentaria y así cumplir con los chilenos con un resultado eficiente.

El desafío es claro. Buscar los acuerdos, conformar una plantilla de candidatos que aspiren a doblar en el máximo de lugares, definir una conducta personal que deje en claro una actitud de colaboración para ser más útil al propósito común y por sobre todo entender que nos necesitamos para alcanzar lo que le hemos prometido a los chilenos.

Ojala que todos los involucrados entiendan que mas que recriminarse por no hacer primarias, la tarea hoy día esta en encontrar los acuerdos y las formulas que nos permitan intentar lograr resultados que puedan darle a Chile la capacidad de gobernarse de verdad y no tan solo vivir el reducido espacio de las primarias que como dijo un ex dirigente estudiantil son un “parche curita” que hoy es insuficiente para sanar la gangrena que significa a la democracia el sistema binominal.

Hagamos política de verdad, dejando a un lado aquellos discursos que solo ilusionan a la gente y practiquemos la faceta más entusiasmante de la política: la capacidad de avanzar en acuerdos que de verdad entreguen una solución al drama de la no participación ciudadana en la construcción de su propio país.

Pongámonos serios y recuperemos la capacidad de ser articuladores, representantes y conductores de los sueños de los chilenos.

Hagamos Política y consolidemos una nueva mayoría parlamentaria.

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  • Benito Sebastián Cáceres Barre

    Estimado Miguel Ángel:
    Dentro de esta forma calculista y matemática de realizar la politica ¿donde
    quedan los intereses y las necesidades de la gente común y corriente?; ¿Qué
    pasa con la desigualdad, la pobreza, la exclusión generada durante décadas a
    través de las mismas políticas sociales creadas para su superación?… Me
    extraña (y me duele) que una persona que tiene estudios en filosofía se haya
    olvidado de lo que realmente significa la democracia y solo esté velando por
    los intereses partidistas que necesitan de la existencia de una mayoría en el
    congreso para legitimar su poder; donde queda la capacidad de innovar y generar
    propuestas que conlleven acuerdos de cooperación política (en el sentido abierto
    de la definición y no en la forma burda de arreglos a medios y fines que se establece en los acuerdos llevados a cabo por los conglomerados políticos). Esa es la clase de política Arendtiana que nuestro país necesita para que el desarrollo sea transversal a todas dimensiones que componen nuestra sociedad y no se estanque en las confrontaciones partidistas de intereses personales. Cordialmente. Un humilde Trabajador Social.