Definitivamente el gobierno de Piñera quiere un Estado más chico, más débil, menos que “reguleque”. Esto va más allá de la ineficiencia que la hay. Estamos ante un desprecio del rol del Estado.
Así lo confirman las cifras de la Dirección de Presupuesto del ministerio de Hacienda, que dan cuenta del gasto público al décimo mes del año en curso.
Hay una clarísima subjecución. Este gobierno aprueba recursos para los anuncios y luego no los gasta. Le gusta la pompa, pero no el fortalecimiento de la musculatura del Estado.
La inversión a octubre del 2011 alcanza al 58,6%: a octubre del 2009 alcanzó a 88,1%. El año 2010, año del terremoto, se empinaba al 69,8%.
Comparando octubre 2008 con octubre 2011 la brecha es gigantesca. Mientras con Bachelet se hacía políticas públicas con Piñera se desvanecen.
Es como la novela de Orwell, 1984, al régimen le desagrada el gasto público y lo “vaporiza”. De esa forma consigue lo que quiere, no hay inversión y el Estado se debilita.
En cuanto a la ejecución de gasto se llega en octubre de este año al 72,6 %, el año 2010 era 79,5%; mientras que el 2009 era 87,4% y en octubre del 2008 era de un 83,9%.
Lo más probable es que en noviembre y diciembre vuelva una avalancha de decretos que abulten el gasto anual que provocan un devengo contable, pero que para mala suerte del país, no es el ejercicio de gasto público que las necesidades de la población están demandando.