03 abr 2012

Una mirada a la desigualdad regional

El problema de las regiones en Chile puede entenderse de modo simple si se considera que los recursos no están donde están los dividendos, ni los dividendos donde se los necesitan; el poder no sirve a las personas ni a los lugares que lo hacen posible; quienes deciden los destinos de las regiones no son de donde debieran y el país, en general, se piensa desde otra parte.

La ceguera centralista ignora la población y territorio que gobierna y de los que, no obstante, se sirve.

No debe olvidarse que las riquezas principales provienen del trabajo de las personas ejercido en lugares distintos a la capital: el cobre, la madera, la pesca, la agricultura de exportación –industrias extractivas y contaminantes por lo general- se dispersan de sur a norte, dejando las divisas en el centro y las basuras en las regiones.

La contaminación del plomo en Antofagasta, o del procesamiento de la celulosa en Valdivia, o de las aguas en Chiloé producto de la industria del salmón no son sino ejemplos de una lógica empresarial perturbadora.

El despojo de las provincias se invierte en la opulencia del centro donde se manifiesta en una obscena concentración de los recursos.

En Avenida Las Condes, por ejemplo, se cuentan los servicentros por cuadra pero líbrese quien se encuentre sin bencina camino a Ancud.

Uno de los requisitos del Transantiago son sus paraderos, pero no vaya a ser que a alguien sorprenda la lluvia interminable de Valdivia esperando la micro 14, vehículo, además, dado de baja en Quillota y comprado de tercera mano por un modesto empresario sureño.

Y ni hablar de una complicación de apendicitis que es muerte segura para quien viva en Rupumeica.

Frente al desparpajo metropolitano hay realidades regionales, complejas, con historias propias e identidades emergentes. Allí se vive Chile al modo propio, que es el modo postergado.

En el pasado, con niveles de mayor autoabastecimiento y en un país donde la riqueza se vivía con cierto recato, el padecimiento provincial podía ser más llevadero. Pero la metrópoli no se conformó con embarcar el mejor trigo en el puerto de Corral para desembarcar, a cambio, uno de peor calidad.

Por el contrario, a través de plantaciones forestales, de los frutos de exportación y demás ingenios productivos expulsó a las poblaciones de sus tierras, les quitó el agua, y contaminó no sólo sus casas sino también a sus hijas e hijos.

Las rebeldías que tales imposiciones pudiesen producir se asfixian mediante un sistema político que dispone la obediencia del gobierno regional al central y, por la vía de la representación, asegura la supervivencia de la clase política de vocación centralina: debemos recordar que aquella lo es de los partidos más que de los distritos electorales. El caso de Valdivia es elocuente por la persistencia de sus senadores designados sea por efecto de ley sea por acuerdos internos de los partidos a nivel central.

La asfixia política impuesta a las regiones encuentra un desahogo importante al existir una sensibilidad nacional que, al saberse defraudada por el exitismo del modelo exportador, se retrotrae a lo local.

Su indignación se exacerba con el contraste que se establece entre el abandono y la opulencia con que los exportadores derrochan la riqueza del país. La imagen no se aleja mucho de lo que fuera el comportamiento aristocrático en los decenios que transcurren al advenir el siglo XX como nos lo recuerdan las lecturas de Alberto Blest Gana o de Alberto Edwards.

La indignación regional se vehicula a través de movimientos sociales locales y liderazgos regionales que, en buena hora, desbordan las calles, profundizando así la participación ciudadana en los procesos en los que le cabe ser protagonista.

No basta, empero, con sofocar el ardor de la protesta con subsidios y dádivas de los regentes. Si bien necesario, el subsidio a la leña o la construcción de servicios hospitalarios debieran ser conducentes a decisiones de mayor alcance.

Opciones las hay pero requieren de renuncias que no siempre los privilegiados del día están dispuestos a conceder. El descontento regional supone construir otro país donde la riqueza se viva con cierta dignidad y la política se ejerza con algo de decoro.

En lo inmediato, difícil es pensar que los subsidios dejen de ser sólo subsidios a menos que se establezcan autonomías políticas regionales, reconocedoras ellas mismas de la diversidad cultural local.

Se puede trocar el abandono por bienestar si se fomentan las prácticas de autoconsumo y autoproducción, si existen tributos locales y regionales y si los planes de desarrollo privilegian la retención poblacional y el bienestar de la comunidad por sobre los ingresos de las corporaciones e intereses privados.

Habrá futuro si, frente a la depredación del territorio, se tienda a proteger, conservar y manejar sustentablemente la naturaleza, y si se fomenta la investigación científica regionalmente pertinente.

¿Puede Chile sostener la opulencia de Chicureo, La Dehesa o Santa María de Manquehue?

Sí, pero al costo de abandonar a las regiones, devastar la naturaleza y hundir al país en la desigualdad, la violencia y convulsión social.

La alternativa supone un mayor protagonismo del resto de la población, atenta, a través de una ciudadanía activa, al cumplimiento de las políticas públicas y acuerdos  internacionales, e involucrada en las transformaciones que truecan la escena actual por la de un país digno.

