¡¡¡¡ Se acabaron los merenguitos light!!!! ¿Será por la marcha de ayer?
Así me recibió el día de hoy mi querida abuela.
Abuela, ¿Por qué crees que la marcha es culpable de que no tengamos esos exquisitos bocaditos?
Bueno, he escuchado al sub secretario del interior que dice que la delincuencia en el país está creciendo por culpa de las marchas.
Falta que el ministro de hacienda o el de economía digan que las marchas son culpables del leve aumento de la cesantía o de la disminución del excelente índice de crecimiento de la economía, o que el titular de vivienda declare que la promesa de las 100.000 viviendas no se alcanzó por igual causa.
Entonces, ¿por qué no podría ser que los merenguitos hayan desaparecido por culpa de las marchas?
Se produjo un largo silencio… Pensé: ¿Para donde irá su razonamiento?
Ella utiliza unas antiguas técnicas de argumentación. Una de sus favoritas es desviar la atención y luego ¡¡zum!! se deja caer con su punto principal.
No me extrañó demasiado que rompiera el hielo con una “inocente” pregunta:
¿Quieres una de estas ciruelas secas? Están muy ricas y son buenas para la digestión.
Me comí varias; estaban bien buenas.
Ella nuevamente, ¿viste lo que pasó con el Consejo de Rectores?
Sí, le dije. No hubo acuerdo con el ministro Lavín. Entiendo que rechazaron su propuesta por unanimidad.
Dime querido nieto: ¿cuántos rectores pertenecen al Consejo de Rectores?
Abuela, entiendo que 25 rectores.
¿Y qué te parece a ti que ellos rechacen la propuesta del ministro?
Abuela. A mí me parece extraño que el ministro haga propuestas al Consejo de Rectores.
Esta situación podría hacer pensar que el conflicto está situado en ese ámbito y que ese órgano -“el consejo de rectores”- fuese quien puede “santificar” una solución. Yo me pregunto: ¿qué sucedería si los rectores hubiesen aceptado la propuesta del ministro?
Querido nieto: ¿me estás diciendo que el ministro se estaba pasando de listo en esta conversación con los rectores?
No abuela, lo que digo es que este es un conflicto que han puesto sobre la mesa los estudiantes, están en juego una serie de demandas que tienen que ver con acceso, financiamiento, calidad, lucro, controles. En el mejor de los casos, los rectores son una parte pequeña del problema. Me parece que el ministro fue muy “agudo” al intentar este acuerdo.
Ella, en el intertanto, comía una tras otra las ciruelas secas. Hizo una pausa y preguntó:
¿Qué pretenden los rectores?, ¿son de oposición al gobierno y quieren perjudicar al ministro?
Abuela. Los rectores del Consejo, con la excepción de las universidades católicas, son elegidos por sus respectivos cuerpos académicos. No creo que se puedan calificar como de oposición o de gobierno. Cada uno de ellos lo que más quiere es el éxito de sus respectivas instituciones y comunidades: profesores, investigadores, alumnos y funcionarios. No han rechazado la “propuesta” por perjudicar al ministro.
Sonrió y dijo: ¡qué bueno! Pensé por un instante que teníamos un “ministro agudo” y unos “rectores obtusos”, pero dime: ¿cómo se soluciona esto? ¿Hay que decretar vacaciones?, ¿hay que mandar al congreso una ley de “término del conflicto”?
No me contestes, me dijo. ¡¡Ya lo sé!!
Abuela, si lo sabes entonces te llamarán pronto a una reunión ministerial. Me parece que no hay mucha claridad por dónde seguir. ¿Me podrías contar cuál es la solución que estás pensando?
Por supuesto. ¡¡¡Hay que politizar el conflicto!!!
Antes de irse, me hizo un par de preguntas:
¿Conoces a este niño Ossandón, el que es alcalde? Me encantaría que lo invites a un almuerzo. Hoy lo escuché cuando le preguntaron por lo de la delincuencia. Me parece bastante lúcido. ¿Es socialista?
¡Ah! Y otro tema: el rector de la Universidad Católica ¿también se opuso al acuerdo?
Abuela. Por partes. No conozco a Manuel José Ossandón, pero trataré de invitarlo; es militante de RN y por tanto no es socialista.
Respecto al rector de la Católica y su posición: no lo sé con certeza, sólo escuché que renunció a su cargo de vice presidente del Consejo.
Al salir me dijo… Manuel José… ¡¡eso lo explica todo!!!
No entendí qué quiso decir. Me comí la última ciruela y tuve que salir corriendo.
Recordé, de mala forma, que ella las usa para regularizar la digestión.