Todos conocemos con más o menos detalles el conflicto social desatado en la Región de Aysén, donde el clamor ciudadano logró plasmarse en un acuerdo, después de casi seis semanas.
Los resultados y cumplimientos de los compromisos están por verse.
Pero hay consecuencias políticas inmediatas.
Mientras los dirigentes de la mesa social, eran recibidos con los brazos abiertos por los ayseninos, el ministro de energía Rodrigo Alvarez, presentaba su renuncia al cargo.
Las razones: el gobierno decide abrir las puertas de palacio a los dirigentes sureños, prácticamente sin condiciones. El ministro se entera por los medios de comunicación.
Aún más: fue excluido de las tratativas en La Moneda y los negociadores gubernamentales conceden beneficios que el ministro Alvarez, estuvo impedido de ofrecer por orden de…La Moneda.
Al final de cuentas los conflictos cuando no se resuelven oportunamente, se acumulan.
Hace rato los ayseninos venían planteando sus problemas. Se llegó a hablar de deuda histórica.
El senador Horvath de Renovación Nacional, criticó el hecho de que la intendenta se fuera de vacaciones, con una agenda caliente.
Desatado el conflicto se apostó a la dilación (40 días) y a la división (pescadores) de los reclamantes. Sin contar con el desembarco de tropas de fuerzas especiales, guanacos y zorrillos.
El hecho que el ministro Alvarez, renuncie al cargo de secretario de energía, abre otro frente conflicto al interior de la alianza gobernante.
Las palabras del futuro presidente de la UDI, diputado Patricio Melero, son elocuentes: “No fue justa la forma en la que se trató el caso del ministro Alvarez”.
“No es justo que una persona que se entregó por completo para solucionar el conflicto, no haya estado en la parte final”.
Clarito: se cometió una injusticia política. El daño está consumado. Un ministro, que se supone, empeñó su voluntad y capacidad, para solucionar el conflicto, fue ignorado con desdén, porque ni siquiera le avisaron de su marginación.
El problema es que la determinación política de dejarlo fuera, recae en el Vicepresidente de la República, Rodrigo Hinzpeter. Y eso la UDI lo sabe. A menos que el Jefe de Estado, en gira por Asia, le haya otorgado la bendición a la exclusión.