07 nov 2011

¿Importa que la oposición apruebe?

En una reciente entrevista al diario argentino Clarín el Presidente Sebastián Piñera señaló que su gobierno “ha perdido apoyo…”, pero subrayó que la oposición “ha perdido con mucho más fuerza” el respaldo popular.

A la luz de las cifras que muestran las últimas encuestas de opinión pública, sobre la evaluación que la ciudadanía otorga al desempeño del Gobierno y a la oposición, estas declaraciones pueden parecer ciertas; sin embargo analizada la información en profundidad, el argumento se desvanece.

En efecto, los resultados de los principales centros de estudio muestran que durante este periodo presidencial, ha caído tanto el Ejecutivo -de un 44 a un 26%, según la CEP, y desde un 56 a un 22%, de acuerdo a la CERC- pero también la aprobación al desempeño de la oposición, que cayó de un 26 a un 16% y de un 33 a un 11%, respectivamente.

Pero lo que no se ha analizado es que durante todo el periodo democrático, -desde Aylwin a hoy-, la aprobación al desempeño de la oposición nunca ha superado la aprobación al Gobierno.

En todos los sondeos realizados por CERC Y CEP ha existido una distancia a favor del Gobierno de turno bastante amplia. Más aún, las cifras muestran que cuando ha aumentado la aprobación al Gobierno ha aumentado la aprobación de la oposición y viceversa, cuando ha disminuido la aprobación al Gobierno ha bajado la aprobación a la oposición.

Por ejemplo, durante el período de Ricardo Lagos, entre el julio de 2000 y septiembre de 2001, la aprobación al desempeño gobierno bajó de 67% a 53% y –paralelamente-  la oposición disminuyó de 36% a 21%.

De igual manera, entre septiembre de 2004 y octubre de 2005 la aprobación al gobierno de Lagos aumentó de un 56% a un 71%, y la oposición de un 15% a un 23%. Similares episodios se observan en los períodos de Eduardo Frei, Michelle Bachelet, y como ya fue señalado, en el de Sebastián Piñera.

Lo anterior permite acotar que  el descontento con el Gobierno nunca se ha traspasado de forma directa hacia una mayor aprobación por “el desempeño de la oposición”; sino por el contrario, este descontento misteriosamente “acarrea” un descontento con la oposición.

Por tanto, según la tendencia histórica, son esperables las cifras que muestran hoy los sondeos respecto al grado de aprobación con el “desempeño de la oposición”.

Un segundo aspecto, es que la ciudadanía tiene muy claro como evaluar al Gobierno; contrastando sus promesas con lo realizado, y sabiendo que en un régimen presidencialista como el chileno, son decisiones del Gobierno las que permiten mejorar (o empeorar) la calidad de vida de las personas.

Por el contrario, la ciudadanía no tiene muy claro ¿qué es un buen desempeño de la oposición?, ya que no es la oposición la que corta las cintas en las inauguraciones, o la que determina el monto de los recursos para los programas sociales, o la que define la prioridad a los proyectos de ley.

Tampoco es la oposición la que realiza el discurso del 21 de mayo, o la que inaugura la parada militar; es decir, en un marco político como el chileno la oposición se invisibiliza en el imaginario de la ciudadanía como “hacedor de cosas”, y por tanto su comportamiento es difícil de evaluar. Así, una baja en la aprobación al Gobierno indexa a todo el mundo político, incluido el invisible desempeño de la oposición.

En consecuencia, es inconducente bajar el perfil a la escasa aprobación del Gobierno, señalando que es superior a la que tiene la oposición en las encuestas.

A mayor argumento, cabe recordar, que en octubre de 2009 -según la encuesta CEP- el conglomerado opositor de la época tenía una aprobación de un 27%, y en diciembre de ese año esa oposición ganó la elección presidencial.

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  • http://www.facebook.com/roberto0456 Roberto Francisco Muñoz García

