Hoy he salido de mi hogar algo más tarde que lo habitual. El motivo fue simple. El desayuno.
Me encontraba leyendo el diario (no puedo dejar de acariciar las hojas de papel; las noticias no me suenan igual al leerlas en mi computador), cuando se apareció mi abuela.
Luego de los cariñosos saludos de rigor y de las quejas por el frío (que mientras no salga de la casa no es un problema para ella), y de lo contenta que está por haber comprado acciones de la Polar a $400, pasamos al tema del día: el movimiento estudiantil.
¿Qué te parece el movimiento de los estudiantes?
Abuela, lo hemos conversado varias veces; yo creo que la educación superior y también la educación en general tiene problemas en su diseño. No quise volver sobre el tema del gasto como porcentaje del PIB y todos los indicadores que nos señalan como un país ineficiente e inequitativo en materia educacional.
Pero dime: ¿estás por estatizar la educación?, ¿estás por eliminar el lucro?
Abuela, estoy por que el Estado “regule” la industria de la educación. No pareciera razonable seguir con un sistema tan poco regulado y generando un gasto al país cada vez mayor, sin que exista una garantía respecto a su calidad.
Quisiera un sistema de mejor calidad a un precio justo, con un Estado que apoye -de verdad- a los más necesitados. Un sistema que permita a los “desvalidos meritorios alcanzar lo más alto del saber humano”, como decía don Federico Santa María.
Abuela, ¿piensas que son aceptables rentabilidades enormes mientras la calidad de la educación impartida es de baja calidad?
Querido nieto: creo que estás equivocado. Existen organismos que regulan la calidad de la educación. ¿No has leído eso de “acreditado” por 5 años, por 6 años etc. etc.? Y, por otra parte, existe el crédito universitario, el con aval del estado, becas, aportes estatales y otras ayudas.
Abuela. El problema tiene muchas aristas. El Estado aporta a las Universidades llamadas tradicionales un porcentaje que está en torno al 20% de sus presupuestos. Por otra parte, los estudiantes terminan sus carreras con grandes deudas.
Mientras leía las noticias en su computador (ella no ha tenido problemas en abandonar el material impreso), me dijo: pero tú estarás de acuerdo conmigo que somos un país que está saliendo recién del sub desarrollo.
Sí abuela, y por eso mismo no es razonable que un porcentaje importante de lo que el Estado y los particulares gastan en una educación en promedio mediocre, termine en los bolsillos de particulares (empresas, instituciones bancarias, personas naturales) y que estos dineros -como porcentaje de lo invertido por el órgano educativo- transformen este negocio en uno de los más rentables disponibles en el mercado.
Para qué te voy a cansar contándote los problemas que enfrenta el sistema de educación media y básica (respecto a equidad y calidad).
Se comió unos merenguitos light que siempre tenemos disponibles para evitar los problemas del azúcar, y me preguntó: ¿qué opinas de la violencia y de la politización del movimiento estudiantil?, ¿viste lo que dijo Rodrigo Hinzpeter?, “me preocupa la politización del movimiento estudiantil”?
Yo estaba desprevenido… y contesté sin meditar demasiado. Abuela: creo que Hinzpeter tiene un punto en esto.
Noté de inmediato su molestia. Mira me dijo: lo mejor que le puede pasar al movimiento estudiantil es que se politice.
¿Te recuerdas por casualidad qué significa política?; ¿mantienes en alguna parte de tu memoria lo que es politizar?
No me dio tregua. Sus dedos habían digitado rápido en su computador: Wikipedia.
Lo que ocurre es que quienes gobiernan son herederos de quienes durante años nos dijeron que la política es mala y la desprecian. Dicen que politizar un movimiento es lo peor, tratan de asociar los actos de violencia con la política.
Respiró hondo y sentenció: estos señores (esa forma de referirse a alguien sólo la usa cuando está muy enojada), tienen su principal problema en que no son capaces de politizar ninguna acción de gobierno.
Se veía radiante. Enojada pero radiante.¡¡¡A politizar el movimiento estudiantil!!!
Descansó unos segundos y agregó:¡¡¡pero sin violencia!!!
Terminó su té de hoja bien cargado, y antes de despedirse me dijo: Hoy vendí mis acciones de la Polar, voy a comprar Vapores.
Me dejó solo. Dejó olvidada su caja con chocolates, (hoy no me regaló ninguno). Dejó su computador prendido y abierto en la definición de politizar; seguro lo hizo a propósito.
Por unos segundos pensé sacar un par de chocolates desde su querida cajita.
Luego recordé sus enseñanzas; me imaginé lo de la Polar y también eso de “respetar las reglas del juego”. Terminé comiendo 2 merenguitos (estos están disponibles sin restricción).
Por cierto, confieso que anoté en una servilleta el significado de “politizar”.
Partí más tarde y más contento a mi trabajo habitual.
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