“No es tarea fácil dirigir a hombres; empujarlos, en cambio, es muy sencillo”. (Rabindranath Tagore)
Los estudiantes están oxigenando el sistema político.
Así como está el sistema político, dominado por los intereses económicos y paralizado por el binominal, sin capacidad propositiva, sin credibilidad, con falta de representatividad, desafecta a la ciudadanía del sistema democrático.
El país demanda cambios profundos.
Parece que el gobierno y los políticos, han caído en la cuenta, que no basta con solo ganar las elecciones, también hay que reformar las estructuras sociales injustas, pues, esa es la demanda social.
Lo está descubriendo el presidente Piñera, según desprendemos de sus palabras: “los chilenos y chilenas no toleran los grados excesivos de desigualdad” (…) “las desigualdades que vivimos en Chile son excesivas, inmorales, se han hecho intolerables”
A pesar de ello, el presidente Piñera no da señales que quiera acabar con el lucro en la educación. A su vez, el senador designado Carlos Larraín, presidente de RN, el partido del Presidente, exalta el lucro diciendo: “me encanta el lucro en la educación, mientras más lucro mejor”, pese a que la encuesta CEP indicó que el 80% de los chilenos rechaza el lucro en la educación.
La educación es un tema sensible, pues la gente la percibe como el vehículo de la movilidad social. Pero, este derecho, debe ser democratizado para que deje de ser, el camino de exclusión y segregación que es hoy.
Tímidamente se empieza a hablar de cambios políticos, excepto la UDI, donde J. A. Coloma, su presidente, dijo que “no ve que sean necesario”.
También, el gurú, Hernán Büchi aconseja a la derecha que no se acompleje y que ponga en práctica “las medidas de la derecha aplicadas durante el régimen militar”,olvidándose que entonces había dictadura.
¿Cómo creer que habrán reformas políticas, económicas y sociales si, algunos, son los mismos de Chacarillas, que siempre se han opuesto a ellas?
Si se logran cambios, será gracias a la movilización ciudadana por la educación, de estudiantes que, los que tienen la edad, ni siquiera están inscritos en los registros electorales porque rechazan un sistema que ha generado segregación social.
Tenemos una sociedad de consumidores avasallados que, el día que se rebelen, generarán igual participación que este movimiento por la educación.
Lo mismo puede ocurrir con la protesta de los afiliados a las AFPs. Estas empresas tienen acumulados 130.000 millones de dólares de propiedad de los trabajadores. Ese dinero, lo prestan a los bancos y, los bancos se lo re-prestan a sus dueños, a los trabajadores-consumidores, a altas tasas de interés que transforman en sus ganancias.
Hay que equilibrar la sociedad, hay que nivelar, actividad económica v/s progreso social, hay que eliminar las injusticias políticas, sociales y económicas.
Las empresas tienen excesivo poder. Prosperan a costa del endeudamiento de las personas. Dominan la sociedad sin contrapeso, incluida la actividad política a través del financiamiento de las campañas electorales y el lobby, especulan con el sistema financiero generando crisis, con los bienes esenciales, los recursos naturales, escenario donde las personas no cuentan.
Los estudiantes, como ha ocurrido a través de la historia, nuevamente plantean caminos para que transite la renovación política.