30 oct 2012

¿Indignados, apáticos o pragmáticos?

La impresionante abstención en la elección municipal confirmó sólo una cuestión: los políticos y los partidos hoy no gozan del apoyo de la ciudadanía. No logran cumplir un rol básico de la política: convocar.

Ahora bien, ¿qué hay de fondo en esta desafección?¿Son “estos” políticos los que no convocan, o “la” política, en general? ¿O quizás lo que hubo fue puro pragmatismo? Estas son las tres grandes explicaciones que he escuchado y las tres son plausibles y no excluyentes.¿Cuál prima?

1. “Lo que quiero no está siendo representado”.Eloísa habría interpretado a muchos indignados. Votar es legitimar una clase política que no se hace cargo de las demandas del pueblo. “El modelo ya se acabó”, como dice Mayol, y ya no sirve votar por el “mal menor”. El “voto práctico” ya no cuenta: “Yo no presto el voto”.

Se necesita una alternativa al duopolio vigente que responda al cambio de paradigma.Lo que hay es una feroz crisis de representación. La democracia no está en crisis, es “esta” democracia la que está en crisis. No hay apatía por la política, hay descontento con “esta” política. Son “estos” partidos los que están en crisis.

Es “esta” democracia la que está coludida con el dinero y a los grandes intereses.Ellos financian sus campañas. ¿Verdad? Sí, todo esto verdad, suena bien. Realmente la crisis existe y la desconfianza es alta. Pero ¿cómo explicar entonces la abstención en el votante de derecha? O será, cómo dijo Müller, que tampoco “las ideas del sector han sido representadas”. Suena raro, pero puede ser. O más bien, lo que yo quiero por más que sea dicho por uno u otro candidato, no creo que sea encarnado por ellos. No se trata sólo de ideas, sino de personas. ¡La oferta es mala!… ¿Qué venga la nueva horneada?

2. “No me interesa la política”. No es que mis ideas políticas no estén representadas. Es que simplemente no me interesa la política. Yo vivo con los míos, y que no me molesten. De hecho, “los muy frescos me obligan a ser vocal”, como dijo uno por ahí.

“El niahísmo”, del Chino Ríos, sigue vigente no sólo en esa generación que hoy está entre los 30 y los 40 años de clase media y alta, también tiene presencia en una más justificada apatía y desesperanza que es la de los jóvenes de más alta vulnerabilidad y en las familias más excluidas.Esto es lo que explicaría la abstención transversal. Los políticos no los cautivan, pero en el fondo es la democracia misma la que no los cautiva.

Algunos más matizados dirán “votar en esta elección no importa”. Los candidatos son parecidos, o igualmente malos, o la elección de concejales no es importante.Pero otro dirá “votar no importa”, las cosas no van a cambiar para bien por el lado de la política.Derecha o izquierda, dan lo mismo. Yo igual trabajo (o no trabajo) el lunes. Aquí no se juega nada. ¿Sería una buena o una mala noticia que primara esto? Pésima, sea por desesperanza aprendida, sea por simple individualismo burgués.

3. “Mi voto no importa”. Me interesa quien gane, y si tuviese que votar, votaría por este o este otro. De hecho celebré en la noche que no ganara este y que ganara este otro.Pero la verdad es que ahora como no era obligatorio votar, preferí hacer otra cosa.

No hay nada importante que se esté jugando tampoco. Y, aunque las elecciones importan, mi voto particular, dentro de 70.000 votos, no va a cambiar nada. Ninguna elección se decidió por un voto. El domingo era un día bonito para salir a pasear.Tenía pensado votar, pero se me hizo tarde. Para la otra voy. La de presidente si que es más importante. Por último, me aprovecho que no sea obligatorio.

Algunos que no votaron por que “su voto no importaba”, tenían otras cosas que hacer pero el domingo igual vieron las noticias. Antes, los que ya estaban inscritos, tenían que partir no más, si no, estaba el riesgo que te fueran a buscar. Hoy da lo mismo.No pasa nada.Y, por una rayita más, por una rayita menos, ¿qué importa?Bien, gran triunfo del voto voluntario. Ahora bien, quizás sí quería votar, pero ¿gastar más de $1.000 en transporte para eso?Mi voto importa, pero nunca tanto.No tengo las lucas.

¿Qué primó? ¿La indignación? ¿La apatía? ¿El pragmatismo? ¿Quizás otra cosa?

La respuesta a esta pregunta es urgente antes que nos pongamos a teorizar sobre cualquier cambio político. Bienvenidos los estudios y las encuestas (mientras no sean de El Mercurio y La Tercera). Necesitamos saberlo para actuar. Lo que sí está claro, es que, sea lo que sea, no es bueno que esto vuelva a ocurrir.