    Mire caballero, no quiero ser un extremo crítico ni nada por el estilo. Sin embargo creo que usted le está dando a esto un enfoque que, contradictoriamente, me parece más estadístico que político. ¿qué quiero decir con esto? bien, primeramente que ¿cómo la expresión popular a través de encuestas no va a representar el pensamiento de la ciudadanía? debo decir que la indecisión, el agotamiento ciudadano, las aparentes discordancias, van todas en el fondo en un mismo sentido: nadie sabe qué es la política.
    Ahora usted me podrá decir: pero en el fondo hay una ciudadanía, que elige y bla bla bla, sólo pretextos que evaden una realidad cierta, nadie sabe qué es la política. Quiero que sepa, además que si escribo esto y no lo intento trabajar como carta al director, es porque los espacios ciudadanos, cuando uno quiere realmente pensar, filosofar, no están.
    Bien, como decía, la política, el otro día comenté en una columna de Lagos Weber algo de lo que diré a continuación, nuestro sistema completo, donde participan las señoras que venden sopaipillas, donde está el profesor, el estudiante, el empresario, el presidente, y todos, tiene un eje central llamado política, que se fundamenta en la democracia. Pero ¿quién es el político? ¿la señora del carrito creería que es una política?, es ahí donde aparece un viejísimo concepto desde donde surge la política: la polis, en Grecia. En Chile, ¿nuestra ‘polis’ es quién participa de las decisiones? no señor, al menos las personas se dan cuenta, gente normal, como yo y tantos, que su poder es cada vez más inferior ¿de dónde creería entonces que surge tanta rabia, tanta pasión, para querer por primera vez en años participar en un acto cívico como las multitudinarias marchas a lo largo del país? pues desde esta aparente falta de poder que sólo parece poseer un grupillo de selectos, que como explicaría alguna vez Michel Foucault realmente no existe, ya que todos sustentamos eventualmente el ejercicio de dicho poder de un otro.
    ¿Democracia? ¿De qué me estaría hablando, del ‘gobierno del pueblo’? Parece que este sistema político estuviese sustentado en un papel, parece que este pueblo lo creyera; pero aquí está, la gente, por más manipulación intelectual que se ejerza, está ahí, esperando quizás en vez de actuar, pero está ahí, está mirando el triste espectáculo que permite que unos otros se diviertan con la vida de muchísima gente y eso es lo que revela una encuesta, que no sólo el error es de la coalición que gobierna, sino que es un enojo contra algo superior, en una realidad donde la representación no sólo se acerca a la no existencia, sino que nunca está clara, nunca hay ideas transparentes por las que luchar, entonces también se refleja que el pueblo está presente, atento, pero no muerto, no quiero parecer comunista y la verdad ningún problema tengo contra ello, pero las ideas congregan nuevamente a las personas, aunque sean de oposición a un sistema de manera lejana en vez de una lucha directa. Pero debo decirle a estos gobernantes: el pueblo está volviendo a darse cuenta de su poder, que es infinitamente superior que el de cualquier presidente, debo decirle también a usted y con mucho agrado que cuando la televisión ya no logre controlar a las personas, el pueblo se unirá nuevamente, y así usted sabe este pueblo jamás será vencido.

  • http://www.facebook.com/roberto0456 Roberto Francisco Muñoz García

    Mire caballero, no quiero ser un extremo crítico ni nada por el estilo. Sin embargo creo que usted le está dando a esto un enfoque que, contradictoriamente, me parece más estadístico que político. ¿qué quiero decir con esto? bien, primeramente que ¿cómo la expresión popular a través de encuestas no va a representar el pensamiento de la ciudadanía? debo decir que la indecisión, el agotamiento ciudadano, las aparentes discordancias, van todas en el fondo en un mismo sentido: nadie sabe qué es la política.
    Ahora usted me podrá decir: pero en el fondo hay una ciudadanía, que elige y bla bla bla, sólo pretextos que evaden una realidad cierta, nadie sabe qué es la política. Quiero que sepa, además que si escribo esto y no lo intento trabajar como carta al director, es porque los espacios ciudadanos, cuando uno quiere realmente pensar, filosofar, no están.
    Bien, como decía, la política, el otro día comenté en una columna de Lagos Weber algo de lo que diré a continuación, nuestro sistema completo, donde participan las señoras que venden sopaipillas, donde está el profesor, el estudiante, el empresario, el presidente, y todos, tiene un eje central llamado política, que se fundamenta en la democracia. Pero ¿quién es el político? ¿la señora del carrito creería que es una política?, es ahí donde aparece un viejísimo concepto desde donde surge la política: la polis, en Grecia. En Chile, ¿nuestra ‘polis’ es quién participa de las decisiones? no señor, al menos las personas se dan cuenta, gente normal, como yo y tantos, que su poder es cada vez más inferior ¿de dónde creería entonces que surge tanta rabia, tanta pasión, para querer por primera vez en años participar en un acto cívico como las multitudinarias marchas a lo largo del país? pues desde esta aparente falta de poder que sólo parece poseer un grupillo de selectos, que como explicaría alguna vez Michel Foucault realmente no existe, ya que todos sustentamos eventualmente el ejercicio de dicho poder de un otro.
    ¿Democracia? ¿De qué me estaría hablando, del ‘gobierno del pueblo’? Parece que este sistema político estuviese sustentado en un papel, parece que este pueblo lo creyera; pero aquí está, la gente, por más manipulación intelectual que se ejerza, está ahí, esperando quizás en vez de actuar, pero está ahí, está mirando el triste espectáculo que permite que unos otros se diviertan con la vida de muchísima gente y eso es lo que revela una encuesta, que no sólo el error es de la coalición que gobierna, sino que es un enojo contra algo superior, en una realidad donde la representación no sólo se acerca a la no existencia, sino que nunca está clara, nunca hay ideas transparentes por las que luchar, entonces también se refleja que el pueblo está presente, atento, pero no muerto, no quiero parecer comunista y la verdad ningún problema tengo contra ello, pero las ideas congregan nuevamente a las personas, aunque sean de oposición a un sistema de manera lejana en vez de una lucha directa. Pero debo decirle a estos gobernantes: el pueblo está volviendo a darse cuenta de su poder, que es infinitamente superior que el de cualquier presidente, debo decirle también a usted y con mucho agrado que cuando la televisión ya no logre controlar a las personas, el pueblo se unirá nuevamente, y así usted sabe este pueblo jamás será vencido.

