La previa del partido Chile-Perú me encontró sola en casa. La atmósfera del día tuvo ese aire especial de un país esperando que su selección gane el partido. Algo de tranquilidad, confianza, nos sabemos clasificados y eso genera el típico clima de triunfalismo.
En Pta. Arenas tres funcionarios municipales están en huelga de hambre: la iniciaron hace 18 días a la espera de un advenimiento que les permita reivindicar una histórica deuda previsional. Ya se inició un comienzo de diálogo y eso es bueno.
En Magallanes aún esperamos que el Gobierno cumpla con el compromiso que asumió con la población en el mes de Enero pasado, como una salida al paro regional en respuesta al intento centralista de aumentarnos el gas.
En Magallanes hoy supimos la fecha de la reunión del Consejo de Ministros en que se sellará la resolución ambiental de la primera mina a cielo abierto, Mina Invierno, parte del proyecto Isla Riesco, megaproyecto minero que destruirá un santuario de la naturaleza, invaluable para los magallánicos.
Similar a lo que pasaría con HidroAysén los beneficios se diluirán en la distancia y los daños son nuestros, como la canción “las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”.
En Pta. Arenas hay 8 colegios en toma, no tengo los datos de Puerto Natales y Porvenir, por eso no los menciono. Tenemos un par de semanas por delante para colaborar con los estudiantes que se mantienen en las tomas, ya que al entrar en vacaciones de invierno no les llegará la alimentación habitual.
La previa del partido de Chile y la soledad de la casa confabularon para convertirse en un rumor lejano. Cierta algarabía que les pasa a unos pocos. La nostalgia de ser parte de la algarabía.
Dudé en encender la tele, no debe haber nada más aburrido que ver cómo juega la selección nacional en la soledad de la casa y más si el resultado es el que esperamos todos.
Esta cultura ciudadana y militante que empieza a abrirse paso entre nosotros tiene algo de luz, un pedacito de la esperanza que quizá nos negamos nosotros mismos cuando luego de los 80 nos volvimos a la casa esperando que alguien más “haga la pega”. Cuando nos olvidamos que ser ciudadanos es una tarea de tiempo completo.
Al fin y al cabo todos esperamos el triunfo. Abrazarnos, divertirnos con las miles de maneras de pintarse la cara y el corazón de tres colores.
Todos quisimos festejar aunque no todos pudimos estar en el estadio.