Desde la vuelta a la democracia en 1990 hasta marzo del 2010, podíamos observar una tendencia lenta, pero sostenida, de evolución de la presencia de las mujeres en los espacios de decisión política.
En la primera elección parlamentaria un 2,6% de las electas fueron senadoras y hoy llegamos a 13,1%; de 5,8% en diputadas a 14,2%, así el promedio de parlamentarias es de 13,9% en el 2013. Sin embargo, todas estas cifras son lejanas del promedio regional de América Latina que llega al 22,3% y más distante de la OECD que alcanza el 25% de representación de mujeres.
Un hito fundamental fue cuando Michelle Bachelet se transformó en la primera mujer en acceder a la Presidencia de la República de Chile, el 11 de marzo de 2006. El impacto político se tradujo en el primer gabinete paritario, que se mantuvo entre el 50% y el 45% durante todo su gobierno, y que también abrió la incorporación de mujeres a los distintos niveles directivos de los servicios públicos.Sin embargo, no hubo una mayoría parlamentaria suficiente para sacar adelante una Ley de Cuotas.
Con el primer gabinete del Presidente Piñera pudimos observar cuál sería la tendencia.Se bajaba a un 18% de participación de mujeres ministras, tendencia que no ha sido revertida a la fecha.
Además, en las elecciones municipales del 2012 hubo una disminución de candidatas a alcaldesas en tres puntos: el 2008 alcanzaron un 17,5% y el año pasado bajamos a un 14,4%. A su vez, en el debate sobre la Ley de Primarias durante 2012, el Senador Fulvio Rossi presentó una indicación para “establecer un porcentaje mínimo de participación de candidatas a las elecciones primarias”, pero la Comisión de Gobierno del Senado rechazó incorporarla.
Todas éstas son acciones que dan cuenta que no hemos logrado revertir la tendencia iniciada en 1990, según la cual los hombres siguen ocupando el 80% de las listas de candidaturas. Aún así, seis de cada diez hombres piensan que “la igualdad de género se habría alcanzado”, de acuerdo a la Encuesta Imagen Chile.(Encuesta Internacional sobre Masculinidades y Equidad de Género – UNFPA 2011).
Hoy, Las barreras para acceder a una carrera política en vez de disminuir, aumentan en Chile:
1) No existen mecanismos de acción positiva para promover la incorporación de mujeres. La Ley de Cuotas ha sido rechazada y no hemos logrado siquiera ponerla en discusión.
2) No hay límites a los mandatos en sus reelecciones, cuestión que vuelve a favorecer a los hombres.
3) El sistema electoral binominal –que recientemente fue rechazado cambiar- ha demostrado ser claramente lesivo para las mujeres, como lo demuestran todos los datos electorales.
4) La falta de apoyos financieros, donde su tratamiento está dado más por la búsqueda de transparencia del sistema que por la equidad efectiva entre candidatos y candidatas.
5) La responsabilidad por los asuntos domésticos sigue a cargo principalmente de las mujeres, tanto en el cuidado de los niños, adultos mayores y enfermos.
En este contexto, el Presidente Piñera y la ministra del SERNAM, Carolina Schmidt han presentado un proyecto de ley para incentivar la igualdad de género, que enviarán al Parlamento.
La medida propuesta –que aún no conocemos ya que no ha sido ingresada oficialmente al Parlamento, ni tampoco ha sido publicada por SERNAM- establece que los partidos que cumplan con una cuota mínima de un 20% por sobre el promedio de candidatas mujeres de la última elección equivalente, accederán a dos incentivos financieros suplementarios al que hoy reciben. Este sería un incentivo temporal que se desactivaría cuando se alcance un 30% de mujeres electas por tipo de votación.
Siempre valoraremos las iniciativas que apoyen la mayor participación de la mujer, pero lamentamos que esta propuesta no sea global, y no tenga una mirada más amplia respecto a qué se requiere efectivamente para lograr la equidad de género en Chile, como lo demuestran todas las experiencias internacionales que han promovido mecanismos de discriminación positiva en sus legislaciones.
Hasta ahora, a pesar de las diversas iniciativas tanto parlamentarias como del Ejecutivo, en los gobiernos de la Concertación, por instaurar una Ley de Cuotas, nos hemos encontrado una y otra vez, con el rechazo de los partidos de derecha.
Asimismo, no estamos de acuerdo con las palabras de la Ministra Schmidt en orden a que la elección de la ex Presidenta Bachelet no produjo avances concretos para las mujeres en nuestro país.
Su opinión es mezquina y solo parece una reacción desesperada ante la alta adhesión ciudadana con que cuenta hoy Bachelet. La Reforma Previsional encabezada por la ex Presidenta es un claro ejemplo del cambio que le ha significado a miles de mujeres en nuestro país, y la paridad ministerial que ella estableció, posibilitó que hoy ningún cargo político esté vetado para las mujeres, generando un cambio cultural fundamental para que cualquier mujer aspire a participar en la política cada vez más, incluyendo a la ministra del SERNAM.
Claramente los cambios constitucionales que han venido discutiéndose y planteándose tanto a nivel del mundo político, pero especialmente a nivel del debate de los movimientos sociales y también de la ciudadanía ofrecen una oportunidad para que la igualdad de género se instale en este año electoral.
Una nueva candidatura presidencial de Michelle Bachelet será propicia para que la paridad vuelva a estar muy presente y, nos ayude alcanzar una participación y una representación efectiva de las mujeres en la política en el Chile del siglo XXI.