20 oct 2011

Ipad y democracia representativa

El episodio de los Ipad en la Cámara de Diputados solo viene a ratificar la falta de sintonía fina entre nuestros representantes y el pueblo soberano.

Se suscita precisamente cuando la desconfianza de la ciudadanía en el sistema político ha alcanzado los mayores índices y el malestar y la movilización social son crecientes

Sin embargo, esto no ocurre solo en Chile, como lo constatan el historiador Pierre Rosanvallon y el economista Jean Paul Fitoussi en su obra La nueva era de las desigualdades: “el problema, entonces, no es que los políticos, considerados individual y particularmente, estén personalmente apartados de sus conciudadanos, sino que comprenden mal la sociedad globalmente considerada”.

“Puesto, que ésa es sin duda la paradoja, los diputados, cualquiera sea la formación a la que pertenecen, se pasan la vida conociendo gente y arreglando los problemas de sus electores, pero no saben traducir este conocimiento en el campo político. Han perdido su capacidad de intermediación y de portavoces, para no ser más que acompañantes silenciosos de una cotidianidad no dilucidada, incomprensible”.

Para modificar esta situación creo que al menos hay tres vertientes en las cuales actuar:

Primero, debemos mejorar nuestro sistema político introduciendo cambios sustantivos en la institucionalidad. Es crucial contar con una carta magna legítima en su origen, democrática en su formulación y participativa en su constitución.

Se debería propiciar una asamblea constituyente que genere una nueva Constitución para Chile, que incluya la iniciativa popular de ley; la posibilidad de convocatoria ciudadana a plebiscitos nacionales; la creación del Defensor del Pueblo u Ombudsman; un sistema electoral proporcional; la inclusión de cuotas de género o de una democracia paritaria.

Además del desarrollo de primarias públicas, abiertas y vinculantes financiadas por el Estado; el límite en la reelección de representantes; la postergada inscripción automática en los registros electorales; el voto de chilenos en el extranjero; la elección directa de consejeros regionales e intendentes.

Se deben modificar los elevados quórum constitucionales en el proceso legislativo; mejorar y transparentar el financiamiento de los partidos políticos y las campañas electorales, y cambiar el sistema de reemplazo de nuestros parlamentarios.

Una segunda vertiente es restablecer aquel contrato social que señala que el poder reside exclusivamente en el pueblo y que la entrega a los representantes no es un mandato sin control ciudadano, ni responsabilidades sociales.

Aquí nadie entrega la conducción de las decisiones a cuatro u ocho años sin mayor relación. Debe existir control social y accountability.

Al Estado y los representantes, les corresponde rendir cuentas (accountability) y abrir los espacios estableciendo mecanismos para que la ciudadanía activa pueda desarrollarse.

Y a la sociedad civil, le corresponde la responsabilidad de ejercer control ciudadano y desarrollar ciudadanía activa.

Tercero, hay que inventar una “política de la experiencia”, que parta de la vida cotidiana de las personas para deducir de allí reformas o transformaciones generales, y no a la inversa.

Las personas quieren que las preguntas se formulen correctamente antes de escuchar respuestas preestablecidas. La política debe hacerse considerando siempre los principios y los fines de su acción.

A diferencia de los diversos discursos que se escuchan, como por ejemplo: “que se vayan todos” o “el pueblo unido avanza sin partidos”, considero que más que llenar de insultos a la “clase política” o a los partidos políticos haciéndolos responsables de todos los problemas actuales, es indispensable y urgente volver a otorgar un sentido de servicio público vigoroso a la acción política.

Este proceso debe ser conducido por nuestros representantes, es lo que Chile está pidiendo para poder entrar en una nueva era de la ciudadanía.

Este es un espacio de libertad, por lo que solicitamos que no lo desaproveches. Contamos con que las opiniones se remitan al contenido de las columnas y no a insultos, ataques personales, comentarios discriminatorios o spam.

Por lo mismo y buscando el buen funcionamiento de este canal de expresión, requerimos de un registro previo utilizando Twitter, Facebook, Gmail o Disqus.

Si tienes problemas para registrarte, haz click acá.