A pocos días de las municipales, la noche del 14 de octubre, volví a tener pesadillas. El 15 en la mañana no recordaba con claridad la pesadilla y el malestar se acentuaba. Entonces, las digresiones en que entré tuvieron mucho de emoción y poco de razón.
Poco pero suficiente.
Después de los comicios la derecha-derecha (no la pinche derecha de la Concertación, ni la de Parisi y su hermana) mostrará, pensé, una fuerza grande que aparecerá golpeadora tomando en cuenta el pobre comportamiento de su gobierno, las escuálidas encuestas de Piñera, las impericias y escándalos conocidos y probados y la popularidad exhibida por Michelle Bachelet.
¿Qué extraño fenómeno se ocultaba, se dirá, después de las derrotas de la oposición en Valparaíso, La Florida, Puente Alto, San Bernardo, Providencia, por cierto todo el Barrio Alto, Estación Central, Recoleta y la evidente Viña del Mar donde los sectores medios, empobrecidos y endeudados, se “sienten” carreteando en la playa de Reñaca sin haberla visto nunca, o actrices y actores jóvenes de un festival de playas amarillas y relojes de flores, con una alcaldesa que triunfa a pesar de ser más ignorante que ellos?
Mucho había detrás y poco extraño.
En el país existe aún, en grandes sectores, un buen recuerdo y una añoranza no explicitada por la dictadura o, lo que es lo mismo “un ya me olvidé o no lo viví, no puedo decir nada”; en el país rige un sistema, no un “modelo”, un sistema capitalista brutalmente individualista (en el que incluso el Presidente se premia, por “haberse levantado más temprano” con 2.500 millones de dólares al menos) que, naturalmente, produce individualismo; un “modelo” de propiedad de los medios en el que el duopolio, a pesar de las inversiones de la oposición en el, prefiere abiertamente al gobierno y es de derecha-derecha, y en que la oposición entera, la de derecha, centro-derecha, centro-izquierda e izquierda, ha dado palos de ciego o no ha querido, guardándose para las próximas parlamentarias, dar palo alguno.
La DC de Walker se ha empecinado en afirmar su temor a “un viraje a la izquierda”, prefiriendo mantenerse en su viraje a la derecha y en específico a RN. Para la actual dirección DC es mejor el Frei Montalva que miraba a la derecha (desde 1967 a 1977) que el Frei Montalva que miró a la izquierda desde 1937 hasta 1967, treinta años con abstenciones de izquierda, con alianzas de izquierda, ministros con Presidentes de izquierda, coincidencias con el PC (para disgusto de la Iglesia) y apoyo al PC ante la llamada Ley Maldita.
El PS de Escalona aparece distanciado de la izquierda de la Concertación y del PC, reafirmando que su pacto con cualquier DC es de sangre, algo así como el que tuvo con el PC desde los 50 a los 80.
Poco se vio el PPD en la campaña submarineado por Tohá que prefirió “el cambio” (¡) sin aclarar cuál cambio era.
¿Fue la pesadilla? ¿Desperté? ¡Es la pesadilla! La pesadilla permanente de los últimos años. El año pasado se esfumó en las calles la pesadilla pero, ahora, en octubre, la pesadilla ha vuelto.
Michelle se jugó bastante poco – o nada- por los candidatos que la esperaban ansiosos, que esperaban ansiosos cualquier gesto. Tan poco como lo hizo por Frei Ruiz Tagle en 2010.
Y el PC sencillamente no se vio, no propuso nada, no rescató su izquierda, no tuvo brigadas de propaganda militante, disfrazó a Ballesteros de técnico solucionador de problemas de tránsito o de inspector de ferias libres y sólo invirtió en moderación y electoralismo pensando en cuatro diputados y un par de senadores para el próximo año.
¿Por qué la gente va a preferir una DC de derecha si de derecha tiene al primer partido de Chile en votos y al partido del Presidente? ¿Qué diferencias de fondo iba a advertir un porteño entre el señor Castro y el señor Pinto? ¿O entre el señor Cárter y el señor Duarte? ¿Pinto o Duarte expresaban el resurgir del movimiento popular o una oferta de futuro?
¿Es la pesadilla?
Los candidatos de la derecha-derecha tuvieron más alcaldías que la oposición entre las 10 comunas más grandes. La lista de la Alianza o Coalición, da lo mismo, o sea la derecha-derecha, fue la más votada en concejales. El partido más grande sigue siendo la UDI.
El conjunto de la oposición, incluidos en ella con generosidad algo miope, el PRI, los amigos de MEO, Igualdad, los Humanistas, los Ecologistas, la mayoría de los movimientos gay, y hasta la hermana de los Parisi que fue por la UDI, fue mayoría nacional, pero MEO insiste en su decisión de competir en todas las vueltas, el PRI mira a quién pone más, Parisi trata de superar a su modelo MEO y, entre los más tradicionales, la alianza DC-PS y la PC-PPD-PR se esmeran en “probar” que son más fuertes que la otra y que subieron con respecto a una votación pretérita.
La izquierda-izquierda se farreó la oportunidad más clara de su existencia desde hace medio siglo, por la autocensura del PC y la locura de la ultra disfrazada de encapuchados o de secundarios abstencionistas (que por secundarios no pueden votar), aprovechada por las intendencias y el ministerio del Interior.
El resultado servirá para aplastar la información sobre los delitos cometidos en el ministerio encargado de que no se cometan. Tal vez haya un nuevo acuerdo “nacional” como el de Insulza-Longueira y se transforme las estructuras para que los frescos utilicen otras.
Ya vendrán los “análisis” de El Mercurio y La Tercera, de CEP y ADIMARK, destacando la seriedad del país ante las inversiones extranjeras, los grandes aportes que hacen las mineras extranjeras a la economía nacional, la insensatez de una AFP estatal, la necesidad de que el litio esté en manos “privadas” como las dos del yerno de Pinochet u otro parecido, y que el cobre ni piense en ser… chilenizado como lo hizo Frei hace 50 años.
Golborne y Allamand, desde sus ministerios, se trenzarán para destacar que fue por ellos que la derecha ganó en alcaldes “símbolos” –los que ellos así califiquen- y sacó primera mayoría en concejales.
Y, desde allí, desde lo alto, pero escondidos, los que sueñan con ganar dinero extra con nuevas compras de armas nos asustarán con lo grave que puede ser lo de La Haya y con la necesidad de que nos unamos todos con el Canciller, que buenos negocios ha tenido en el Perú.
La derecha mostrará su fuerza telúrica grado 5 y los opositores tendremos que rumiar un “para otra vez será”.
Pesadilla de octubre.
¿Cuándo vamos a despertar?