En el devenir de la política chilena, del que no escapa nuestro partido, la Democracia Cristiana, ha ido surgiendo un sentimiento cada vez más amplio y cada vez más fuerte.Este sentimiento es el privilegio de la juventud y su esfuerzo en todo el ámbito de la economía, social y financiero chileno.
Esto tiene una contrapartida obligada que es la pérdida de vigencia de los sectores etáreos adultos y por supuesto la pérdida de vigencia de aquellas personas de mayor edad de nuestra curva etárea. Es un signo de vitalidad que respaldo plenamente. Esa interacción aunque contraviene las viejas conductas de las sociedades orientales que día a día ratifican su respeto a la vejez, buscando de esta forma lograr el equilibrio entre el vigor de la juventud y el saber de la senectud.
Hace meses nuestro partido le brindó un homenaje a Renán Fuentealba Moena, que a sus años aún trabaja en su profesión y es líder de muchos que por años lo vimos actuar en la presidencia de nuestra colectividad o en el Senado. Siempre claro, preciso, éticamente correcto liderando la visión progresista de la Democracia Cristiana y respaldando a los más jóvenes, aún a costa de sus propias limitaciones en el acceso a los cargos.
Patricio Aylwin Azócar cumplió años en medio de la gratitud y del afecto de sus camaradas. Un hombre que ha ocupado todos los cargos posibles en la política y que hoy aún tiene la lucidez para opinar correctamente, apelando siempre a la libertad y a la democracia en el respeto del humanismo cristiano. Su figura es señera entre los líderes.
Ellos son los símbolos, en el último tiempo para la Democracia Cristiana de los cientos y cientos de grandes viejos y camaradas mujeres que aún son luz en nuestro Partido, pero además nimbados, ahora, de la bondad y tolerancia que sólo la dan los años.
Podríamos nombrar a tantos otros en cada comuna o provincia y en cada rincón o esquina de nuestras ciudades y pueblos. Cada uno o una es una voluntad por el cambio hacia una nueva Patria.
A todos ellos – para no omitir a nadie – nuestro cariño. Cada uno de sus mensajes nos dicen: “Consecuencia doctrinaria, fe en un futuro que se les escapa y limpieza en nuestras vidas”
Sólo un Partido de tan larga trayectoria puede simultáneamente tener estos líderes, ejemplos de juventudes que serán nuestro nuevo rostro en los próximos años.
Honor a los que ya cayeron, respeto fraterno a los aún nos guían y consecuencia a los que nos reemplazarán.