  • Jose Gutierrez

    Verdaderamente, el que la oposición apruebe o no no pasa de ser una estadística.
    Los errores que pueda cometer la oposición no son en nada comparables a los errores u horrores que el ejecutivo pueda incurrir, ya que comportan una gestión ineficiente que tiene una directa incidencia en la calidad de vida de los ciudadanos.
    Por lo tanto, estoy de acuerdo con el autor en el sentido de que la teoría del empate en materias de aprobación y desaprobación es una falacia.

  • Jose Gutierrez

    Verdaderamente, el que la oposición apruebe o no no pasa de ser una estadística.
    Los errores que pueda cometer la oposición no son en nada comparables a los errores u horrores que el ejecutivo pueda incurrir, ya que comportan una gestión ineficiente que tiene una directa incidencia en la calidad de vida de los ciudadanos.
    Por lo tanto, estoy de acuerdo con el autor en el sentido de que la teoría del empate en materias de aprobación y desaprobación es una falacia.

  • Pabla Campos

    Me parece que lo que no tiene claro el gobierno ni tampoco las encuestas, la Adimarc al menos, es que es muy distinto decir CONCERTACION  que OPOSICIÒN y cuando preguntan no hacen bien la distinción. Sin embargo estoy de acuerdo que los horrores del gobierno no son comparables a los errores de la Concertación. Por ultimo la oposición hasta ahora lo ha hecho bien, pero falta que los jovenes se inscriban, ahi si que tendremos logros historicos 

  • Pabla Campos

    Me parece que lo que no tiene claro el gobierno ni tampoco las encuestas, la Adimarc al menos, es que es muy distinto decir CONCERTACION  que OPOSICIÒN y cuando preguntan no hacen bien la distinción. Sin embargo estoy de acuerdo que los horrores del gobierno no son comparables a los errores de la Concertación. Por ultimo la oposición hasta ahora lo ha hecho bien, pero falta que los jovenes se inscriban, ahi si que tendremos logros historicos 

  • Anónimo

    Estoy muy de acuerdo con el análisis pues lo que ha tratado de  hacer este gobierno es ocultar su incapacidad para cumplir el programa que propusieron en la campaña. Por cierto no les ha resultado, las encuestan hablan por sí mismas.
    El análisis de Jorge no es meramente estadístico, pues si leemos bien, los datos muestran un comportamiento político claro de la ciudadanía!. Pienso que la tarea del gobierno es gobernar y la de la oposición preparase para ganar las próximas elecciones presidenciales (municipales mediante) con un Programa de Gobierno elaborado en forma ampliamente participativa, que recoja los nuevos desafíos que los y las ciudadanos/as estamos planteando para este tiempo. Si éste programa lo elaboran entre cuatro paredes estamos perdidos!.

  • Jacque_line

    Estoy muy de acuerdo con el análisis pues lo que ha tratado de  hacer este gobierno es ocultar su incapacidad para cumplir el programa que propusieron en la campaña. Por cierto no les ha resultado, las encuestan hablan por sí mismas.
    El análisis de Jorge no es meramente estadístico, pues si leemos bien, los datos muestran un comportamiento político claro de la ciudadanía!. Pienso que la tarea del gobierno es gobernar y la de la oposición preparase para ganar las próximas elecciones presidenciales (municipales mediante) con un Programa de Gobierno elaborado en forma ampliamente participativa, que recoja los nuevos desafíos que los y las ciudadanos/as estamos planteando para este tiempo. Si éste programa lo elaboran entre cuatro paredes estamos perdidos!.

