La campaña presidencial se adelantará en los hechos a raíz de las primarias legales que se efectuarán el 30 de junio de 2013, cuatro meses y medio antes de la elección, la cual, luego del cambio aprobado el año pasado, se realizará el tercer domingo de noviembre. Cuatro semanas después sería la eventual segunda vuelta.
Es valioso que el mecanismo de primarias se incorpore a nuestros hábitos cívicos, pero ello plantea altas exigencias a la institucionalidad electoral, en primer lugar enfrentar el problema de la alta abstención registrada en la elección municipal y resolver los errores que se cometieron al implementar la inscripción automática y el voto voluntario. Si la abstención sigue siendo alta y se repiten los errores de la elección municipal, puede erosionarse seriamente la fe pública en los procesos electorales.
Las primarias serán supervisadas por el Servel, que pasará a ser un organismo autónomo, dotado de una nueva estructura. Es de esperar que, en conjunto con el Registro Civil, proceda a depurar el padrón de votantes y a corregir los problemas que se produjeron con las actas de escrutinio.
No fue acertada la decisión de establecer el voto voluntario, pero no se saca nada con llorar ahora sobre la leche derramada. No es aconsejable modificar las reglas a cada rato y, por lo tanto, habrá que probar el voto voluntario en varias elecciones, y luego hacer un balance.
En la práctica, las primarias simultáneas de los bloques de gobierno y de oposición se convertirán en una primera medición de fuerzas, en la que será muy reveladora la cantidad de votantes a uno y otro lado. Es cierto que algunos aspirantes a la Presidencia pueden optar por competir directamente en noviembre, pero la mayoría del país entenderá que la competencia real se inicia en las primarias.
Golborne y Allamand ya están en carrera para disputar la candidatura única de la derecha. Allí saltarán chispas. Carlos Larraín, presidente de RN, ha invitado a inscribirse también a Franco Parisi y al líder del PRI, Adolfo Zaldívar, pero es poco probable que estos acepten entrar a una disputa ya polarizada entre los representante de la UDI y de RN.
En la centroizquierda, lo más sobresaliente es el enorme apoyo transversal que suscita Michelle Bachelet. Pero las primarias deben realizarse de todas maneras porque hay un compromiso al respecto.
José Antonio Gómez está esperando su segunda oportunidad, en tanto que Andrés Velasco confirmó que competirá como independiente (ya fue invitado por la Concertación a designar un representante en el comité preparatorio). Falta que la DC decida si participará o no con un representante de sus filas. También el PC debe tomar una decisión.
El presidente del PS, Osvaldo Andrade, invitó además a Enríquez-Ominami a participar en las primarias, pero él no muestra interés alguno. No solo eso. Expresa objeciones de fondo a la democracia representativa.
En un reciente artículo (La Tercera, 8/11/2012), sostuvo: “Sostengo la hipótesis de que estamos asistiendo, en el segundo decenio del siglo XXI, al fin del ciclo de las democracias electorales en cualquiera de las formas de gobierno heredadas del siglo XVIII (…). La democracia electoral está cayendo en una plutocracia de castas que puede sobrevivir durante un tiempo, pero que finalmente tiene que explotar en una crisis sistémica de proporciones, donde la ciudadanía -aún no visualizamos cómo- termine con la representación fiduciaria y las formas elitistas de todos los sistemas electorales, sean estos mayoritarios, mixtos o proporcionales. Parece evidente que de no incorporarse elementos de democracia directa frente al elitismo de la democracia electoral, terminará por succionar todo el aporte y sentido de la democracia misma”.
Se trata de un cuestionamiento de los fundamentos del régimen democrático, cualquiera que sea el sistema electoral que se aplique. No había hablado hasta ahora de lo que llama “el elitismo de la democracia electoral”. Es visible que su desencanto está determinado por el modesto resultado que consiguió su partido en la elección municipal.
De todas maneras, es un hecho que él inscribirá su candidatura presidencial y buscará un acuerdo con la Concertación para elegir por lo menos un diputado.
Las variantes de la demagogia parecen ser infinitas. La más reciente consiste en actuar como intérpretes de los que no votaron el 28 de octubre, pese a que estos pueden haber tenido mil razones distintas para no hacerlo. Tal expresión de politiquería alcanzó su grado máximo en la portada de la revista El Ciudadano, que tituló en portada: “La democracia se fue a la mierda”. Afortunadamente, no ha ocurrido eso, gracias a lo cual esa revista puede imprimirse y circular con entera libertad.
El país necesita que muchos jóvenes se conviertan en ciudadanos activos.Ello implica rechazar la prédica oportunista de los voceros de la abstención y alentar la participación en las decisiones colectivas.
Si las primarias se convierten en un cauce de participación de amplios sectores, pueden aportar aire fresco a la vida política de nuestro país y, consiguientemente, comprometer a millones de chilenos en la elección del próximo Presidente de la República.
Quedará por delante el reto de cambiar el sistema electoral binominal por uno proporcional corregido, y materializar las reformas a la Constitución que deben asegurar que Chile tenga una mejor democracia.