El hecho que más de 400 mil personas hayan sido objeto de una operación de engaño se convirtió en un escándalo de grandes proporciones, ya que repercute no sólo en los directamente estafados. Los que tienen sus platas para jubilar en las administradoras de fondos de pensiones (AFP), también son víctimas de la trampa urdida a vista y paciencia de organismos públicos y privados.
Por mucho que se argumente que no estaban enterados, igual son responsables, ya que el mismísimo ministro de hacienda, dijo que hace 8 meses, se tenían indicios de las graves irregularidades.
Sin embargo fue el abogado Andrés Sepúlveda, un particular, quien presentó a dos superintendencias los documentos que revelaron el escándalo.
Las dos visiones del gobierno no dejan de sorprender. La del ministro de Economía, que lo calificó de “accidente”, es decir un caso fortuito, un acto involuntario en buen castellano. Y la ministra del Trabajo, que lo llamó fraude, robo. Incluso hizo una analogía: Es como si robaran un cajero automático. Claro, ministra que los ladrones de dispensadores de billetes van presos, cuando la policía los detiene. Aquí no. Y es muy improbable, aunque se compruebe el delito, que alguien vaya a la cárcel.
Si la memoria no me engaña, en el escándalo de Enron, Estados Unidos, el presidente de la compañía arriesgaba una pena de 45 años de prisión (murió en el proceso) y el director ejecutivo fue condenado a 24 años de cárcel.
Las repercusiones son difíciles de cuantificar a estas alturas, pero algunas señales son desalentadoras.
Incertidumbre entre los estafados y los clientes de la Polar.
Pérdidas en los fondos de pensiones.
Desconfianza en el retail y ola de rumores.
Caída en el valor de las acciones de la empresa investigada.
Grave cuestionamiento a los sistemas de control que manejan los privados y el estado.
En fin. La confianza y la credibilidad se ponen en jaque por la negligencia, desidia, complicidad o acción delincuencial.
Los empresarios honestos, también pagan un costo por la acción de los especuladores financieros.