A quienes somos de oposición no deja de sorprendernos la belicosidad de la conducta del oficialismo, en la antesala de la Cuenta Presidencial del 21 de mayo. Pero no podemos pensar que un tema tan delicado haya quedado librado al simple impulso confrontacional de un grupo de diputados de derecha. Sería demasiada improvisación en personeros con muchos años de experiencia en asuntos de política y poder.
Entonces, de nuevo pensamos que se trata exclusivamente del afán de atacar a la ex Presidenta Bachelet y nos volvemos a preguntar, ¿por qué esta semana? ¿Para qué incendiar el escenario político?
Al repetir la pregunta, vuelven las interrogantes, ¿cómo el Gobierno se hace un “autogol” tan manifiesto? Hasta que cae la pregunta decisiva.
¿Será que no quieren debate sobre la cuenta presidencial?, es decir, ¿distraer la atención, porque, a propósito del terremoto, es evidente el fracaso y que reconstrucción ha habido sólo en el discurso y no en los hechos, en la vida cotidiana de las familias?
Como indican estudios responsables, a diciembre del 2011, sólo se habían logrado comprar 12.248 viviendas (nuevas y usadas), habiéndose entregado el 100% de los subsidios.O sea, se hizo publicidad, pero las soluciones fueron pocas.
El Instituto Igualdad, el Centro Democracia y Comunidad y otras ONGs demuestran en sus conclusiones que este gobierno simplemente se ha beneficiado de la estabilidad económica que dejó la Concertación y no tiene nada de refundacional, como proclamaba en sus inicios. Por lo demás, hay muchas personas de derecha que así lo declaran.
Volviendo al ímpetu confrontacional existente en el oficialismo, hay actores importantes que prefieren eludir el debate, refugiarse en la solemnidad de la fecha que realza la investidura presidencial y dejar hacer los ataques a los más ultras, para evadir el necesario intercambio sereno de opiniones sobre las tareas que corresponden al gobierno, pues, estructuralmente, su balance es deficiente y escaso.
Ahora bien, en el país requerimos lo contrario, que los gobernantes no se cobijen en los símbolos patrios y sean capaces de responder, de acuerdo con la tradición republicana, sobre lo que han hecho, están realizando y se proponen ejecutar en el respectivo periodo gubernamental.
De manera que se acentúa mi convicción que este 21 de mayo la oposición debe estar presente en la sala, actuar con estricto respeto a la cultura republicana de la nación chilena y ejercer limpia y firmemente su responsabilidad de realizar la crítica política, esencial en democracia, para deliberar y fiscalizar la labor del Poder Ejecutivo y estos últimos debiesen esperar, con serenidad y sin ningún tipo de maniobras, el juicio democrático de la opinión pública.