La última encuesta del Centro de Estudios Públicos provoca varias discusiones y reacciones que le hacen bien a nuestra política.
Entre otras cosas, la encuesta nos notifica que ha habido además un severo castigo de la ciudadanía a la clase política y debemos hacernos cargo de eso. Desde lo que nos compete a nosotros, la actual oposición tiene la peor evaluación de todas las oposiciones desde el gobierno del ex presidente Lagos a la fecha.
A su vez, la adhesión Concertación también está entre las más bajas registradas, mientras casi todos los líderes y presidentes de la coalición se ubican entre los personajes públicos peor evaluados por los entrevistados.
Respecto de este último punto, el déficit de liderazgos es un problema especialmente grave en el caso de la DC y que la encuesta del CEP ha venido constatando sistemáticamente en las dos últimas décadas. En el estudio de 1995, 7 líderes DC estaba entre los 10 personajes mejor evaluados; el 2000 la cifra se reduce a 5. A mediados de la década a 3. En las mediciones del 2010 y 2012 sólo Soledad Alvear se mantiene en la lista.
¿Cuánto de esta reducción de liderazgos nacionales potentes ha influido en la pérdida de más de un millón de votos en igual período?
Mucho. Los partidos requieren programas de gobierno, proyectos, ideas, pero a la vez, necesitan de líderes dispuestos a encarnarlos, a defenderlos, a proyectarlos en el debate y en la acción.Una disposición con mirada de largo plazo y no de cálculo político corto.
A la DC se le critica su falta de ideas y propuestas. Sin desestimar del todo esa opinión, creo que el problema mayor ha estado en la carencia de personas dispuestas a liderar esas ideas.
El año 2005 Soledad Alvear presentó su candidatura presidencial, después de su exitoso paso por los ministerios de la Mujer, Justicia y RREE. Su nombre lideraba las encuestas e inició una campaña con miras a las primarias frente a Michelle Bachelet. En esa ocasión no fueron pocas las voces que estimaron que era innecesario este ejercicio considerando el amplio respaldo que concitaba la ex Presidenta. Soledad finalmente declinó su opción antes de la elección prevista.
Algunas de esas voces se hacen presente hoy.
Hace 9 meses presenté mi nombre como eventual candidata presidencial de la DC. Mi mayor orgullo no es el número de adherentes que he conquistado, sino que nadie duda que habrá primarias, que tenderemos candidato DC y más importante que tenemos un partido con hambre de éxito, con voluntad de poder para hacer los cambios que reclama nuestra sociedad.
Nuestra candidatura está en posición de aportar a la reconstrucción de nuestro sector, criticando lo errado y proponiendo lo nuevo para reencantar al electorado. Para recuperar el poder no basta con tener una líder con alta adhesión. Requerimos de varios líderes, de varias alternativas, de varias visiones que sume al mundo DC, al electorado de centro y centro izquierda, a los independientes.
Las encuestas nos ayudan a evaluar lo que hemos hecho bien y mal, pero bajo ninguna perspectiva pueden ser un instrumento para reemplazar nuestra misión como partido político: competir por representar mejor a los ciudadanos.
Cualquiera sea el o la candidata (a) presidencial de la oposición, él o la candidata agradecerá no solo tener una mayoría importante de votantes, sino una base de apoyo política diversa y cohesionada a la vez, con ideas y proyectos nuevos y personas capaces de defenderlos.
Ganar el poder será difícil, pero mucho más lo será el usarlo exitosamente. Hace 24 años construimos un conglomerado sobre nuestras diferencias.
Hoy no bastan arreglos cosméticos, sino cambios de forma y fondo. Para ello no se requiere “ordenar” nuestra alianza, sino competir para integrar. Esa es mi tarea hoy y no renunciaré a ella.