Las redes sociales –las digitales al menos- están sobrevaloradas en nuestro medio, especialmente en política electoral.
De otro modo no se explica el curioso fenómeno ocurrido ayer en las primarias de Providencia. Digo curioso porque si las primarias hubieran sido en el “distrito twitter”, sin duda Cristóbal Bellolio sería hoy el oponente a Cristian Labbé para la alcaldía de Providencia. Pero la realidad dijo otra cosa. Cristóbal fue derrotado por la candidata Josefina Errázuriz.
Sin menospreciarla, la señora Errázuriz era hasta ayer una desconocida, cuyo mayor logro político previo fue competir por un cargo en el concejo obteniendo un 4%, (2.500 votos), pero derrotó a un destacado columnista e influyente twittero –a mi juicio uno de los más capaces sub-40 en el medio- y al hijo de un poderoso ex ministro del Interior, quien contaba tras sí con todo el (evidente escaso) aparataje concertacionista en Providencia.
Nadie podría dudar que tras Javier estaba todo el Partido Socialista –votó por él su Presidente y diputado por Puente Alto Osvaldo Andrade- y el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, su padre.
Es evidente que ni los debates televisivos, ni la cobertura dedicada de canales de noticia, ni la parafernalia surtieron efecto.
¿Qué explica por qué fracasó el modelo y ganó al final la más débil –mediáticamente hablando- de las tres opciones anti Labbé?
Primero, la falta de participación. Las expectativas cifraban en 10 mil los posibles votantes, en debates los candidatos se conformaban con 5.000, pero finalmente sólo 3.600 vecinos sufragaron, cifra baja si consideramos que son 24 mil votos los que obtuvo la oposición a Labbé en las elecciones municipales de 2008.
Segundo, haber planteado las primarias como “anti Labbé”. Nada “anti-algo” ha surtido efecto en política. Si no, es cosa que le pregunten a los publicistas del “no” a Pinochet.
Tercero, la sobrevaloración de las redes sociales digitales. Aquí me quiero detener un poco.
Es cierto aquello que McLuhan enseñaba respecto de que el mensaje no es solo transmitido por el medio, sino que en realidad el medio es el mensaje… pero en el caso de twitter o facebook el problema es que el medio ha sido sobrevalorado.
Hemos leído, oído y comentado tanto sobre la influencia de las redes sociales 2.0 en la política y en la contingencia, que nos hemos creído que tales redes revolucionaron lo colectivo, la forma en la que se ejercen las políticas públicas, y la manera de relacionarnos.
Es cierto, este “nuevo medio de expresión” llamado redes sociales tiene innegables ventajas para quienes están en política nacional. Como explicaba el canciller argentino Héctor Timerman, permite evitar a los medios de comunicación social para transmitir un mensaje “sin ruido”.
Al elector, al ciudadano, le genera una sensación de simpatía y cercanía que el mensaje vertical de los medios masivos no otorga. Bien saben los expertos en marketing político que la calidez de un mensaje directo -por ejemplo de un DM en Twitter, de un post en un blog o de un mensaje en Facebook- es casi perfecta para cautivar a un elector.
Pero… ¿podrá realmente superar a la calidez del candidato hablando en tres dimensiones, dando la mano o abrazando a su interlocutor? Y lo que es peor ¿podrá ser incidente en elecciones locales o de diputados?
La respuesta de las primarias de Providencia nos demuestra que las viejas campañas territoriales y aéreas –en el sentido tradicional, de medios de comunicación sociales- no han sido desplazadas por twitter o por nada que se use detrás de un teclado.
Y ello nos lleva al tercer punto: los candidatos no deberían subvalorar la influencia de las juntas de vecinos, hogares de ancianos, etc.
La participación con voto voluntario se circunscribirá a quienes efectivamente quieren votar, quienes posiblemente no son los desencantados ni los que critican la falta de cambio.
Al contrario, votarán aquellos a los que el proceso político sí les importa. Ni todo el aparataje político de Insulza ni toda la influencia en redes de Bellolio fueron suficientes como para mover a las masas para votar. Que muchos “influyentes” en las redes hayan concurrido con su apoyo a las primarias no significó nada en realidad.
Por duro que parezca, quienes usan enérgicamente redes sociales son más cercanos a los humanos de Wall-E -esos gordinflones que todo lo hacían acostados en sus cápsulas- que a un activista protestante.
Ud. estimado usuario de dichas redes –como yo lo soy, en forma muy activa- me dirá que grandes movimientos sociales se han creado detrás de un teclado.
Me citará a Egipto y su revolución en libertad. Incluso me dirá que Punta de Choros se revirtió por las poderosas redes sociales. Créame que no.
Tras la negativa a la construcción de Barranquillas, tras la revolución de Egipto, tras todo movimiento cuya cara visible es internet y sus redes había toda una organización armada y fundada en lógicas “a la antigua”.
Sin el financiamiento y organización política de los videos, sin la difusión y coordinación logística tridimensional y apoyo financiero, la protesta habría sido una cosa vana. Como muchas que alimentan a las redes sociales y que no duran más que un par de horas.
¿Son inútiles en política las redes sociales entonces? Creo que no.
Influyen sobre los medios de comunicación tradicionales. Precisamente, han sido los periodistas y editores que utilizan twitter los que lo transformaron en un medio “de moda”. Pero como tal, los medios podrían en el futuro prescindir de ella y trabajar “a la antigua”, reporteando noticias por sí mismos.
Porque es claro que nuestros medios usan hoy a twitter de fuente, y no siempre en la forma debida: por algo algunos medios publican noticias sobre fallos judiciales o muertes de famosos sin verificar sus fuentes, por la obsesión de “golpear” a los demás.
En síntesis, lo que debemos recordar al final del día, como quedó de manifiesto el domingo en Providencia… que la señora Juanita no usa twitter.