Una de las preguntas más reiteradas que he recibido en estos días es ¿por qué?
¿Por qué insisten en levantar una candidatura presidencial cuando las encuestas les son desfavorables?, ¿Por qué no rendirse cuando algunas figuras destacadas de su propio partido insisten en apoyar a un candidato distinto?, ¿Por qué no mejor intentar negociar una posición privilegiada en el próximo gobierno?
Las respuestas políticas son varias y yo mismo entregaba algunas de ellas a Cooperativa hace un par de días: la campaña está recién comenzando y es en ella que nos jugamos. El lanzamiento oficial de la candidatura de Claudio Orrego se produjo recién el sábado 13 de abril y ya hemos constituido 50 comandos en algunas de las principales comunas del país. 9.500 voluntarios ya se han inscrito para trabajar por Orrego y esperamos llegar a 20.000. Nuestro candidato viaja a reunirse con la Canciller Alemana y luego se despliega por todo Chile.
¿Y las encuestas? Lo hemos dicho hasta el cansancio. En el país del voto voluntario ellas no son el mejor predictor. Lo demostró MEO en las elecciones pasadas. Volvió a quedar claro en las elecciones municipales, cuando Laurence Golborne se quedó “con los crespos hechos” sin poder celebrar en el balcón de Zalaquett. Fue definitivo en las primarias presidenciales demócrata cristianas, cuando la contendora de Claudio Orrego lo superaba por lejos en todas las encuestas que medían conocimiento y apoyo….. y ganó Orrego con un 60% de los votos en una elección que fue un verdadero hito, con 60 mil chilenos – la mayoría de ellos independientes – votando de Arica a Punta Arenas.
Estamos convencidos que hay mucho espacio para crecer. Pero eso no responde, de verdad, el por qué.
Nos jugamos por la candidatura presidencial de Orrego, en primer lugar, porque creemos en la política. Cuando algunos se disfrazan de independientes, denostan a los partidos políticos y/o los esconden bajo la alfombra, nosotros creemos que la política es el ejercicio de mujeres y hombres libres que se sitúan como iguales en la vida pública.
La buena política nos libera de los intereses ocultos, hace posible confrontar a los poderosos y cuestionar el status quo, protege los derechos de las minorías. La candidatura de Orrego es una apuesta por la buena política y por lo tanto también, aún cuando a ratos parezca muy cuesta arriba, por recuperar los partidos políticos para la ciudadanía.
Nos jugamos por la candidatura de Orrego porque, como dijera el mismo Claudio en el discurso con el que agradeció la proclamación de su candidatura por parte de la Democracia Cristiana, “si nosotros callamos, hasta las piedras gritarían”.
Hoy debemos hablar fuerte por aquellos que no pueden hacerlo. Por los niños pequeños que no tienen acceso a la educación pre-escolar, por los jóvenes que tras infringir la ley son abandonados a una existencia de marginación, por las familias que no encuentran siquiera el tiempo para amarse, abrumados por las dificultades de sobrevivir o sostener un nivel de vida razonable, por los trabajadores que tuvieron que ir a paro en los puertos para tener 30 minutos de tiempo para almorzar, por las minorías a quienes se les habla de “reconocimiento”, sin que se alteren las condiciones de trato que reciben, por los chilenos y chilenas que llegan a la vejez y encuentran en ella precariedad, abandono, olvido.
Debemos hablar fuerte también para afirmar que al vivir juntos tenemos no sólo derechos, sino también obligaciones, y que es hora de hablar de ellas.
Chile es mucho mejor que ayer. Es cierto. Pero debe ser mucho más mañana. Y si no nos jugamos por eso hoy, ¿deberemos esperar que otros asuman esa tarea?, ¿cuánto tiempo más habrá que esperar?
Algunos creen que éste es el momento de instalar la alfombra roja para volver a La Moneda. Que es mejor “no hacer olitas” y limitarse a seguir las encuestas.
Nosotros creemos, por el contrario, que las campañas son momentos excepcionales para escuchar, interpelar y ser interpelados, debatir y dialogar. Son el espacio en el que redefinimos los objetivos comunes, llenamos de contenido el espacio público, expandimos nuestra libertad, damos sentido a la convivencia, recuperamos la humanidad para aquellos que la pierden en la lucha diaria por sobrevivir.
Las campañas definen el gobierno que tendremos. Pero sobre todo definen, una y otra vez, la comunidad en la que viviremos y la dignidad que cada uno de sus integrantes tendrá derecho a reclamar para sí.
Ese es el sentido de la candidatura presidencial de Claudio Orrego, y somos cada vez más los que tenemos claro el por qué.