Hoy es Aysén, mañana será Calama y, así, diversas regiones comenzarán a levantar su voz reclamando contra las desigualdades en el desarrollo y las decisiones centralistas.
El reclamo hoy recorre todo Chile y se trata de una legítima demanda por más autonomía, capacidad de decidir y por mayores recursos para nuevos planes de desarrollo.
Este profundo reclamo, que se instaló culturalmente, debe motivar profundos cambios institucionales. Chile necesita más descentralización; las regiones quieren tomar sus decisiones y que ellas se respeten.
Lamentablemente, este gobierno ha re-centralizado las decisiones. Si se dialoga o no y con quién, es un asunto que se define en la Moneda y en algunos ámbitos, como la pesca, el nuevo proyecto de ley propone una fórmula institucional donde todo lo decide el Subsecretario de Pesca en Santiago, sin considerar las opiniones regionales. Así también ocurre en diversos programas sociales donde todo se define en el centro del país.
Por ello, es urgente avanzar en el proyecto de ley que establece la elección directa de los Consejeros Regionales. La gente quiere un Consejo Regional elegido democráticamente y de modo directo por toda la comunidad regional.
Queremos que sean los órganos regionales, generados democráticamente, y no el Intendente, como lo propone este gobierno en otro proyecto de ley sobre transferencia de competencias que está viendo el Senado, el que decida las políticas de desarrollo de cada territorio.
Necesitamos servicios públicos regionalizados y con autonomía para implementar programas descentralizados y no la mera reproducción de iniciativas centralizadas y nacionales.
Por otra parte, en un marco de gestión responsable, deben incrementarse los recursos para las regiones ya sea por la vía del FNDR, como por mecanismos que permitan proyectos de desarrollo plurianuales.
Por lo anterior, proponemos:
a) Mejorar la Infraestructura y conectividad de las comunidades regionales con el país y los mercados externos.
b) Incrementar los recursos humanos profesionales y técnicos calificados en las regiones y así evitar la migración hacia la metrópolis.
c) Fomentar al interior de las regiones un desarrollo económico territorial integrado con la implementación de una nueva política de fomento productivo.
d) Una real democratización de todos los órganos de decisión regional (ampliación de los consejos y elección por método proporcional de éstos).
e) Una reforma tributaria que tenga en cuenta las desigualdades territoriales del país.
f) Participación de los alcaldes en el Consejo Regional para que sean las comunas parte de la toma de decisiones.
g) Una nueva ley que modifique el actual Fondo Común Municipal para una mejor redistribución de los ingresos municipales.
Chile necesita más descentralización, más traspaso de las decisiones a las regiones y municipios y más inversión regional. Ese es nuestro compromiso para el futuro y para tener un Chile con más igualdad e integración social y territorial.