No quiero hacer un juicio ético a la actuación de Laurence Golborne en CENCOSUD el 2006, ni menos en la aún incipiente investigación acerca de su no declaración de patrimonio en Sunford Corp. Pero sí a la defensa esgrimida por él hasta ahora. Espero que se entienda la diferencia. No sé cuál fue de hecho el grado de libertad y conocimiento que tuvo el ahora pre-candidato a la hora de actuar hace algunos años en el aumento de la comisión cobrada por el uso de la tarjeta Más a sus clientes. Menos sabemos los detalles de sus intereses e inversiones en paraísos fiscales.
Lo que sí sabemos son los argumentos que hasta ahora ha utilizado el ex gerente para defenderse.
Creo que voy a decir cosas que para muchos son obvias, pero muchas de estas cosas por obvias, se callan, y por calladas, se olvidan. Y parece que aquí hay varias cosas que volver a recordar. He aquí el análisis de las justificaciones de Golborne.
“Era la ley que regía en ese momento”. El comportamiento ético, en cualquier ámbito de la vida, y los negocios no son la excepción, no se limita al cumplimiento de la ley.Si hay una ley que te impone algo injusto, lo más ético debiera ser el desacato, a no ser que por otra causa convenga no hacerlo.
Por otro lado, si hay una ley que no regula algo que puede ser injusto, como es el caso de lo sucedido en CENCOSUD, lo ético es que la institución o la persona que toma una decisión actúen en base a lo que dicte su conciencia. La ley no exime del discernimiento ético.No exime de la libertad para juzgar qué es lo bueno y lo justo. Lo mismo cabe para su no declaración de intereses en Sunford Corp, con inversiones en paraísos fiscales como las Islas Vírgenes. El argumento de “es que la norma lo permitía”, “sólo se nos exige las sociedades de primer nivel”, no basta.
“Era el gerente, sólo obedecía órdenes del directorio”. Hay dudas importantes respecto a quien tomó esa decisión en CENCOSUD, si el directorio o el gerente.Mientras Golborne responsabiliza al directorio en un primer momento, Paulmann y el actual gerente general han querido hacer ver que la decisión la tomó el mismo Golborne. Más allá de quien tomó la decisión, remitiéndonos al primer argumento del precandidato, este último aparece inaceptable. Nuevamente, una orden de un jefe, no exime de la responsabilidad del juicio moral del subalterno. Hay algunos casos extremos: cuando la orden es dada bajo la amenaza de la muerte si no se cumple…Estamos lejos de ello.
“Yo asumo la responsabilidad de haber recomendado y ejecutado esa práctica”.Luego de las declaraciones de Paulmann y el actual gerente de CENCOSUD, Golborne recula la declaración anterior y asume la responsabilidad de su actuar. ¿Cómo es la cosa entonces? En pocas horas da vuelta la declaración, como si nada, sin reconocer entonces que mintió en la declaración anterior y que él sí participó de la decisión, es más, ¡él la recomendó y ejecutó!
“Era una práctica habitual de la industria y lo que los procedimientos operativos recomendaban”. Ahora la decisión que tomó la vincula no al permiso de la ley, ni a un mandato del directorio, sino a “lo que los otros hacen”, y a lo más recomendado desde el punto de vista “operativo”.
Sin duda, que son elementos a tomar en cuenta de cara a una decisión comercial, pero nuevamente la ética no aparece por ningún lado.Toda su defensa ha sido sumamente débil desde el punto de vista moral. Pobrísima de cara a alguien que está postulando a la más alta responsabilidad en el país.
Lo que Golborne debe aclarar de fondo, es respecto a lo último que ha aparecido, si cree justo y bueno haber declarado esos intereses, más allá si la ley lo requería y si cree justo y bueno tener inversiones en paraísos tributarios con el deseo de no tributar en el país. Y primeramente, respecto a lo de los cobros de la tarjeta Más, si cree que lo que hizo CENCOSUD, más allá de la ley de la época, y de lo que hacía la industria, fue un abuso con miles de personas como ha consignado la Corte Suprema o no. Esto es fundamental para las elecciones.
El mercado de las tarjetas de casas comerciales tiene endeudado de forma angustiosa a miles de personas. Muchas de estas se sienten indefensas ante cobros que nunca se imaginaron que podían tener que pagar. Letras chicas en contratos que ni siguiera para alguien que haya estudiado cursos de finanzas son fáciles de dilucidar. Por tanto no es cosa menor. ¿Cree o no cree que fue un abuso? Si no lo cree, justifíquelo. No con que “lo hacía toda la industria”. No en que “no lo prohibía la ley”, o “lo mandó el directorio”.
Y, si reconoce que fue un abuso, debe examinar su conciencia, y decir si pudo hacer otra cosa o no. Si fue el autor del abuso o un cómplice.