Corren tiempos de “indignación” social y no es casualidad. Florecen en el mundo los movimientos empeñados en lograr grandes cambios, cambios necesarios por décadas, pero que no habían adquirido la prioridad y urgencia que cobran hoy.
Entre crisis y crisis, políticas, económicas o sociales, está sucediendo lo que Silvio Rodríguez tan bellamente nos cantó, que “el tiempo está a favor de los pequeños, de los desnudos, de los olvidados, el tiempo está a favor de buenos sueños y se pronuncia a golpes apurados”.
En nuestro país se han agotado las esperas, distintos grupos y sectores van despertando, se renuevan los sueños en una mejor democracia, porque ya no basta votar cada cuatro años.
Urge poner en el centro el bien común, el bien de todos, el bien de las mayorías, que se funda en la vigencia plena de los derechos humanos, que exige participación de verdad y rendición de cuentas de quienes son elegidos.
El tiempo descorre cortinas y descubre lo que ha costado ver: por ejemplo, que por 20 años avanzamos “en la medida de lo posible” porque mantuvieron el poder real el mercado y quienes hoy día gobiernan, que los amarres de la dictadura que ellos sustentaron fueron eficaces –en la educación, en la salud, en la banca y el retail, por mencionar algunos ámbitos-, que la transición aún está pendiente porque la responsabilidad de gobernar ató de manos y voz a muchos y porque otros se acomodaron en un “maridaje” política.
Pero se acabó la fiesta, como tan bien lo dijo Patricio Bañados, y está en el aire que ha llegado el momento de desplazar el horizonte de lo posible y avanzar hacia esos sueños de igualdad, justicia y libertad.
¿Qué dicen los actores, nuevos y antiguos, movilizados en este nuevo escenario?
¿Qué los mueve por miles a salir las calles, a escribir en las redes sociales, a mandar columnas a los medios alternativos?
Rostros nuevos y también renovados –mujeres y hombres- nos dicen que esta es la hora y el tiempo, que tienen las fuerzas para avanzar, que no cejarán en exigir de la democracia lo que dice ser: el gobierno del pueblo para el pueblo.
Lo más importante ahora es debatir, escuchar y opinar, hablar fuerte para que todo el país escuche y para que tanta energía creativa no se pierda o sea “reciclada” por métodos y actores que fracasaron en los últimos años. “El tiempo está a favor de los pequeños…”