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  • http://twitter.com/rmunozs47 roberto muñoz

    Lo podemos definir en una frase que describe a las Regiones; 
    “CHILE PROGRESA PERO LA ESQUINA DEL PUEBLO SIGUE IGUAL”

  • http://twitter.com/rmunozs47 roberto muñoz

    Lo podemos definir en una frase que describe a las Regiones; 
    “CHILE PROGRESA PERO LA ESQUINA DEL PUEBLO SIGUE IGUAL”

  • http://www.facebook.com/people/Jaime-Yasky/831956307 Jaime Yasky

    Me imagino que quien no quiera dar cabida a la perspectiva que Juan Carlos Skewes expresa de manera clara y simple repetirá para sí como salmo las bondades del actual sistema político, social y económico. Lo bueno es que la ilusoria calma que entrega la repetición de esas ideas ya no resiste la prueba de la realidad. Todos los días nos sorprendemos por los diversos lugares de Chile desde donde brota el clamor de descontento. Como psicólogo ligado al estudio de fenómenos psicosomáticos, me alegro que los Chilenos estemos implosionando menos (patologías internas) y explosionando más, a pesar de las complicaciones sociales que esto último traiga.
    Respecto al centralismo Santiaguino, es un mal que está en la médula de la constitución socio-política de nuestro país: fíjense que ni con su omnipotencia de dictador Pinochet fue capaz de cambiar completamente la capital a provincia.

  • http://www.facebook.com/people/Jaime-Yasky/831956307 Jaime Yasky

    Me imagino que quien no quiera dar cabida a la perspectiva que Juan Carlos Skewes expresa de manera clara y simple repetirá para sí como salmo las bondades del actual sistema político, social y económico. Lo bueno es que la ilusoria calma que entrega la repetición de esas ideas ya no resiste la prueba de la realidad. Todos los días nos sorprendemos por los diversos lugares de Chile desde donde brota el clamor de descontento. Como psicólogo ligado al estudio de fenómenos psicosomáticos, me alegro que los Chilenos estemos implosionando menos (patologías internas) y explosionando más, a pesar de las complicaciones sociales que esto último traiga.
    Respecto al centralismo Santiaguino, es un mal que está en la médula de la constitución socio-política de nuestro país: fíjense que ni con su omnipotencia de dictador Pinochet fue capaz de cambiar completamente la capital a provincia.

  • Pedro_aysen

    Juan Carlos,  muy bueno su articulo, refleja en gran medida los padecimientos de la NO regionalización, de la avidez de las empresas medianas y grandes, que por supuesto tienen su cerebro en Santiago, por sacar lo máximo posible de las regiones, al menor costo, no impotándoles la pobreza y la contaminación que van dejando.  Y por su parte los Gobiernos de turno y los políticos en general (con honrosas excepciones), silban mirando al techo, haciendo la vista gorda.   De todas maneras, como se nota que para Ud Chile termina en Pto Montt, o a lo mas en Ancud, lo invito a conocer mas al sur, a recorrer la Region de Aysén, desde la Junta por el norte hasta Villa O”Higgins por el sur, la verdadera Patagonia que con su grito se está haciendo escuchar, para que conozca una realidad regional aún peor que las bencineras escasas en Chiloe, una realidad de sacrificio, de aislamiento, de carestía extrema, pero que los Patagones (nacidos o avecindados), en la Región mas hermosa de Chile (pertenecemos a Chile?) llevamos con la frente en alto y haciendo patria cada día.-

  • Pedro_aysen

    Juan Carlos,  muy bueno su articulo, refleja en gran medida los padecimientos de la NO regionalización, de la avidez de las empresas medianas y grandes, que por supuesto tienen su cerebro en Santiago, por sacar lo máximo posible de las regiones, al menor costo, no impotándoles la pobreza y la contaminación que van dejando.  Y por su parte los Gobiernos de turno y los políticos en general (con honrosas excepciones), silban mirando al techo, haciendo la vista gorda.   De todas maneras, como se nota que para Ud Chile termina en Pto Montt, o a lo mas en Ancud, lo invito a conocer mas al sur, a recorrer la Region de Aysén, desde la Junta por el norte hasta Villa O”Higgins por el sur, la verdadera Patagonia que con su grito se está haciendo escuchar, para que conozca una realidad regional aún peor que las bencineras escasas en Chiloe, una realidad de sacrificio, de aislamiento, de carestía extrema, pero que los Patagones (nacidos o avecindados), en la Región mas hermosa de Chile (pertenecemos a Chile?) llevamos con la frente en alto y haciendo patria cada día.-

  • http://www.facebook.com/people/Salvador-Escalante/1372498085 Salvador Escalante

    Excelente analisis. Por qué no estudiar detenidamente el caso de las Autonomias espanolas, con competencias propias a cada region y competencias propias al Estado?

  • http://www.facebook.com/people/Salvador-Escalante/1372498085 Salvador Escalante

    Excelente analisis. Por qué no estudiar detenidamente el caso de las Autonomias espanolas, con competencias propias a cada region y competencias propias al Estado?

  • Roberto Morales Urra

    La desigualdad regional es posible por lo que Juan Carlos señala al inicio: el trabajo de las personas. Pero, la intensidad de las explosiones sociales (como lo dice otro comentarista), le lleva a no contarnos lo que sabemos que sabe: ese trabajo es realizado en condiciones de tal profunda desigualdad entre las y los trabajadores y quienes los contratan, que se transforman en grupos sociales tan diferenciados en el ejercicio del poder acerca de lo que se produce, comercia e invierte, de lo que se legisla a favor de unos y otros, de lo que se puede gobernar desde el gobierno, de lo justo en los tribunales, y de las acciones de las fuerzas armadas, orden, seguridad; que acaban siendo clases sociales mutuamente excluyentes, una domina, controla, reprime, convence (hegemonía le decía Gramsci) a las demás… hasta que eso fundamental no lo cambiemos, aparecerán una y otra vez, tales desigualdades (como entre la Biblioteca Municipal de Caleta Tortel y la Biblioteca Nacional).