  • http://www.facebook.com/people/Patricio-Valenzuela-Ormeno/607859346 Patricio Valenzuela Ormeno

    Tal vez no es tan importante que la Oposición apruebe, y ni siquiera que el Gobierno apruebe, pero si la suma de Gobierno + Oposición no supera el 50%, estamos en problemas de estabilidad política, creando un caldo de cultivo para que aparezca un caudillo o un mesías que personalice en extremo la política y dé al trasto con las instituciones que un país necesita para la estabilidad política futura.

  • http://www.facebook.com/people/Patricio-Valenzuela-Ormeno/607859346 Patricio Valenzuela Ormeno

    Tal vez no es tan importante que la Oposición apruebe, y ni siquiera que el Gobierno apruebe, pero si la suma de Gobierno + Oposición no supera el 50%, estamos en problemas de estabilidad política, creando un caldo de cultivo para que aparezca un caudillo o un mesías que personalice en extremo la política y dé al trasto con las instituciones que un país necesita para la estabilidad política futura.

  • Jose Gutierrez

    Es muy cierto de que el concepto de  “oposición” empleado en las encuestas es muy genérico y representa a una amplitud muy heterogénea de partidos, movimientos, grupos, etc (en ese amplio sentido caben todos los partidos de la Concertación, el PC, el PRO, el MAS,incluso hasta los mismos partidarios de gobierno cuando en forma abierta critican a su gobierno, como ha sido el caso de la UDI  en el último tiempo,). Este sería el problema que presenta dicha medición porque no sabemos a ciencia cierta a quién se está evaluando efectivamente.
    Segundo problema: ¿ cuáles son los parámetros objetivos que se tienen en cuenta para afirmar que la gestión de la oposición es buena o mala ?, aquí el abanico es enorme y estamos en nivel de la subjetividad pura. Por lo tanto, nuevamente, los resultados de la medición de la “oposición” no pasan de ser la sumatoria de subjetividades que no necesariamente representan una realidad objetiva. Sería distinto si existiera un sistema que indicara qué es lo que se entiende por oposición y las actividades y decisiones que se encuadren en lo se podría denominar el “rol de una buena oposición”. Por ahora el sistema de medición es imperfecto y la validez del resultado.
    En cambio, cuando se evalúa a un gobierno es diferente porque los ciudadanos pueden sentir y/o sufrir en carne propia las decisiones del ejecutivo, darse cuenta que no se están cumpliendo las promesas de campaña, que se habla mucho de lo que se va hacer; pero que  se concreta poco o casi nada. Lo mismo, cuando existe un clamor nacional respecto a la necesidad de reformar la educación, las estructuras políticas y económicas de la sociedad y el gobierno presta oídos sordos a ello.

  • Jose Gutierrez

    Es muy cierto de que el concepto de  “oposición” empleado en las encuestas es muy genérico y representa a una amplitud muy heterogénea de partidos, movimientos, grupos, etc (en ese amplio sentido caben todos los partidos de la Concertación, el PC, el PRO, el MAS,incluso hasta los mismos partidarios de gobierno cuando en forma abierta critican a su gobierno, como ha sido el caso de la UDI  en el último tiempo,). Este sería el problema que presenta dicha medición porque no sabemos a ciencia cierta a quién se está evaluando efectivamente.
    Segundo problema: ¿ cuáles son los parámetros objetivos que se tienen en cuenta para afirmar que la gestión de la oposición es buena o mala ?, aquí el abanico es enorme y estamos en nivel de la subjetividad pura. Por lo tanto, nuevamente, los resultados de la medición de la “oposición” no pasan de ser la sumatoria de subjetividades que no necesariamente representan una realidad objetiva. Sería distinto si existiera un sistema que indicara qué es lo que se entiende por oposición y las actividades y decisiones que se encuadren en lo se podría denominar el “rol de una buena oposición”. Por ahora el sistema de medición es imperfecto y la validez del resultado.
    En cambio, cuando se evalúa a un gobierno es diferente porque los ciudadanos pueden sentir y/o sufrir en carne propia las decisiones del ejecutivo, darse cuenta que no se están cumpliendo las promesas de campaña, que se habla mucho de lo que se va hacer; pero que  se concreta poco o casi nada. Lo mismo, cuando existe un clamor nacional respecto a la necesidad de reformar la educación, las estructuras políticas y económicas de la sociedad y el gobierno presta oídos sordos a ello.