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  • http://www.facebook.com/manuel.martinezpardo.9 Manuel Martinez Pardo

    Cuando se habla del término de la dictadura, generalmente se refiere a la derrota de pinochet, primero con el “NO” y luego con la elección del Presidente de Patricio Aylwin, pero ¿Esto significó el término de la dictadura?. Creo que afirmar esto significa subestimar el trabajo político de la Derecha que gobernó con el Tirano. Después de la brutal represión, de la ilegalidad de todos los partidos políticos, del cierre del Parlamento, de un Poder Judicial que perdió su autonomía, había que crear un nuevo orden, una institucionalidad que fue plasmada en el engendro constitucional de 1980 impuesto en un pseudo plebiscito. Los gobiernos de la Concertación han tenido que administrar el País con esta pseudo constitución, que es como una traje hecho a la medida para una dictadura de la derecha pinochetista, no es casualidad que la mayoría de los comandantes en jefe de las FF AA en retiro se incorporen en la política en las filas de UDI. Luego llegó el gobierno del cambio, con las consecuencias que todos conocemos.
    En este País, soportamos 17 años de ataques contra los políticos, no sólo eran virulentos discursos sino que era una política de Estado la desaparición física de los opositores. Lo curioso es que los políticos de derecha se sumaron a esta campaña. Se ha creado en el inconciente colectivo que existe una Clase política y que ésta sólo administra el modelo y´está en contra de los cambios por los cuales todos luchamos y que el País necesita. Nada más falso y nocivo, La política representa a sectores económico sociales bien determinados. La derecha se niega a cambios profundos y la centro derecha está por las reformas cosméticas a la Constitución, todo ello para mantener el modelo de mercado y la agudización de la desigualdad.
    Los indignados, los desencantados, los indiferentes, son fenómenos de esta pseudo democracia y una llamado de atención para que los partidos hagan su actividad política en las organizaciones sociales de base que es donde se genera la verdadera democracia.

  • Amapola Jimenez

    EDUCACION CIVICA… eso es lo que eliminaron, y que se necesita, desde pequeños, enseñarles…a mis hijos  de 8 y 7 he aprovechado de explicarles los de las elecciones municipales, a partir de la propaganda callejera…  y ellos sabían de qué se trataba y encontraban a los , las candidatas, guapos o feos..s son pequeños. Pero no tan alejado de lo que pasa con el votante.

    Entonces señor, lo primero es lo primero, que sepan, reconozcan, aprecien de qué se trata ser ciudadano y sus deberes y derechos.

    Se diga lo que se diga, la abstención en las municipales, la única elección con el sistema binominal es un hecho grave en un país en donde durante 17 años tuvimos una dictadura y en donde rige un sistema electoral perverso y a medida de unos pocos.

    Grave, porque es responsabilidad de todos…

    Aunque no me guste la derecha, esta derecha, creo que al final es más digno es Allamand y no el sonrisal oportunista de Golborne, que no le ha ganado a nadie.

    Entonces, ni pragmaticos, ni nada… Educación cívica, después vemos… primero es votar.

     

  • http://twitter.com/JorgeCostadoat Jorge Costadoat

    No sé lo que primó. Pero la liberación del voto ha profundizado el liberalismo en Chile. Esto es, somos más individuos y menos país. La liberación del voto agudiza la pérdida de sentido de una sociedad que se hace cargo de compartir bienes y responsabilidades. Esta situación es perfecta para el Mercado. El Mercado necesito convertir a los chilenos de ciudadanos en consumidores. El siguiente paso será que el voto llegue a tener un valor comercial: ¿un tarjeta Bip para ir a votar con unas lukitas de más para recompensar el sacrificio de ir a las urnas?
    El próximo paso del triunfo del liberalismo podría ser la liberación del pago de impuesto. ¡Impuestos voluntarios!
    ¿Se da cuenta la izquierda que le está entregando el país a la in-solidaridad? ¿Se da cuenta de que la derecha, aun atontada por una derrota momentánea, despertará y saldrá a aprovechar esta gran oportunidad?

  • Karla Huerta Martínez

    Creo que el problema no radica en el voto voluntario ni en la educación cívica, creo que el problema radica en la política. Y esto lo deja entrever y le da sentido todos los datos que nos compartes generosamente en este artículo, Pablo, y que me parecen tremendamente interesantes. Y continuando, es que cuando la política ha sido desprestigiada por los mismos políticos, no sólo por malas prácticas, sino que por el discurso que se tejió en torno a ella como causa de división y de muerte, que la ideología es mala, etc. lo que se logró es lo que vimos hoy, que la política se haya reducido al ámbito de lo privado, y que es más, no sea socializada, sino que un pequeño grupo monopólico la maneje y tenga absoluto control sobre ella. ¿Quiénes deciden políticamente de verdad en Chile? La llamada clase política, la élite del país, el resto de los ciudadanos no tiene idea para qué sirve la política, no confía en ella como herramienta de transformación, y si sirve para algo, hasta ahora ha demostrado que es sólo para corrupción y ambición de poder. Entonces, detrás de mi “voto no importa” está la sensación de que en verdad no estoy en absoluto como ciudadano involucrado en un proyecto, y detrás de que “votar da lo mismo, todo sigue igual”, es que en verdad, en VERDAD los ciudadanos no están haciendo democracia con el voto, no están decidiendo nada. Así quedó demostrado después de las tremendas manifestaciones desde el año 2006 en adelante, tanto con Bachelet como Piñera, el pueblo no tiene opción de expresarse verdaderamente en todo el ámbito político, porque finalmente las decisiones importantes para Chile, sobre medioambiente, educación, etc. se deciden entre cuatro paredes. Ya nadie le cree a esta “democracia” que está hecha sólo para que esa élite se turne en el poder. El poder no está socializado. Es como estar contentos por ir a una Misa en lengua vernácula, pero donde el cura continúa monopolizando las oraciones y las palabras, y el pueblo, aún a pesar de esa gran “revolución”, sigue siendo un mero espectador.