Ya lo anunciaba Ollanta Humala durante su última campaña presidencial: el objetivo estratégico que tendría su gobierno con respecto a la política fronteriza, sería peruanizar el norte de Chile. Es decir, provocar el proceso inverso a lo conocido como la chilenización que se produjo posterior a la Guerra del Pacífico.
Humala, ex militar de corte nacionalista e impulsor del etnocacerismo, parece comprender bien la importancia geopolítica de su frontera sur con Chile. El instrumento de influencia que utilizaría Humala para dicha peruanización sería el aumento demográfico y de las inversiones peruanas en nuestro país. “Nosotros compremos Arica y demostrémosles a los chilenos que los peruanos tenemos dignidad y la fuerza económica suficiente para comenzar a peruanizar el norte chileno” afirmó Humala en una visita a Tacna mientras era candidato.
Peruanización al 2050
Si bien las palabras de Humala dejaban entrever una posible estrategia peruana, fue sólo hace pocos días que el destacado periodista chileno Tomás Mosciatti confirmó algunas de estas sospechas.
Mosciatti afirmó que tuvo acceso a un informe privado –que se habría filtrado- donde Perú trazaba el objetivo estratégico de seguir acentuando la brecha de desarrollo entre Arica y Tacna, proyectando que al 2050 serían los propios ariqueños quienes pedirían anexión al territorio peruano. Una demostración clara de que los peruanos han puesto oídos a la famosa tesis de “soft power” del académico norteamericano Joseph Nye.
Tan sólo hace un par de décadas, Arica era una ciudad económicamente pujante que concentraba una mayor demografía que Tacna. Sin embargo, desde mediados de los 70 el panorama ha evolucionado inversamente.
En la actualidad, Tacna dobla en población a Arica y evidencia una agitada actividad económica y comercial. Arica, por su parte, es la segunda región de Chile con menos ingresos per cápita.
El auge de la ciudad peruana no es casualidad. Durante los últimos gobiernos, Tacna ha experimentado la política de “fronteras vivas”, recibiendo gran atención del gobierno nacional, lo que hace pensar nuevamente el diseño de un plan. A su vez, desde el 2002 en adelante, Perú ha llevado adelante una reforma descentralizadora que se coronó con la elección democrática de Presidentes Regionales (lo que Chile no ha hecho), lo cual ha dado mayor dinamismo a la zona fronteriza.
La insatisfacción de los ariqueños
Las páginas y páginas dedicadas en la prensa nacional al juicio en La Haya parecen no sobrecalentar el ánimo de los ariqueños, que seguimos conviviendo día a día con peruanos y bolivianos en una ciudad que, por su turismo, su puerto, sus valles y su triple frontera, se hace cada día más cosmopolita.
Es normal escuchar a familiares o amigos decir “es que estamos acostumbrados” cuando se refieren a tensiones políticas y diplomáticas entre ambos países, quitándole todo aire de revanchismo o exaltación.
Donde sí hay insatisfacción y molestia en los ariqueños es en la relación con el Estado chileno. “Lamentablemente el Estado chileno ve a Arica como un cacho” dice Aury Bernal, quien participa de un grupo de bailes andinos. La misma opinión comparte el comunicador radial Marcelo Moreno, quien afirma que “Chile se está farreando Arica”.
A modo de ejemplo, mientras en el Hospital de Arica hay una carencia importante de especialistas, la única opción para una significativa masa de ariqueños es visitar el Hospital de la Solidaridad en Tacna, debido a su bajo costo, diversidad de especialistas y buena calidad. De esta manera Tacna se hace necesaria para la salud de los ariqueños y en muchos otros servicios.
Cuando la población ariqueña es consultada sobre el plan peruano al 2050, es común recibir reacciones como la de Yolanda Yañez, activista por la igualdad de género: “no me extraña. Dado el abandono que tiene Arica, esto se huele hace mucho”.
En la misma línea, la emprendedora Marcela Nangarí se preguntó “¿cuánto tiempo falta para que los peruanos recuperen Arica y el Morro sin desenfundar un arma y bajo ocupación silenciosa? desde mi percepción esto ya comenzó desde hace algún tiempo”. Finalmente, la estudiante universitaria Dayana Hernández nos comenta “ese plan ya se está ejecutando. Es imposible no verlo”.
Aquella es la opinión climática en la ciudad: sensación de abandono y lejanía de parte del Estado chileno. Oportunidad que aprovecha astutamente Perú con su plan de “ocupación pacífica” para ganar influencia geopolítica por medio del “poder blando o poder inteligente”, acuñado por Nye.
Es de esperar que la filtración de dicho informe peruano sea un llamado de atención para las autoridades chilenas, una alerta que los empuje a romper con la inercia de las últimas décadas.
Esto, para que la sensación de abandono de los ariqueños se transforme en una política de Estado para la puerta norte de Chile.